La cat¨¢strofe
Luis Enrique est¨¢ sentenciado por mucho que el Bar?a (o sea, Messi) resucite una y otra vez
Hace unos d¨ªas, Gerard Piqu¨¦, defensa y portavoz del FC Barcelona, colm¨® de halagos a su t¨¦cnico. Y lo hizo as¨ª: ¡°Cuando Luis Enrique lleg¨® est¨¢bamos en la mierda absoluta¡±. Debe referirse Piqu¨¦ a la etapa del Tata Martino como t¨¦cnico azulgrana. Y lo que ¨¦l califica de ¡°mierda absoluta¡± vendr¨ªa a ser que el equipo perdiera el t¨ªtulo de Liga en la ¨²ltima jornada a manos del Atl¨¦tico, que cayera en los cuartos de la Champions ante el mismo rival y que el Madrid le dejara sin la Copa gracias a aquel memorable sprint protagonizado por Bale. Fue la reciente debacle sufrida por el Bar?a en la Liga de Campeones, donde fue apaleado por el PSG, la que provoc¨® que Piqu¨¦ se pusiera la toga de abogado defensor.
Ocurre que eran muchos los que aguardaban, cuchillo en mano, a que el t¨¦cnico azulgrana se diera de morros contra el suelo para, una vez all¨ª, despellejarle vivo. Hubo oportunidades, varias, a lo largo de la temporada. Pero la inmediatez de la competici¨®n imped¨ªa que se consumara el desollamiento, a lo que ayudaba sobremanera que el equipo (o sea, Messi) alzara el vuelo en medio del estruendo de los tambores de guerra. Pero la cat¨¢strofe de Par¨ªs puso en fila de a uno a la ristra de enemigos que ha ido acumulando Luis Enrique, la mayor¨ªa con domicilio en Barcelona.
Eran los mismos que durante meses gritaron a los cuatro vientos que el Madrid, aquella banda que se mantuvo invicta 40 partidos, no jugaba a nada y Zidane era un simp¨¢tico becario. Eran tiempos en los que, se dec¨ªa, el Bar?a deleitaba y el Madrid ganaba, un asunto balad¨ª, a ver si ahora vamos a dar importancia a los resultados cuando el f¨²tbol del equipo irradia tama?a belleza. Pero de repente descubrieron, ?ay va Dios!, que los problemas de juego los ten¨ªa el Bar?a, con lo que la propaganda dej¨® de ganarle la batalla a la verdad.
De golpe se hizo de noche all¨¢ en Par¨ªs. Y quienes buscan culpables cuando no llueve, y tambi¨¦n cuando llueve mucho, se pusieron a la tarea. Lo ten¨ªan f¨¢cil. ?C¨®mo culpar a aquellos chicos, ilusionistas del bal¨®n, ¨ªdolos de media humanidad ora por sus dotes futbol¨ªsticas ora por c¨®mo cantan y bailan en su cumplea?os feliz te deseamos todos? La culpa no es de ellos, por favor. ?Qui¨¦n dijo que el f¨²tbol es de los futbolistas? La culpa es del tipo ese que les dirige, ese que contesta mal a los periodistas, agrup¨¦monos todos, que se est¨¢ cargando las esencias del f¨²tbol azulgrana, que va a echar a perder al ¡°mejor equipo del mundo¡±, afirmaci¨®n esta que uno no entiende c¨®mo no ha sido incluida en la Constituci¨®n.
Pagar¨¢ su afrenta Luis Enrique, qu¨¦ duda cabe. La lapidaci¨®n no se detendr¨¢ por mucho que el equipo est¨¦ a un partido de ganar la Copa, se mantenga vivo (y mucho m¨¢s despu¨¦s de lo de ayer en el Calder¨®n) en la Liga y moribundo, que no muerto, en la Champions. Su destino est¨¢ escrito. No le ayudar¨¢n sus inexistentes dotes diplom¨¢ticas y seguir¨¢ asistiendo a las ruedas de prensa con la convicci¨®n de que el batall¨®n que tiene enfrente, am¨¦n de estar lleno de soplagaitas, ha decidido fusilarle.
Todo ello mientras los voceros del club, con el defensa-portavoz a la cabeza, acuden al mercado en busca de cuarto y mitad de conspiraciones y los directivos contratan abogados para que les saquen a ellos, que no al club, del banquillo de los acusados. Pero bastar¨¢ que el equipo (o sea, Messi) gane un partido para que los ap¨®stoles de la ¨²nica verdad futbol¨ªstica existente vuelvan a pregonar su evangelio, en el que apenas ser¨¢ un pie de p¨¢gina la trayectoria de Luis Enrique Mart¨ªnez, ese se?or tan antip¨¢tico que en el peor de los casos abandonar¨¢ el club con ocho t¨ªtulos ganados en tres temporadas.
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