Cae el basti¨®n masculino de Muirfield tres siglos despu¨¦s
El club de golf de Edimburgo, el m¨¢s antiguo del mundo y sede de 16 Open, admite por fin mujeres socias
Hace unos a?os, el presidente de un club de golf de Alabama proclamaba que all¨ª no se discriminaba a nadie. ¡°Solo a los negros¡±, aclar¨®. Pasaron d¨¦cadas hasta que, inevitablemente, el apartheid se rompi¨®. El club hizo socia a Condoleezza Rice a?os antes de que Augusta National, quiz¨¢s el club que simbolizaba todos los rasgos negativos asociados al golf, eligiera a la misma secretaria de Estado con George W. Bush, para romper sonoramente su pol¨ªtica tradicionalmente racista y sexista, no tanto su estatus como refugio de las elites de Wall Street y Washington. Hasta ayer mismo, lunes 13 de marzo de 2017, el ¨²nico consejo que recib¨ªa una mujer que quisiera ser socia de la Honorable Compa?¨ªa de Golfistas de Edimburgo era un sencillo ¡°c¨¢sate con un socio¡±. La soluci¨®n matrimonial, que no se sabe cu¨¢ntas mujeres golfistas adoptaron, ya no es la ¨²nica: desde hoy al mediod¨ªa, desde que los cerca de 600 socios del club escoc¨¦s, fundado en 1744, votaron sobre el asunto, el veto femenino ha ca¨ªdo. Las mujeres tendr¨¢n derechos por fin en el club en el que se fijaron las primeras reglas de golf y cuya sede es el mundialmente aclamado campo de Muirfield, Ahora, una mujer tendr¨¢ que ser millonaria o famosa o simb¨®lica o estar la primera en la lista de espera para acceder al club. El ¨²ltimo club ingl¨¦s que solo admit¨ªa hombres, Royal St George, en Sandwich, Kent, rompi¨® el veto en 2015 admitiendo entre sus miembros a la princesa Ana y a la gran golfista sueca Annika Sorenstam.
Fueron necesarias dos votaciones para conseguirlo. En la primera, celebrada en mayo pasado, los defensores del s¨ª a la mujer no lograron los dos tercios de s¨ªes necesarios. En la segunda, a¨²n 123 socios se opusieron a permitir que las mujeres gozaran de los mismos derechos que ellos. Son el n¨²cleo duro. Hombres que no se dejan influir ni por los cambios en la sociedad ni por la n¨ªtida amenaza de Royal and Ancient St. Andrews, el club que fija las normas del golf, que le advirti¨® de que si no admit¨ªa mujeres dejar¨ªa de acoger el Open, el gran torneo de golf. ¡°Pueden hacer lo que quieran, pero en los tiempos que corren no se puede jugar el mayor torneo de golf en un club que no admite mujeres¡±, hab¨ªa advertido Rory McIlroy, un norirland¨¦s ganador del Open de 2014 y uno de los mejores jugadores del mundo.
En Muirfield, un campo links dise?ado en 1891 por el viejo Tom Morris (ganador, en 1861, del segundo Open) se han disputado 16 Open entre 1892 y 2013. El impacto econ¨®mico del Open sobre la comarca se cifra en unos 100 millones de euros. St Andrews, el club de la catedral del golf, en las costas del mar del Norte, tambi¨¦n en Escocia, pudo forzar a Muirfield a aceptar mujeres porque solo hace tres a?os dio el paso ¨¦l mismo. Se abri¨® el club a las mujeres, pero estas no gozan de los mismos derechos a¨²n que los hombres, quienes no han permitido dividir los vestuarios y obligan a las socias a cambiarse en un edificio anejo al principal.
Despu¨¦s de la ca¨ªda de Muirfield, no muchos dan un penique por la capacidad de resistencia del Kasumigaseki Country Club, el club de golf que Tokio 2020 ha elegido para el torneo ol¨ªmpico. El Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) ya ha avisado al comit¨¦ organizador tokiota que si Kasumigaseki no cambia sus normas y admite mujeres deber¨¢n buscar otro campo para los Juegos.
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