El VAR tambi¨¦n es humano
En un deporte con un reglamento tan interpretativo, ni siquiera el laboratorio telesc¨®pico es infalible
En Par¨ªs funcion¨® el chivato televisivo arbitral y nadie objet¨® la victoria espa?ola, tan merecida en el campo de juego como legalizada por esos tribunales cat¨®dicos que quiere implantar la FIFA. Este sistema de vide¨®grafos con togas, por m¨¢s que desconcertara a los que se anticiparon a tirar confetis con el gol de Griezmann o se frustraron antes de tiempo con el anulado a Deulofeu, valid¨® a quienes defienden la pureza del f¨²tbol. A aquellos que sostienen que caben todos los errores posibles salvo los arbitrales, por lo que mejor relevar a los jueces por la tecnolog¨ªa. Pero en un deporte con un reglamento tan difuso e interpretativo, ni siquiera el laboratorio telesc¨®pico es infalible. El juicio final es asunto humano, como lo son quienes con sus c¨¢maras o realizaci¨®n aportan las pruebas.
¡°Los asistentes garantizan que se tome la decisi¨®n correcta al sancionar (o no) un penalti¡±. As¨ª explica la FIFA los beneficios supuestos del sistema. Pero no dice c¨®mo se ¡°garantizan¡± esas ¡°garant¨ªas¡±. ?Habr¨ªa unanimidad en un simposio de ¨¢rbitros en la jugada del penalti (o no) de Koscielny a Deulofeu? Aqu¨ª s¨ª se puede ¡°garantizar¡± que la respuesta ser¨ªa que no. Nada de concordia, ni en esa jugada, ni en otras miles similares que se dan con elevad¨ªsima frecuencia.
Otro de los cuatro supuestos que certifica la FIFA para la intervenci¨®n de los halcones son las tarjetas rojas. ¡°Tambi¨¦n colaboran para asegurarse de que un jugador reciba la sanci¨®n merecida en caso de dudas sobre la gravedad de una falta o una infracci¨®n¡±. ?Qui¨¦n ¡°asegura¡± que no hay ¡°dudas¡± sobre la aparente cornada condenatoria? ?Qui¨¦n avala con certidumbre absoluta que el corneado no ha fingido una muerte transitoria? ?Y si el plano televisivo no es el adecuado? Puede que la tele ayude, pero la normativa es tan deductiva que nada despejar¨ªa las vacilaciones de ¨¢rbitros e hinchas.
Resulta m¨¢s confortable que las c¨¢maras impidan expulsar al jugador equivocado ¡ªtercer punto para el uso del VAR¡ª. Y, sobre todo, que se certifique que el bal¨®n cruz¨® o no la raya de gol, suerte suprema del f¨²tbol, lo m¨¢s parecido a la cirug¨ªa arbitral del tenis. Ah¨ª no hay ex¨¦gesis que valga. Bienvenida sea toda alerta en la l¨ªnea de porter¨ªa.
?Y los fueras de juego? No est¨¢n mencionados en el cat¨¢logo de la FIFA, pero su ambiguo c¨®digo para el VAR establece: ¡°La funci¨®n de los asistentes de v¨ªdeo es ayudar al ¨¢rbitro a determinar si se ha producido alguna infracci¨®n que impida conceder el gol¡±. Por el camino de un gol cabe una cadena infinita de tropel¨ªas. ?Y si la falta, c¨®rner o saque de banda previos a la diana no fueron? ?Y si al tiempo que hay alguien en fuera de juego hay una catarata de agarrones? Demasiadas hip¨®tesis y dudas para que alg¨²n laboratorio ¡°garantice¡± y ¡°asegure¡± nada. Adem¨¢s, con auxilio rob¨®tico ya no cabr¨¢ la coartada del ¡°error humano¡±, pese a que siga siendo eso, un ¡°error humano¡± al glosar una imagen.
Tan subjetivo es el orden establecido y ser¨¢ el que se pretende establecer que la FIFA hasta se reserva el derecho de intervenir de oficio. Le ha ocurrido a Messi, al que las c¨¢maras pillaron un mon¨®logo de insultos a un linier. ?Alguien se imagina que con el par de d¨ªas que se han tomado los jueces de Messi hubiera un sanedr¨ªn judicial para escudri?ar en un circuito cerrado de televisi¨®n el n¨²mero de injurias que hay por segundo en cualquier partido?
Por mucho que en Par¨ªs se precisaran los fueras de juego o por mucho que la FIFA cazara a Messi, el soporte tecnol¨®gico podr¨¢ ayudar si se delimita a jugadas muy, pero muy concretas y en todos los casos, sin excepciones. Con o sin VAR, hay algo sin remedio: la esencia del f¨²tbol no se ve con rayos x.
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