Piqu¨¦, entre palcos y valores
El azulgrana no ha descubierto nada que no supi¨¦ramos, convertidos algunos de los lugares de honor de nuestros estadios en remedos de 'La escopeta nacional'
El martes la selecci¨®n espa?ola disput¨® un amistoso ante Francia. Era un partido de fuste, entre dos conjuntos de primer nivel. Gan¨® Espa?a y un chaval, Deulofeu, tuvo una actuaci¨®n capital. Hacia ¨¦l se dirigieron los focos tras el choque, protagonista como fue al provocar un penalti y marcar el segundo gol. Se detuvo ante la legi¨®n de periodistas que le esperaban, recibi¨® los parabienes de rigor y cont¨® sus sensaciones. Era su d¨ªa, su gran d¨ªa, el que llevaba esperando durante a?os de anonimato no deseado. De repente apareci¨® en escena Piqu¨¦. Y a alguien se le ocurri¨® preguntarle por el Madrid aunque no viniera a cuento. Y subi¨® el pan mientras Deulofeu, apartado de los focos, pon¨ªa rumbo al autob¨²s.
Es bien sabido lo que dijo el defensa-portavoz del FC Barcelona. Que aprecia mucho, much¨ªsimo, a los jugadores del Madrid pero que no le gustan los valores que transmite el club, ni las personalidades que hay en el palco, ni c¨®mo mueven desde all¨ª los hilos del pa¨ªs. Nada tiene este opinador que declarar respecto a lo que ocurre en el palco del Bernab¨¦u, las a?agazas que por all¨ª puedan tener lugar, si no es en presencia de su abogado. Sin embargo, sorprende que nadie informe a Piqu¨¦ de lo que ocurre en su casa. Hag¨¢moslo recordando lo que declaraba hace a?os Felix Millet, saqueador confeso del Palau de la M¨²sica, que hoy est¨¢ cantando todo a pulm¨®n ante el juez, detallando las comisiones que recib¨ªa el partido que por entonces gobernaba en Catalu?a: ¡°Hay unas 400 personas que nos encontramos en todas partes. Hay un n¨²cleo familiar, una misma empresa, que coincidimos en muchas cosas¡±. Esos 400 patriarcas de aquella Catalu?a, seg¨²n explicaba Millet en L¡¯Oasi Catal¨¢, coincid¨ªan en sitios como el propio Palau, el Liceo o, ?adivinan?, el palco del Camp Nou. Y como cuesta imaginar que en tan nobles lugares se limitaran a hablar de lo loco que est¨¢ el tiempo, pues habr¨¢ que deducir que en la zona m¨¢s noble del Camp Nou tambi¨¦n se mov¨ªan (y se mueven) los hilos. Un palco donde hasta hace poco tiempo era f¨¢cil encontrar a cualquier miembro de la prole de los Pujol, inocentes, por supuesto, hasta que se demuestre lo contrario. En fin, que Piqu¨¦ no ha descubierto nada que no supi¨¦ramos, convertidos algunos de nuestros m¨¢s lujosos palcos en un remedo de las cacer¨ªas que Berlanga nos cont¨® en La Escopeta Nacional.
Pero habl¨® tambi¨¦n de valores Piqu¨¦. No le gustan los que transmite el Madrid y es obvio que s¨ª los del Bar?a. Uno escucha hablar de los valores del Bar?a y se le vienen a la cabeza Kubala, Cruyff, Guardiola, La Masia, una manera de entender el f¨²tbol. Y Xavi e Iniesta. Y quiere uno espantar la tentaci¨®n de que lo que le venga a la cabeza sean, pongamos, Bartomeu o Rosell, es decir, el Bar?a condenado por la justicia porque as¨ª lo han querido estos se?ores, supuestos autores, seg¨²n el juez, de varios delitos de estafa y corrupci¨®n en el fichaje de Neymar. No, no quiere uno pensar que los valores del Bar?a tengan que ver con tama?o empocilgamiento.
Equivocado o no, Piqu¨¦ ha dicho lo que piensa y lo que le apetece decir. Nada que oponer. M¨¢s grave es que por esa senda se haya deslizado tambi¨¦n Jordi Cardoner, a la saz¨®n vicepresidente del Bar?a, que se supone habla en nombre de la instituci¨®n. ¡°La verdad no tiene que abrir conflictos. Piqu¨¦ no ha dicho ninguna mentira¡±, asegura Cardoner. Es este un individuo que hace apenas un a?o declaraba: ¡°Con Franco hab¨ªa un equipo favorecido que ganaba las Copas de Europa¡±. Uno est¨¢ convencido de que cuando Piqu¨¦ se siente en el lugar de honor que le corresponde en el palco del Camp Nou erradicar¨¢ ese tono ignorante, gemebundo, pla?idero, llor¨®n y quejica, tan alejado de los valores del Bar?a que con tanto ah¨ªnco defiende.
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