Nadie ayuda a las ni?as que atravesaron el techo del f¨²tbol
El AEM Lleida, equipo femenino campe¨®n en una liga de ni?os, est¨¢ dando la vuelta al mundo, pero no han conseguido sumar apoyos para seguir adelante
El AEM Lleida es una fiesta. Este humilde club de f¨²tbol catal¨¢n lleva d¨ªas instalado en una nube. Se auparon el s¨¢bado 1 de abril, cuando su equipo infantil se proclam¨® campe¨®n de liga. No es la primera vez que un equipo de los 33 que componen este club termina en cabeza. En esta ocasi¨®n, sin embargo, hay una particularidad: el equipo victorioso est¨¢ compuesto ¨ªntegramente por ni?as, mientras que el resto de sus rivales -derrotados- cuentan sus efectivos como ni?os.
Las jugadoras del AEM tienen 12 y 13 a?os. Su categor¨ªa, infantil, es la ¨²ltima en la que se permiten equipos mixtos. ¡°Aunque no hay demasiadas ni?as¡±, explica Sergio Gonz¨¢lez, presidente del AEM Lleida. ¡°A esta edad las diferencias de fuerza y velocidad empiezan a ser evidentes, as¨ª que las ni?as optan por buscar campeonatos infantiles exclusivamente femeninos. Y apenas hay¡±. En Lleida, por ejemplo, las ni?as de 12 y 13 a?os que quieran competir en torneos femeninos deben integrarse en equipos de campeonatos auton¨®micos. Es decir: tiempo, dinero y kil¨®metros. As¨ª que la mayor¨ªa abandona. Las pocas que se deciden a seguir en el campeonato local se unen a los equipos de la ciudad y figuran, casi siempre, con la etiqueta de la ¨²nica ni?a del equipo.
Hay una tercera v¨ªa, que fue la que los responsables del AEM Lleida decidieron encarar. ¡°En lugar de que las ni?as se perdiesen entre equipos auton¨®micos o el abandono, las unimos a todas en un equipo y las inscribimos en el campeonato local. Cuando tomamos aquella decisi¨®n los padres de las ni?as nos preguntaron que si est¨¢bamos locos. Un equipo de ni?as compitiendo contra ni?os. Y mira t¨², no est¨¢bamos locos¡±. Sergio sonr¨ªe.
Las guerreras del AEM, contra pron¨®stico, acaban de ganar la liga que no les correspond¨ªa. Y el revuelo est¨¢ siendo estupendo. En una cafeter¨ªa de barrio, a las afueras de Lleida, Sergio revisa el m¨®vil y enumera: ¡°Desde que el s¨¢bado nos proclamamos campeones, nos han llamado de televisiones, radios, peri¨®dicos¡ De Colombia, Argentina, M¨¦xico¡ La pr¨®xima semana viene el New York Times a hacernos un reportaje¡±, dice asombrado. ¡°Nos felicitan jugadores profesionales a trav¨¦s de las redes sociales y el Bar?a nos ha pedido los datos para enviarnos un regalo. Es una locura¡±.
El equipo disfruta en el epicentro de una tormenta tan inesperada como grata. Dice Andrea G¨®mez, la capitana del equipo, que ¡°hoy en el cole nos han hecho la ola. Y los profes nos felicitan. Tambi¨¦n por la calle. Es como ser famosa¡±. El equipo ha visitado el Ayuntamiento y la Diputaci¨®n. Y entre acto y acto, revisan portadas y telediarios donde se reparten entrevistas y declaraciones. El AEM es una fiesta.
¡°La ola bajar¨¢. Esto es importante tenerlo en cuenta¡±, dice Sergio, el presi. Tiene claro que esta burbuja de felicidad cuenta con fecha para explotar. ¡°Es un sue?o bonito y me alegro de que las ni?as lo est¨¦n disfrutando. Pero como sue?o, va a terminar¡±. Sabe de lo que habla Sergio, un hombre que, desde hace a?os, apuesta por el f¨²tbol femenino. Y apostar por el f¨²tbol femenino en Espa?a es como tirar el dinero por la ventana.
¡°La realidad es que aqu¨ª nadie cree en el f¨²tbol femenino. Nadie pone un duro. Sobre todo si hablamos de categor¨ªas inferiores¡±. Lo explica Sergio de pie en la peque?a oficina que el club tiene en sus instalaciones. Tras ¨¦l hay un panel en el que figuran los cuatro patrocinadores del AEM Lleida. Sergio se?ala: ¡°Este se fue a pique, este hace dos a?os que no pone dinero, este nos da ch¨¢ndales para los entrenadores, pero no equipaciones para las jugadoras y este soy yo, es mi propia empresa¡±.
¡°Aqu¨ª en Lleida hay empresas grandes que podr¨ªan poner 10.000 o 20.000 euros en f¨²tbol femenino, para que las ni?as puedas jugar y para ellos no supondr¨ªa nada. Pero no quieren. Ni te puedes imaginar a la cantidad de puertas que he llamado yo, pero cuando les explico que es un equipo femenino, ni un duro¡±.
El equipo que acaba de lograr el campeonato fue avalado para su inscripci¨®n por Sergio. Tambi¨¦n el c¨¦sped artificial sobre el que juegan proviene de un pr¨¦stamo que ¨¦l firm¨® personalmente. ¡°Aqu¨ª sale algo mal y a ver c¨®mo pago yo todo esto. Acabo en la c¨¢rcel¡±, dice riendo.
¡°Yo pensaba que este revuelo despertar¨ªa el inter¨¦s de alg¨²n patrocinador o alguna marca, pero nada. Cuando les explico que es un equipo femenino, ni un duro".
Lo cuenta todo en las instalaciones del club, a las afueras de Lleida. Dos campos de hierba artificial, una m¨ªnima grada, vestuarios y una oficina. Hay hasta un peque?o palco con butacas recuperadas de un cine y un equipo de sonido para la megafon¨ªa. Antes de los partidos, suena el himno del AEM. Todo levantado con el bolsillo y el empe?o de Sergio. ¡°Yo pensaba que este revuelo despertar¨ªa el inter¨¦s de alg¨²n patrocinador o alguna marca¡±. ¡°?Y nada?¡±. ¡°Nada¡±.
La cabeza de Sergio gira estos d¨ªas alrededor de c¨®mo sacar partido a la repentina visibilidad. Y nadie responde a sus reclamos. ¡°?De verdad a ninguna marca le atrae la historia de un equipo de ni?as que le gana a todos los equipos de ni?os?¡±, se pregunta mirando al campo vac¨ªo. El sol empieza a bajar y los primeros gritos y risas de ni?os llegan a las instalaciones para entrenar.
El techo por ser mujer
El f¨²tbol femenino pelea desde hace a?os por mejorar su situaci¨®n. Hace meses, el reci¨¦n creado Comit¨¦ de F¨²tbol Femenino de la AFE, logr¨® que todas las jugadoras de Primera Divisi¨®n tuvieran contrato. Esto no significa que puedan vivir del f¨²tbol. Apenas un pu?ado de ellas tiene un salario que le permita decir que el f¨²tbol es su profesi¨®n.
Fe Robles es la presidenta del Comit¨¦. Explica que est¨¢n trabajando en un convenio colectivo y un salario m¨ªnimo para las jugadoras. Unas m¨ªnimas garant¨ªas para que las ni?as vean un futuro, una salida, y no solo un techo contra el que inevitablemente se dirigen.
¡°Las cosas han mejorado, pero queda much¨ªsimo. La inversi¨®n por s¨ª misma no es suficiente. Tiene que repercutir en las condiciones de trabajo de las jugadoras¡±, explica Fe.
En la actualidad, y seg¨²n datos de la Real Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol (RFEF), existen unas 11.000 licencias federativas de mujeres. Pero s¨®lo un porcentaje m¨ªnimo son profesionales. Y, de ellas, un pu?ado pueden vivir del f¨²tbol.
Por eso, Andrea G¨®mez, la capitana y m¨¢xima goleadora del AEM, sue?a ya, con 13 a?os, con irse a Estados Unidos, el para¨ªso del f¨²tbol femenino. ¡°Quiero una beca e irme all¨ª a estudiar, para poder ser profesional¡±, dice. Y su mejor amiga, Sof¨ªa Milla, que juega de central, lo repite: ¡°mi sue?o es irme a Estados Unidos, con Andrea. Es que aqu¨ª es imposible¡¡±.
Andrea, Sof¨ªa y las dem¨¢s ni?as ganaron la liga de calle. Solo perdieron un partido y empataron otro. El resto, victorias. Alguna aplastante, como un 8-0. A falta de cuatro jornadas para el final del campeonato, le sacan 16 puntos al segundo. ¡°A los ni?os les da mucha rabia que les ganemos. Muchos acabaron llorando. Porque se creen que esto es solo para ellos¡±, dice Andrea. Sof¨ªa coincide. ¡°Cuando llegamos a un campo y ven que somos ni?as, se creen que lo tienen ganado. Despu¨¦s, cuando ven que no tocan la pelota, pues ya cambia¡±. Sof¨ªa r¨ªe. Con 13 a?os mide m¨¢s 1,70. Lo mismo que Andrea. Son altas, r¨¢pidas, pero, sobre todo, muy t¨¦cnicas y disciplinadas.
"Las ni?as no son conscientes de lo que han conseguido. Han roto barreras, tab¨²es. Han derribado un t¨®pico. Y, sobre todo, se han demostrado a ellas mismas que, si pelean, consiguen las cosas".
Dani Rodrigo es su entrenador. Sentado en el banquillo donde ha disfrutado de muchas victorias este a?o, explica que ¡°las ni?as, a esta edad, ya tienen menos fuerza que los ni?os, as¨ª que decidimos que nuestro camino ten¨ªa que ser la t¨¦cnica y la t¨¢ctica. Son muy disciplinadas y tienen mucha calidad. Mucha m¨¢s que la mayor¨ªa de ni?os de la competici¨®n¡±.
En alg¨²n partido, las campeonas del AEM recibieron insultos. Andrea recuerda que, en un encuentro que iban empatando, un ni?o -de 13 a?os- les dijo que se fueran a casa a fregar. ¡°Fue justo antes de que yo tirara una falta. Su madre, desde la grada, nos grit¨® guarras. Pero nosotras no decimos nada, no entra por un o¨ªdo y nos sale por otro. As¨ª que tir¨¦, marqu¨¦ gol y ganamos. As¨ª les respondemos nosotras¡±. Y Andrea vuelve a re¨ªr, burlona.
¡°Cuando llev¨¢bamos seis o siete partidos -explica Dani, el entrenador- nos dimos cuenta de que ten¨ªamos opciones de ganar la liga. Ellas se los creyeron, hicieron pi?a y no encontraron rival¡±. Y toca Dani una de las claves de esta historia. ¡°Para ellas, que el equipo sea solo de ni?as, es un plus. Se sienten m¨¢s c¨®modas, pueden hablar libremente en el vestuario, no tienen que esperar solas para ducharse las ¨²ltimas¡¡±.
Las campeonas se conjuraron y barrieron a todos sus rivales hasta la victoria definitiva. Fue la semana pasada. A falta de pocos minutos iban empatando y Alba Ca?o, la mediocentro, tir¨® una falta que col¨® en forma de liga. ¡°Es una de las mayores satisfacciones que he tenido como presidente de este club¡±, dice Sergio rememorando el partido. ¡°Se lo merecen. Tienen que disfrutarlo ahora¡±.
Su victoria trasciende lo deportivo. Es un grito desde el f¨²tbol para la sociedad. Una reclamaci¨®n basada en un ¨¦xito sin dobleces. ¡°Cuando acab¨® el partido en el que ganamos la liga, les dije que todav¨ªa no eran conscientes de lo que hab¨ªan conseguido. Han roto barreras, tab¨²es. Han derribado un t¨®pico. Y, sobre todo, se han demostrado a ellas mismas que, si pelean, consiguen las cosas¡±. De fondo, mientras Dani concluye la conversaci¨®n, Andrea, Sof¨ªa y las dem¨¢s ni?as comienzan el entrenamiento. Se han acercado periodistas a verlas. A ver a las campeonas.
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