El M¨®naco supera a un Borussia de Dortmund prisionero del estupor
Mbapp¨¦ vuelve a descollar con dos goles en un partido en el que los alemanes estuvieron lejos de su mejor versi¨®n en un ambiente m¨¢s alica¨ªdo de lo acostumbrado
Son profesionales bien remunerados, tienen una elevada cualificaci¨®n y una capacidad m¨¢s que probada para sobreponerse y ofrecer rendimiento en los ambientes m¨¢s adversos, pero todo lo que ha rodeado al Borussia Dortmund en las ¨²ltimas horas excede a cualquier tipo de adiestramiento. Ni 24 horas despu¨¦s de ser v¨ªctimas de un atentado terrorista, con el sonido de las explosiones en los t¨ªmpanos y el horror en la retina, seguramente con el sue?o, el descanso y la concentraci¨®n baqueteados por toda esa sinraz¨®n y con un compa?ero herido, el equipo alem¨¢n se vio abocado a jugar un partido de f¨²tbol, no uno cualquiera adem¨¢s. Seguramente as¨ª debe ser y la inercia de la rutina debe imponerse al miedo como primer paso para derrotarlo, pero ni siquiera el teut¨®n Borussia Dortmund est¨¢ integrado por mecanos sino por j¨®venes que adem¨¢s practican un f¨²tbol pleno de sentimiento que convierte casi cada partido en una experiencia que rezuma entusiasmo. Nada de eso ocurri¨® durante la primera parte ante el M¨®naco y lo pag¨®. Fragil, ins¨ªpido, sin la pegada que le caracteriza, abandonado adem¨¢s por la fortuna y v¨ªctima de los errores arbitrales, el Dortmund se aboca a una remontada en feudo visitante tras caer en el suyo, tantas veces inaccesible, por m¨¢s que en la segunda parte recobrase bastantes de sus se?as de identidad.
La desdicha alemana no puede ocultar la nueva demostraci¨®n del M¨®naco, el indiscutible tapado de la competici¨®n, un equipo magn¨ªfico que supo sobreponerse a ausencias que hubieran sepultado a cualquier equipo. Sin Bakayoko, un mediocentro de enorme peso, y sin Sidib¨¦ y Mendy, sus dos laterales titulares, dos pu?ales, el M¨®naco volvi¨® a alertar sobre sus condiciones. Gan¨® sin apenas sufrir, sin precisar el manejo de la pelota para dominar el partido. Lo llev¨® a su terreno sobre el c¨¦sped y en el marcador en la primera media hora y luego gestion¨® la ventaja. Todo suced¨ªa en un estadio con una atm¨®sfera extra?a, m¨¢s aletargado que de costumbre, en el que la singular coreograf¨ªa de la S¨¹dtrib¨¹ne semejaba m¨¢s mec¨¢nica que febril. No solo los futbolistas sufrieron un revolc¨®n el pasado martes por la tarde.
El Borussia sali¨® al campo a llevar a cabo su plan, pero le faltaron dos o tres marchas con bal¨®n, estuvo premioso con ¨¦l y con un punto perezoso en alguna transici¨®n entre ataque y defensa que le penaliz¨®. El M¨®naco necesit¨® poco para desnudarle, apenas un bal¨®n del lateral Tour¨¦ a la espalda de Sokratis, un diesel ante el turbo de Mbapp¨¦. Cometi¨® penalti el griego, torpe para poner la mano sobre el torso de la promesa gala y ayudar al ¨¢rbitro a tomar una decisi¨®n. Lo fall¨® Fabinho, pero la acci¨®n desat¨® al M¨®naco, que en el cuarto de hora siguiente marc¨® dos goles y decidi¨® el partido, el primero en flagrante fuera en juego de Mbapp¨¦, que pese a tratar de apartarse para no golpear la pelota, la empuj¨® con el muslo a la red; el segundo tras remate en propia meta de Bender, el sustituto de Bartra en el once.
Todo lo que pod¨ªa salir mal le sali¨® peor al equipo que prepara Tuchel, pero encontr¨® un reactivo en el descanso. Es probable que las consignas del estratega alem¨¢n se dirigieran a lo afectivo, pero tambi¨¦n toco dos piezas. Entr¨® Sahin para apoyar a Weigl en la arquitectura del equipo y Pulisic ingres¨® para exigir a Raggi, un central que operaba de postizo lateral. El equipo se enfebreci¨®, entr¨® en el partido y abri¨® la puerta a la grada. El centrocampista exmadridista dio claridad a las acciones, fabric¨® el gol que acort¨® distancias con m¨¢s de media hora por jugar, un tanto tras una bella sinfon¨ªa coral en la que Aubameyang desarm¨® a la zaga monegasca con una espuela.
Ocurre que el M¨®naco es menos cuanto m¨¢s cerca juega de su porter¨ªa. Sufri¨® por eso y porque su rival encontr¨® la velocidad en el manejo y el desmarque de sus delanteros. El mismo equipo que en toda la primera parte gener¨® cuatro ocasiones de gol logr¨® generar cinco en el primer cuarto de hora de la reanudaci¨®n. A esa altura ya parec¨ªa claro que el partido se le iba a hacer largo al M¨®naco. Perdi¨® el hilo respecto a Mbapp¨¦. Supo sufrir y no necesit¨® encontrarlo para casi sentenciar la eliminatoria. Se lo entreg¨® de nuevo el Borussia en una mala entrega en la ¨²ltima l¨ªnea entre Piszczek y Sokratis. Mbapp¨¦ se interpuso y volvi¨® a hacer una calcoman¨ªa de Thierry Henry en la definici¨®n. Indomables, volvieron a descontar al final los alemanes por mediaci¨®n del nip¨®n Kagawa. Nadie deber¨ªa atreverse a dar por zanjada la eliminatoria.
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