En jaque bajo el horror nazi
La pel¨ªcula 'El jugador de ajedrez' (Luis Oliveros, estreno el 5 de mayo), es una historia muy veros¨ªmil
El ajedrez encaja mal con la extrema brutalidad de los nazis, pero muy bien con un militar de alta graduaci¨®n que cree pertenecer a una raza superior y poseer una inteligencia muy elevada. Por otro lado, es tan apasionante que permite evadirse de la realidad y soportar las mayores miserias humanas. Todo ello se refleja en la estupenda pel¨ªcula El jugador de ajedrez, que se estrenar¨¢ en los cines espa?oles el 5 de mayo.
No sorprende que haya decenas de pel¨ªculas sobre ajedrez, porque sus quince siglos de historia con multitud de personajes fascinantes, sus intrigantes conexiones con la pol¨ªtica, la ciencia, el arte y la inteligencia, y su halo de misterio constituyen una mina de inspiraci¨®n para un guionista (el libro El Ajedrez en la pantalla, de Guillermo Batlle, Universidad de Barcelona, 2009 es una buena recopilaci¨®n). Algunas son espantosamente malas, y adem¨¢s tratan al rey de los juegos con frivolidad y ausencia total de rigor. Hay varias muy buenas, como La diagonale du fou, Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa de 1985, o En busca de Bobby Fischer (1993), que glosa muy bien los gozos y las sombras de los torneos escolares.
El jugador de ajedrez (que nada tiene que ver con el filme del mismo t¨ªtulo que protagoniz¨® Bruno Ganz en 1978) pertenece al grupo de las muy recomendables. Adem¨¢s, el aficionado la disfrutar¨¢ sin sufrir verg¨¹enza ajena porque el director, Luis Oliveros, y su equipo han buscado un asesoramiento minucioso de ajedrecistas como el gran maestro espa?ol David Ant¨®n y su entrenador, David Mart¨ªnez, entre otros. Y no s¨®lo se han preocupado de que la casilla inferior derecha sea blanca, o de que las combinaciones de jugadas pertenezcan a partidas reales o tengan pleno sentido l¨®gico, sino que han hilado muy fino; por ejemplo, el protagonista principal, Diego, muy bien interpretado por Marc Clotet, eleva el codo cuando mueve una pieza, y la desliza por el tablero como un ajedrecista de verdad. S¨®lo se han permitido una peque?a licencia comercial, posible en la realidad pero muy improbable: Diego anuncia a su rival un mate en seis en la partida decisiva del Campeonato de Espa?a de 1934.
La verosimilitud de los aspectos t¨¦cnicos del ajedrez ayuda a que el espectador considere muy cre¨ªble el meollo de la historia, que es lo m¨¢s interesante. Tras emigrar a la Francia ocupada con su esposa e hija, Diego es injustamente encarcelado en una prisi¨®n nazi de la que casi nadie sale vivo, y all¨ª conoce a un comunista rom¨¢ntico (Pablo), a un sargento despiadado y sanguinario (Kaufmann) y a un coronel refinado (Maier) con ciertos visos de humanidad a quien le une la pasi¨®n por el ajedrez.
Como bien dice Julio Castedo, autor de la novela del mismo t¨ªtulo (reeditada este a?o por Planeta) y del gui¨®n de la pel¨ªcula, ¡°la inteligencia sobrevive en un medio hostil¡±. ?l se inspir¨® en uno de los pasajes m¨¢s oscuros de la turbulenta vida del campe¨®n del mundo Alex¨¢nder Aliojin (m¨¢s conocido como Alekhine), glosada en esta secci¨®n la semana pasada al hilo de la novela Teor¨ªa de las sombras, de Paolo Maurensig. Aliojin tambi¨¦n tuvo que jugar al ajedrez con altos cargos nazis, y escribi¨® un par de art¨ªculos antisemitas, sin que se pueda determinar con claridad hasta qu¨¦ punto fue obligado a ello.
La conexi¨®n del nazismo con ajedrecistas de post¨ªn da para un libro de muchas p¨¢ginas, en el que Aliojin ser¨ªa s¨®lo uno de los cap¨ªtulos de mayor peso. Otro, bien denso, ya est¨¢ escrito por los argentinos Sergio Negri y Enrique Argui?¨¢riz, y publicado por el Senado de la Naci¨®n Argentina. Es un Inventario del horror, y relata los dramas y tragedias de muchos ajedrecistas jud¨ªos que salvaron su vida porque fueron seleccionados para disputar la Olimpiada de Ajedrez de 1939 en Buenos Aires, o fueron torturados, encarcelados, ejecutados o muertos en combate porque no pudieron jugar ese torneo. El caso del entra?able Miguel Najdorf, tambi¨¦n glosado aqu¨ª no hace mucho, es el m¨¢s llamativo, pero hay muchos m¨¢s.
Como no es mi intenci¨®n destripar -insisto en que luchemos contra el anglicismo innecesario ¡°hacer un spoiler¡±- una pel¨ªcula tan interesante, s¨®lo subrayar¨¦ un aspecto m¨¢s, que ya trat¨® Stefan Zweig en su obra maestra Novela de ajedrez, cuyo protagonista aguanta torturas reiteradas: el ajedrez es tan cautivador, y supone un desaf¨ªo mental tan absorbente que te puedes agarrar a ¨¦l con la desesperaci¨®n de un n¨¢ufrago a la deriva para librarte de las peores tormentas. A m¨ª tambi¨¦n me salv¨® hace muchos a?os, no de la muerte como a Diego en El jugador de ajedrez, pero s¨ª de la depresi¨®n y de otros padecimientos muy desagradables, cuyos detalles quiz¨¢ cuente alg¨²n d¨ªa, cuando escriba mis memorias. De momento, es de justicia resaltar que El jugador de ajedrez es una pel¨ªcula muy recomendable, hecha con rigor, que te hace pensar en diversos asuntos de profunda enjundia, como la bondad, el amor, la amistad, la barbarie que anida en nuestras mentes y a veces nos domina, la mezquindad, el ego¨ªsmo¡ y la grandeza del ajedrez.
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