P¨¢gina 99
El Atl¨¦tico suspira por la Champions, y no le importa las veces que haya que perderla, precisamente, contra el Madrid; no se desalienta.
El Madrid siempre est¨¢ en los caminos, a la b¨²squeda de un bot¨ªn que todav¨ªa no pertenece a nadie, como un personaje mezcla de asaltador de diligencias, ligeramente malhablado, y del Jay Gatsby que hab¨ªa venido de tan lejos para realizar un sue?o que no pod¨ªa fracasar en su intento por conseguirlo. Antes o despu¨¦s, el club blanco sale a tu paso. Su leyenda le precede, en tal medida que la leyenda te intercepta en el camino incluso antes que el propio equipo. Es algo que revolotea sobre uno. Eso que todos necesitamos para generar la ficci¨®n de que estamos tranquilos, y que puede ser un caf¨¦, una puerta cerrada con llave, un cigarro o una cama vac¨ªa, en el caso del Madrid es la Champions.
La proliferaci¨®n de enfrentamientos europeos entre Atl¨¦tico y Madrid, siempre con igual desenlace, provocan la sensaci¨®n de estar viviendo el mismo d¨ªa. No s¨®lo se reitera el fondo, tambi¨¦n la forma resulta a menudo equivalente. Hablamos de partidos tan desesperados que solo una agon¨ªa los decide durante un lance postrero. Ganas dan de evitarnos los tr¨¢mites durante los que no pasa nada, salvo la vida y sus tics, y viajar directamente al instante decisivo, con el partido a punto de morir. Ya Ford Madox Ford recomendaba saltarse los comienzos de los libros e ir a la p¨¢gina 99 para saber si merec¨ªa o no la pena leerlos. Ten¨ªa la teor¨ªa de que justo ah¨ª, en esa p¨¢gina lejana, la calidad de la obra te ser¨ªa revelada.
No puede decirse que el Atl¨¦tico est¨¦ sorprendido por que el Madrid vaya a ser un a?o m¨¢s el escollo en su camino hacia la conquista de la Champions. Se ve¨ªa venir, como todos los presagios. Ciertamente, el equipo de Simeone no posee una leyenda ni parecida a la del Real Madrid, que en todo tiempo y lugar obedece la orden de ganar, como si su objetivo para una vida, para una ¨¦poca, para un a?o, para un mes, para una semana o para un minuto siempre fuese ese torneo. Lo bueno de este Atl¨¦tico, sin embargo, es que desobedece, y en los ¨²ltimos a?os ha estado meti¨¦ndose donde no lo llamaban, igual que las personas que tocan el timbre de tu puerta continuamente, sin bajar los brazos, hasta que al final te hacen perder los nervios y gritar ¡°Que no hay nadie, co?o¡±.
El Atl¨¦tico suspira por la Champions, y no le importa las veces que haya que perderla, precisamente, contra el Madrid. No se desalienta. A veces han de sucederte cosas espantosas para saber de qu¨¦ madera est¨¢s hecho. Los rojiblancos tienen una obsesi¨®n y la cultivan con total desprecio por el coste. Una vez vi alguien as¨ª en una novela de Robert Stone en la que aparec¨ªa un tipo llamado Mike Woo, un periodista chino dispuesto a llevar su comunismo hasta donde fuese con el prop¨®sito de verlo triunfar. En tal medida, que en una ocasi¨®n intent¨® exponer la teor¨ªa de la plusval¨ªa en la p¨¢gina del hor¨®scopo, escribiendo: ¡°No tengas miedo a pedir un aumento de sueldo, sagitario. ?Tu jefe siempre paga por debajo del valor real de tu trabajo!¡±.
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