Los pecados de Simeone
Al argentino se le critica por no ganar la Champions y por caer goleado ante el Madrid, un rival cuyos futbolistas del banquillo ser¨ªan todos, con la excepci¨®n del portero, titulares en el Atl¨¦tico
M¨¢s de 40.000 creyentes se quedaron en sus butacas del Calder¨®n, una vez finalizado el partido entre el Atl¨¦tico y el Eibar, con el prop¨®sito de ovacionar a sus jugadores, que se vieron obligados a regresar al c¨¦sped desde el vestuario para recoger tal muestra de cari?o. Aplausos, gritos, alborozo y hasta alguna l¨¢grima recorrieron las gradas del estadio, que en breve ser¨¢ pasto de la piqueta. Acababa de vencer el Atl¨¦tico a su rival con m¨¢s voluntad que acierto, certificando su pr¨®xima participaci¨®n en la madre de todos los torneos, la Liga de Campeones, por quinta vez consecutiva. Pero no fue esa m¨ªnima victoria ante el Eibar la que empuj¨® a los aficionados a escenificar as¨ª su apoyo a la plantilla. El motivo de tanto ¨¢nimo hay que buscarlo en lo que se avecina, en esa remontada de aspecto imposible que el Atl¨¦tico buscar¨¢ ante el Madrid llevando a hombros la cruz de un (casi) mortal 3-0 en contra. En los ¨²ltimos d¨ªas se han multiplicado los mensajes, dentro y fuera del club, que apelan a los sentimientos como supuesta arma infalible. Mensajes, la mayor¨ªa, escritos en modo ardor guerrero, l¨¦ase ¡°a morir, los m¨ªos mueren¡± o ¡°combato y me levanto¡±. El propio Simeone ha asumido un papel motivador, como es l¨®gico: ¡°El partido contra el Madrid ser¨¢ imposible para muchos, para nosotros, no¡±.
Sin embargo, nada m¨¢s terminar el apaleamiento del Bernab¨¦u no exist¨ªa tan un¨¢nime fe. Y se multiplicaron las voces que despreciaban el m¨ªsero juego del Atl¨¦tico en general y el planteamiento de Simeone en particular. Se habl¨®, y mucho, del en¨¦simo fracaso del t¨¦cnico ante el Madrid, en un ejercicio de desmemoria estomagante. Perder contra el Madrid no es una costumbre del Atl¨¦tico de Simeone, pero s¨ª del Atl¨¦tico anterior a Simeone, que se pas¨® 14 a?os sin ganar a su gran rival. Simeone comete pecados, claro. Pero en la noche de cuchillos largos que fue la del Bernab¨¦u, sus errores caben en un papel de fumar. Aline¨® al equipo m¨¢s titular¨ªsimo que pod¨ªa; mir¨® al banquillo en busca de alguna soluci¨®n y, lejos de echarse a llorar como hubiera hecho cualquier mortal, intent¨® revertir la situaci¨®n, con nulo ¨¦xito. Simeone es el ¨²nico entrenador que en las ¨²ltimas seis temporadas ha frenado la insoportable dictadura del Bar?a o el Madrid en la Liga o en la Copa, birl¨¢ndoles dos de los 12 trofeos en liza. El ¨²nico, leen bien.
La noche del Atl¨¦tico en Chamart¨ªn fue negra, muy negra. Tan negra como el color de su camiseta, que no fue la rojiblanca habitual porque alg¨²n majadero de la UEFA pens¨® que los colores de uno y otro equipo se pod¨ªan confundir, total, solo han pasado 110 a?os sin confusi¨®n. Apelan a la ¨¦pica el Atl¨¦tico y su afici¨®n, alg¨²n malvado dir¨¢ que a la manera de aquello que tanta chufla suele provocar y que se ha dado en llamar "el esp¨ªritu de Juanito", y lo hacen arrastrados por el entrenador que m¨¢s lejos ha llevado al club en su larga historia. Un entrenador que ve c¨®mo no le dan los jugadores que pide, que no puede reforzar la plantilla en invierno porque el club est¨¢ castigado, que asiste al bautizo del nuevo estadio con un nombre de chiste, que contempla el cambio de dise?o del escudo porque alg¨²n iluminado con asiento en el palco as¨ª lo ha querido, un palco, por cierto, donde se negocian (s¨ª, all¨ª tambi¨¦n) corruptelas varias. Y a ese entrenador se le critica por no ganar la Champions, como si de una obligaci¨®n se tratara, y por caer goleado ante el Madrid, un rival cuyos futbolistas que aquel d¨ªa de autos estaban en el banquillo ser¨ªan todos, con la ¨²nica excepci¨®n del portero, titulares en el Atl¨¦tico. A Simeone, ante el partido de vuelta, solo le queda apelar al orgullo de una plantilla que le sigue como si fuera el mes¨ªas o hacer como el se?or delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jos¨¦ Juli¨¢n Gregorio, que preguntado por la soluci¨®n ante la pertinaz sequ¨ªa que nos inunda respondi¨®: ¡°Recemos todos para que llueva¡±.
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