Benzema e Higua¨ªn: Cazar con gato
Aquellos dos delanteros de corte minino, seg¨²n Mourinho, se han convertido en las puntas de lanza de los actuales finalistas de la Champions
Fueron a?os locos, confusos. El madridismo se revolv¨ªa inc¨®modo ante la incapacidad manifiesta de combatir aquella plaga mediterr¨¢nea de tenaces messiniestas que escond¨ªan la pelota por vicio y cerraban todas las puertas con llave. Los m¨¢s optimistas fiaban su fortuna al p¨¦ndulo invisible que marca los ciclos en el mundo del f¨²tbol mientras que los agoreros, siempre en silencio y al calor de una confortable intimidad, sopesaban los pros y contras de reconocer, sin pa?os calientes, la realidad del holocausto. As¨ª fue, y no de otra manera, como se forj¨® la llegada de Jos¨¦ Mourinho al Real Madrid, autorizado por un deslumbrante palmar¨¦s e investido con los poderes que otorgan las medidas desesperadas.
Pese a cierta impresi¨®n, tan extendida como impostora, de que el t¨¦cnico portugu¨¦s puso fin a la hegemon¨ªa blaugrana e instaur¨® un nuevo tiempo, lo cierto es que el anta?o noble y b¨¦lico adalid termin¨® convertido en un cadete perverso, una especie de adolescente consentido que siempre encontraba justificaci¨®n para no reconocer sus errores. El club entero se esculpi¨® a imagen y semejanza de aquel profeta furioso que un d¨ªa se quejaba de los calendarios, al siguiente denunciaba un contubernio internacional urdido por Unicef y en medio ajusticiaba a un par de soldados propios. En cierta ocasi¨®n, empe?ado en desviar la responsabilidad de los malos resultados hacia los despachos del Bernab¨¦u, solt¨® aquella frase gloriosa que, por justicia, ya forma parte de la historia universal del LOL: ¡°A principio de temporada dije que ser¨ªa una temporada dif¨ªcil con solo Benzema e Higua¨ªn. Si no tienes perro para ir a cazar y tienes gato, pues vas con el gato¡ Solo no puedes ir¡±.
Cierto es que han pasado varios a?os y muchas cosas han cambiado desde entonces, incluida la fisonom¨ªa de un Gonzalo Higua¨ªn que ahora luce robusto y sonrosado, el sue?o confeso de cualquier abuela de aldea. No quisiera insinuar ning¨²n tipo de justicia o maldici¨®n pero lo cierto es que mientras Mourinho acumula varios tropiezos consecutivos, rodeado al gusto de tanquetas de guerra como Diego Costa o Zlatan Ibrahimovic, aquellos dos delanteros de corte minino se han convertido en las puntas de lanza de los actuales finalistas de la Liga de Campeones. En el caso concreto de Karim Benzema, su insolente calidad lleva imponi¨¦ndose a los an¨¢lisis m¨¢s cortoplacistas desde hace demasiado tiempo, y espero que entiendan el uso del pronombre indefinido como el grito desesperado de un envidioso aficionado rival.
De la mano de Ancelotti y ahora con Zidane, el franc¨¦s se ha destapado como el delantero ideal para cualquier equipo que otorgue al bal¨®n la importancia que se merece. Son muchos los que opinan que Benzema no es un nueve al uso y, en parte, podr¨ªa darles la raz¨®n. Adem¨¢s del oficio de atacante, Karim domina tambi¨¦n las artes del mediocampo y la cal, cultiva la prosa y el verso, asalta bancos a cara descubierta, pesca con mosca y es capaz de besar a las hijas del sheriff en cada una de las pel¨ªculas que protagoniza. Su heterodoxia desnuda cualquier debate pervertido por el uso de est¨²pidas aplicaciones tecnol¨®gicas y un lenguaje incomprensible. Su despliegue, siempre majestuoso, se empe?a en remitirnos a las ¨²nicas verdades demostrables que un servidor conoce sobre el negocio y la vida misma: el f¨²tbol pertenece a los buenos futbolistas, y la nueva civilizaci¨®n a los gatos.
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