La fe de Benzema, la cruz de Keylor
La cara de m¨¢rmol hay que tener para intentar, siquiera intentar, lo que intent¨® este individuo. De Benzema hablamos, por supuesto. Mucha jeta hay que gastar para recibir aquel bal¨®n y avanzar con ¨¦l por el alambre mientras tres t¨ªos te gritan al o¨ªdo que por ah¨ª no pasas, aunque apenas hagan nada por evitarlo. Total, salir de all¨ª parec¨ªa prohibido, al menos para cualquier mortal que no conozca las reglas del escapismo. Pero ocurre que en aquello del arte de desaparecer, de hacerse invisible, de pasar inadvertido o enviar por delante a la propia sombra a modo de se?uelo, no hay jugador en el planeta comparable a Benzema. La jugada, que acab¨® en el gol de Isco y que pasar¨¢ a la historia como uno de esos imposibles que todav¨ªa es capaz de regalarnos el f¨²tbol, sirvi¨® para que el Madrid enterrara cualquier esperanza del Atl¨¦tico de llegar a la final de la Champions, lo que so?¨® durante cuarenta minutos empujado por m¨¢s de 50.000 creyentes, que confiaban en la proeza pero a quienes Benzema oblig¨® a confiar en los milagros, asunto de mayor enjundia para el que se requiere una fe rayana en la inconsciencia.
Benzema toc¨® el cielo all¨¢ en la l¨ªnea de fondo y apag¨® el fuego del Calder¨®n. Se supone, tambi¨¦n, que apag¨® el eterno debate que le ha ido acompa?ando desde que aterriz¨® en Chamart¨ªn. O no. Sabemos que juega, porque as¨ª nos lo dicen, por orden de la autoridad, siendo como es el ojito derecho del presidente, mientras Cristiano es el izquierdo y Bale es el¡ Nos cuentan que sus m¨¦ritos no son futbol¨ªsticos, que Zidane, ese hombre obediente que entiende este juego de forma rudimentaria, conf¨ªa ciegamente en ¨¦l por una mera cuesti¨®n de paisanaje, mientras maltrata a Morata, que es quien deber¨ªa ocupar su puesto si hubiera justicia. Y que conste que ese magn¨ªfico jugador que es Morata no tiene culpa alguna de que parte del respetable empine el codo.
Deber¨ªa estar feliz el madridismo. Pero aqu¨ª viene de perlas aquel cartel que figura en diversos establecimientos: ¡°Hoy es un gran d¨ªa, ver¨¢s c¨®mo viene alguien y lo jode¡±. En los peores momentos del equipo en el Manzanares, que los tuvo, emergi¨® la figura de Keylor Navas, un portero al que no rodea demasiada p¨²rpura pero que es de esos que de cuando en cuando ganan partidos. Esa actuaci¨®n, unida a otras anteriores o a la de ayer ante el Sevilla, deber¨ªa servirle para vivir en paz, y m¨¢s teniendo en cuenta que tiene contrato en vigor con el Madrid. Pues va a ser que no. Seg¨²n los que de esto saben, que son muchos, Florentino P¨¦rez tiene todav¨ªa clavada la espina de De Gea, al que el Madrid no pudo fichar hace dos veranos porque se le par¨® el reloj minutos antes de las doce, cuando acababa el plazo para su contrataci¨®n. Era el Madrid por entonces una juerga continua y aquello doli¨® al presidente, que sin embargo dio orden de vocear que los del Manchester United eran unos zoquetes. Conclusi¨®n: todo parece indicar que, esta vez s¨ª, De Gea ser¨¢ el portero del Madrid y Keylor se largar¨¢ con viento fresco.
Se ir¨¢ Keylor, est¨¦n seguros, con la cruz a cuestas, y de eso, como a aquel otro de hace siglos, no le salva ni su ¨ªntima relaci¨®n con las alturas. Y el Madrid se gastar¨¢ unos buenos cuartos en lo que no necesita: un buen portero. Pero as¨ª es este club, que despedir¨¢ la temporada con dos t¨ªtulos, o con uno, o con ninguno, y que lleva tiempo haciendo feliz a muchos de los suyos, pero no a todos, porque siempre habr¨¢ quienes opinen que la jugada de Benzema hubiera sido poca cosa si Isco no marca el gol.
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