El Celta llama al orgullo
Berizzo y sus futbolistas se activan recordando las cr¨ªticas por el aplazamiento del partido en febrero
El regreso de Manchester, tras caer en la Europa League el pasado jueves, fue duro, nocturno, pero insomne y con los ojos vidriosos, con un partido en perspectiva apenas sesenta horas despu¨¦s en Vitoria. Otro viaje. Al Celta le pesa la temporada. Contra el Real Madrid jugar¨¢ su partido n¨²mero 59. ¡°Es un cansancio f¨ªsico, una destensi¨®n, pero tambi¨¦n tiene que ver con lo mental. Debemos volver a aplicar el nervio para volver a sentirnos fuertes¡±, diagnostica el entrenador Eduardo Berizzo. Contra el Alav¨¦s, el pasado domingo, el equipo se dej¨® ir y al descanso ya hab¨ªa encajado tres goles. Entonces el t¨¦cnico llam¨® a Iago Aspas, que no entiende de desconexiones, un futbolero que querr¨ªa ganar hasta en una pachanga en el pasillo de su casa. Marc¨® su decimoctavo gol en el campeonato, dio cuatro gritos y antes de pasar por la ducha envi¨® un recado a sus compa?eros: ¡°No podemos permitirnos ni esa desidia ni esa desgana, tirar partidos aunque no nos juguemos nada. Tenemos orgullo y defendemos una camiseta¡±.
El Celta recibe al Real Madrid, que necesita empatar para al menos depender de si mismo en la ¨²ltima jornada de liga. El t¨®pico le se?alar¨ªa como juez, pero en realidad se siente un juez juzgado. Todo comenz¨® aquel primer fin de semana de febrero cuando en Galicia se midieron vientos de hasta 182 kil¨®metros por hora, los servicios de protecci¨®n civil atendieron m¨¢s de un millar de incidencias y 56.000 hogares se quedaron sin servicio el¨¦ctrico. Aquellos d¨ªas cayeron ¨¢rboles, vallas y cables, se interrumpi¨® el tr¨¢fico ferroviario y por carretera, cerraron los aeropuertos. Trozos de las cubiertas de los estadios de Bala¨ªdos, Riazor o A Malata, en Ferrol, se desprendieron y cayeron sobre graderios o sobre las calles adyacentes. Celta, Deportivo y Racing, adem¨¢s de centenares de equipos en toda la comunidad tuvieron que aplazar sus partidos. Pero el Madrid quiso jugar el que le enfrentaba al Celta, que iba a alinear un equipo plagado de suplentes porque d¨ªas despu¨¦s disputaba la semifinal de Copa contra el Alav¨¦s. Desde la capital se propusieron escenarios alternativos y desde diversos foros, supuestamente informados, se incidi¨® en que era posible parchear Bala¨ªdos y que varios operarios desafiasen las pautas de seguridad que aconsejan no realizar trabajos en altura cuando el viento supera los 40 kil¨®metros por hora. Se afe¨® y critic¨® la decisi¨®n de Abel Caballero, alcalde de Vigo, por decretar el cierre de un estadio cuya techumbre se ca¨ªa, literalmente, a trozos.
Berizzo le quita importancia a la incidencia de aquel episodio ante este partido ¨C¡°no pasa por ah¨ª la cosa¡±, matiza-, pero los futbolistas recogen el guante que le lanza parte de la afici¨®n, que se sinti¨® agraviada aquellos d¨ªas, y por ah¨ª encuentran una motivaci¨®n para enfrentar ahora al Real Madrid, al que ya han superado esta temporada en la Copa del Rey. Ir¨¢n con todo, garantizan. ¡°Ni por el Bar?a ni por el Madrid sino por nosotros y nuestra gente¡±, aclara Sergi G¨®mez, un central criado en la cantera cul¨¦.
El Celta no se guardar¨¢ nada. Descarta entre los habituales tan solo a Bongonda, que ya hace tiempo que se cay¨® del conce tipo, pero por razones futbol¨ªsticas. Y evoca aquellas batallas coperas de enero frente a los blancos. ¡°Imagino aquellos partidos cuando pienso en este¡±, dice Berizzo. En Vigo se habla de su renovaci¨®n, sobre la que el t¨¦cnico espera tener respuesta antes del pr¨®ximo fin de semana, y sobre el fichaje del delantero uruguayo Maxi G¨®mez, procedente de Defensor, el campe¨®n charr¨²a. Pero tambi¨¦n se disfrutar¨ªa de un triunfo ante el Madrid. ¡°Es un partido para jugar en comuni¨®n con la grada¡±, advierte el entrenador. El Celta, tan meritorio esta temporada, quiere acabar bien y quitarse el mal sabor de cinco derrotas consecutivas, de lograr apenas dos empates en sus ocho ¨²ltimos partidos, de no ganar ante los suyos desde hace m¨¢s de dos meses. Por eso, dice Berizzo, el partido es importante para ellos. Por eso y porque cada vez que desde Madrid se pronuncia la palabra vendaval, el celtismo siente que tiene viento de cola para volver a volar sobre el c¨¦sped.
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