LaVar Ball, el padre que fabrica estrellas del baloncesto y pol¨¦micas

Los Gasol, Pau y Marc, los Lopez, Robin y Brook, los Curry, Stephen y Seth y su padre Dell, los Walton, Bill y Luke¡­ sabido es que el baloncesto es un deporte en el que proliferan las estirpes. Pero lo de los Ball es otra cosa. Va mucho m¨¢s all¨¢ de unos lazos gen¨¦ticos, ya de por s¨ª llamativos puesto que no suele acontecer que tres hermanos sean tan se?alados desde su adolescencia como futuras s¨²per estrellas.

LaVar Ball surfea en la cresta de la ola medi¨¢tica en Estados Unidos. Hace un par de meses apenas era conocido en el mundillo del baloncesto por algo que ya es mucho. Es el padre de esas tres grandes promesas. Lonzo, de 19 a?os, se qued¨® con UCLA a las puertas de la final four en la Liga Universitaria y es uno de los principales candidatos a ser el n¨²mero un en el pr¨®ximo draft de la NBA; LiAngelo, de 18, que tambi¨¦n apunta alto y jugar¨¢ igualmente con UCLA, y LaMelo, un fen¨®meno de 15 a?os que a principios de febrero asombr¨® al anotar 92 puntos en un partido con su instituto, Chino Hill. Su padre sentencia: ¡°Es el mejor de los tres, tal vez el mejor de todos los tiempos¡±.

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¡°Siempre hay una cara B en todas las historias¡±

Campeones por obligaci¨®n

LaVar, solicitado por los primeros ¨¦xitos de su prole, solt¨® unas cuantas frases altaneras en algunos medios. La onda expansiva le ha situado en el ojo del hurac¨¢n y le ha hecho merecedor de su propio hastag #LaVarBallSays. ¡°En mis buenos tiempos, hubiera ¡®matado¡¯ a Michael Jordan en uno contra uno¡±, se atrevi¨® a soltar. Un anticipo de lo que iba seguir: ¡°Para m¨ª, Lonzo es mejor que Steph Curry¡±, ¡°Es como Magic Johnson, pero con tiro¡±, ¡°Mis chicos van a ser mejores que Jordan¡±, ¡°No van a cambiar la Liga, van a cambiar el juego¡±, ¡°Mil millones es nuestro n¨²mero¡±, dijo, en fin, refiri¨¦ndose a la cantidad m¨ªnima que exige por el contrato de sus hijos con la firma deportiva que desee reclutarlos.

LaVar tambi¨¦n se atrevi¨® con LeBron James. ¡°Los hijos de las s¨²per estrellas son buenos, pero nunca he visto ninguno de ellos que sean realmente buenos¡±, opin¨® LaVar. La estrella de la NBA se enfureci¨®: ¡°A mis hijos, ni los nombres¡±. La gresca con el exjugador y ahora comentarista Charles Barkley fue igualmente jugosa. ¡°Entiendo que puedas estar orgulloso de tus hijos, pero a partir de cierto momento es algo est¨²pido¡±. No se qued¨® cort¨® LaVar en su respuesta: ¡°Si Charles pensara como yo, tal vez hubiera ganado alg¨²n anillo de campe¨®n¡±. El ¨²ltimo que se ha lanzado contra ¨¦l ha sido el exjugador Dennis Rodman: "Da asco", ha dicho este martes; "deber¨ªa dejar jugar a los chicos".

Las baladronadas de LaVar han sido objeto de dur¨ªsimas cr¨ªticas en algunos medios. Pero, m¨¢s all¨¢ de sus constantes y probablemente estudiadas salidas de tono, es innegable que ha acertado de pleno como entrenador de sus hijos. Ha creado su propia marca de ropa deportiva Big Baller Brand, derivada de su centro de entrenamiento Big Ballers Training. Vende sus camisetas a 70 d¨®lares y las gorras, a 100. Sin haberse gastado un d¨®lar en publicidad, recibe unos 50 pedidos diarios a trav¨¦s de su p¨¢gina web y gracias en gran medida a sus apariciones en numerosos medios. Y, adem¨¢s, cobra 45 d¨®lares por cada sesi¨®n de entrenamiento a chavales de entre 8 y 17 a?os que desean seguir los pasos de sus hijos.

Lo ¨²ltimo es su respuesta al menosprecio que ha recibido por parte de las compa?¨ªas potencialmente interesadas en extender contratos publicitarios a sus hijos, Nike, Under Armour y Adidas. deslizaron una respuesta jocosa a su petici¨®n de 1.000 millones por un contrato publicitario que incluyera a Lonzo, LiAngelo y LaMelo.? ¡°Es lo peor que le ha pasado al baloncesto en los ¨²ltimos cien a?os¡±, declar¨® el ejecutivo de Nike, George Raveling, en referencia al patriarca de los Ball.

El desaf¨ªo a las grandes multinacionales deportivas ha derivado en la comercializaci¨®n de una l¨ªnea de zapatillas de Lonzo, por 495 d¨®lares. Durante los dos ¨²ltimos, las zapatillas m¨¢s caras en el mercado mundial han sido unas de la marca de Michael Jordan, que costaban 400 d¨®lares, 363 euros. Ball defiende el precio de las ZO2: ¡°Creo que eso es lo que valen. Cuando eres tu propio due?o, puedes conseguir cualquier precio que quieras¡±. Y tambi¨¦n justifica los 220 d¨®lares que cuestan las sandalias que su compa?¨ªa est¨¢ vendiendo con el logotipo de Lonzo en ellas. ¡°Prada y Gucci venden las suyas por lo que quieren¡±, afirma LaVar. ¡°Las nuestras son mejores¡±.

Todo eso, LaVar Ball, un exdeportista que apenas dej¨® rastro en su ¨²nico a?o en la Liga Universitaria de baloncesto (NCAA) con Washington State en la temporada 1986-1987 en la que promedi¨®¡­ 2,2 puntos. Sin posibilidad alguna de llegar a la NBA, opt¨® por otro deporte, el f¨²tbol americano, pero apenas asom¨® cabeza en los entrenamientos de dos equipos de la NFL, New York Jets y Carolina Panters, antes de ser cedido, en 1995, al London Monarchs con el que jug¨® en la World League.

"Mis hijos no tienen malos d¨ªas. ?Por qu¨¦? Eres un maldito ni?o. No pagas alquiler, conduces un BMW y juegas a baloncesto todo el d¨ªa. Es una gran vida."

Se enorgullece de haber hecho realidad sus planes vitales hasta extremos asombrosos. Afirma que era mejor que Kyle Brady, pero que este jugador fue elegido por los Jets en el noveno puesto del draft de la NFL en 1995. ¡°Si me hubieran hecho jugar a m¨ª en su lugar, hubiera parecido que se hab¨ªan equivocado. Fue una cuesti¨®n pol¨ªtica¡±, argumenta.

Tras concluir su poco exitosa carrera en la NFL, LaVar regres¨® a Chino Hill, un suburbio de Los ?ngeles, se cas¨® con su novia de instituto, Tina Slatinsky, ahora profesora de educaci¨®n f¨ªsica, se compr¨® un coche y una casa. Instal¨® aparatos de gimnasia en su jard¨ªn y se dedic¨® a entrenar a los chavales del vecindario que deseaban destacar en baloncesto o en f¨²tbol americano. Pronto se centr¨® en sus hijos y para controlar su desarrollo fund¨® y dirigi¨® su propio equipo, Big Baller VXT AAU. A Lonzo y LiAngelo les ha regalado un BMW valorado, cada uno, en 100.000 d¨®lares.

¡°Constru¨ª todo esto, por eso lo controlo. Lo estamos haciendo a mi manera¡±, dice LaVal, absolutamente convencido de su acertada gesti¨®n como padre de familia y como tutor de las carreras de las estrellas emergentes en que se han convertido sus tres hijos. ¡°La gente me pregunta si estoy haciendo da?o a mis hijos o si Lonzo tiene un mal d¨ªa. Mis hijos no tienen malos d¨ªas. ?Por qu¨¦? Eres un maldito ni?o. No pagas alquiler, conduces un BMW y juegas a baloncesto todo el d¨ªa. Es una gran vida¡±, concluye el se?or Ball.