El ¡®Big Bang¡¯ de Wembley
Se cumplen 25 a?os de la coronaci¨®n del Dream Team con el m¨¢ximo t¨ªtulo continental, un triunfo que cambi¨® la historia del Bar?a
Hay un antes y un despu¨¦s de Johan Cruyff. Tambi¨¦n se sabe que el f¨²tbol no ser¨¢ el mismo con o sin Leo Messi de la misma manera que hubo una ¨¦poca anterior y posterior a Ladislao Kubala. Igualmente se podr¨ªa hablar del impacto que supuso la llegada y la posterior salida de Pepe Samitier. La historia del FC Barcelona se puede parcelar de manera interesada a partir de los entrenadores, de los presidentes o de los jugadores, o si se quiere de los triunfos y de los fracasos, sobre todo si se tiene en cuenta que futbolistas ¨²nicos como Maradona o Ronaldo no pudieron ganar la Liga. Hay, sin embargo, una cita que se acepta como el momento cumbre del Bar?a y del que hoy se cumple el 25 aniversario, y es cuando el Dream Team consigui¨® la primera Copa de Europa.
Antes de Wembley, el Bar?a hab¨ªa perdido dos finales, en Berna (1961) y Sevilla (1986), y el Real Madrid contaba ya con seis trofeos, mientras que desde 1992 ambos clubes se reparten cinco Champions cada uno a la espera de que el equipo de Zinedine Zidane se enfrente a la Juventus el d¨ªa 3 de junio en Cardiff. La diferencia ha sido en cambio muy notable en la Liga porque los azulgrana han conseguido 13 t¨ªtulos por siete de los madridistas desde el c¨¦lebre gol de Ronald Koeman contra la Sampdoria en el m¨ªtico estadio de Londres. El despegue barcelonista, que hasta entonces sumaba 11 campeonatos dom¨¦sticos por 25 de su mayor rival, ha sido sobresaliente, tambi¨¦n en la Copa del Rey (seis contra tres y 22 frente a 16 para un total 28-19), cuya final actual disputar¨¢n el d¨ªa 27 el Bar?a y el Alav¨¦s.
A pesar de la humillante derrota (4-0) con el Milan en Atenas 94, el Bar?a pas¨® a ser un equipo ganador desde Wembley. La marca mezcl¨® muy bien con el relato y el club conquist¨® a los aficionados con un f¨²tbol revolucionario y un estilo de juego ¨²nico, heredero del que protagonizaron el Ajax y Holanda en los setenta y el Honved y Hungr¨ªa en la d¨¦cada de los cincuenta y que no lleg¨® a culminar en las citas mundialistas de M¨²nich 1974 ni Berna 1954. El sello azulgrana tuvo mucho que ver en el doble triunfo de la selecci¨®n espa?ola en la Eurocopa (2008 y 2012) y en el Mundial de 2010. Tampoco se recuerda en el Camp Nou a un equipo tan arm¨®nico y equilibrado como el de Pep Guardiola. El ¨¦xito provoc¨® tanta ret¨®rica que lleg¨® a ser calificado de empalagoso despu¨¦s de que no funcionara como ant¨ªdoto el m¨¦todo de Jos¨¦ Mourinho.
La apolog¨ªa sobre aquel equipo se consider¨® t¨®xica en algunos ambientes cuando se le dio un car¨¢cter de divinidad, portador de una simbolog¨ªa y unos valores ¨²nicos, hoy ya menos perceptibles en el Barcelona. El Bar?a de Guardiola ha sido seguramente el m¨¢s admirado de todos los Bar?a; el Dream Team es posiblemente el m¨¢s querido: hizo feliz a la gente porque fue el retrato de la vida misma, por imperfecto e irreproducible y, al mismo tiempo, por inolvidable, como todo lo que pasa por primera vez, punto de partida para comerse el mundo despu¨¦s de haber pasado mucha hambre con una sonrisa en la boca. Las grandes victorias se alternaron con estrepitosas derrotas para que tuviera aura de realidad, nada que ver con la ficci¨®n en la que se apoyaron algunas historias anteriores a Wembley 92.
No jug¨® el Bar?a un gran partido. Ni Cruyff aline¨® a tres defensas sino que fueron cuatro. Ni siquiera form¨® Txiki Begiristain; lo hizo Julito Salinas. El gol no lleg¨® despu¨¦s de un cambio de orientaci¨®n, ni intervino un extremo, ni se contaron antes 20 pases de los volantes, tampoco apareci¨® el tercer hombre y menos el medio centro, ni fue decisivo el talento de Laudrup ni la bravura de Stoichkvov. Eusebio se cay¨® en la pr¨®rroga como una hoja, le enroscaron para que no jugara y el ¨¢rbitro pit¨® una falta que los italianos protestaron, conscientes de una fatalidad expresada en Vialli, sentado en el banquillo con una toalla que le tapaba la cara para no ver la falta en la que Koeman, el hombre que ten¨ªa la cabeza y las piernas m¨¢s fuertes del Bar?a, puso la pelota en la red: 1-0 (minuto 111).
N¨²?ez y Cruyff funcionaron como un matrimonio de conveniencia que se las tuvo una y mil veces ante el testimonio de una prensa fracturada hasta Wembley
El gol fue a bal¨®n parado, al igual que en Kaiserslautern, cuando Bakero evit¨® en el pen¨²ltimo minuto la eliminaci¨®n con un cabezazo a centro de Koeman. No se sabe en cualquier caso de ninguna queja por la actuaci¨®n azulgrana porque, pese a no mostrar sus signos de identidad futbol¨ªsticos, el equipo fue reconocible, consecuente con su ideario desacomplejado, vitalista por naturaleza, de movimiento continuo, plagado de jugadores que parec¨ªan figuras del pop, mal defensor y buen atacante, lleno de picos de juego y sobre todo imaginativo, instintivo, capaz de improvisar, arrebatador como Cruyff. No es casual que la mayor¨ªa de los futbolistas que disputaron la final sean hoy entrenadores porque se sienten depositarios de una manera de entender el juego que les sorprendi¨® cuando la aprendieron en los rondos de La Masia.
Aquel grupo funcion¨® como una gran familia, variada y encantadora, c¨®mplices todos de una historia que culmin¨® cuando Zubizarreta, el capit¨¢n en el campo, deleg¨® en Alexanco, el capit¨¢n de la plantilla, en el momento de recoger la Copa de Europa. La directiva quiso prescindir de Alexanco cuando en 1988 fue acusado de presunta violaci¨®n en Papendal. No fue el ¨²nico desencuentro de la junta de Josep Llu¨ªs N¨²?ez con Cruyff. Ambos funcionaron como un matrimonio de conveniencia que se las tuvo una y mil veces ante el testimonio de una prensa fracturada a favor de uno u otro hasta Wembley. Tres d¨ªas antes de la final, N¨²?ez lleg¨® a anunciar su dimisi¨®n en una entrevista concedida a Llu¨ªs Canut en TV-3, como si quisiera capitalizar la cita de Londres.
Tras a?os en blanco, los t¨ªtulos del Bar?a fueron tantos desde Wembley que ahora, cuando pierde, precisa de ejercicios de nostalgia y afirmaci¨®n
N¨²?ez, al que los jugadores pidieron en 1988 la dimisi¨®n en el Mot¨ªn del Hesperia, siempre ha presumido de salvar la cabeza de Cruyff en una asamblea de socios previa a la final de Copa de 1990, d¨ªa en que el Bar?a derrot¨® al Madrid y se inici¨® el ciclo triunfal del Dream Team. Los diferentes proyectos del presidente, avalados por los fichajes del mejor entrenador del momento o por el futbolista estrella de a?o, no cuajaron hasta que Cruyff culmin¨® su obra contra la Sampdoria. Una cuesti¨®n no solo de concepto, sino tambi¨¦n de detalles como qued¨® constatado cuando el propio Cruyff fich¨® como jugador por el Bar?a en la temporada 1973-1974: el equipo que conquist¨® la Liga ocupaba la parte baja de la clasificaci¨®n hasta la llegada del As Volador.
El Bar?a se acostumbr¨® a ganar con Cruyff desde el Big Bang de Wembley. Los t¨ªtulos han sido tantos despu¨¦s de tantas temporadas en blanco que ahora, cuando pierde, precisa de ejercicios de nostalgia y afirmaci¨®n para defender el estilo y combatir las dudas; la ¨²nica certeza ya no es un t¨¦cnico ni un presidente sino Messi, un jugador que ten¨ªa cinco a?os cuando se disput¨® la final de la Copa de Europa de 1992 que cambi¨® la historia del Bar?a.
De Guardiola a Vialli, un ¡®Informe Robinson¡¯ de 10
Alrededor de la final de Wembley se han escrito ya muchas p¨¢ginas y montado multitud de especiales de radio y televisi¨®n, algunos muy interesantes, uno especialmente meritorio como es el emitido por Movistar Cero en el espacio Informe Robinson. La firma ya es una garant¨ªa y hay pocos periodistas con la capacidad de trabajo y precisi¨®n de Jos¨¦ Larraza. El documental no solo respeta la tradicional calidad del programa sino que aspira a convertirse en la pel¨ªcula por excelencia del triunfo azulgrana en Londres.
Ha encontrado el tono, el enfoque y los protagonistas precisos porque se centra en la final, su antes y despu¨¦s, sin caer en la adulaci¨®n gratuita ni homenajes particulares, por m¨¢s merecidos que los tengan figuras como Ronald Koeman y Johan Cruyff. La c¨¢mara recoge muy bien las vivencias de varios de los jugadores azulgrana y al mismo tiempo sorprende con testimonios brillantes como el jefe de prensa del Kaiserslautern o el delantero italiano Gianluca Vialli. ¡°Si algo hubiese querido cambiar en mi carrera fue el resultado de ese partido, pero con los a?os he entendido que era mejor para el f¨²tbol que ganara el Bar?a y no la Samp¡±, afirma el ariete despu¨¦s de lamentarse por fallar tres ocasiones y anunciar que sus botas deber¨ªan estar en el Museo del Barcelona.
El espectador se emocionar¨¢ y se reir¨¢ porque las intervenciones de los futbolistas son divertidas, reveladoras e ingeniosas, porque se impone m¨¢s el cari?o que el respeto, la sinceridad al populismo, expresado en intervenciones como las de Koeman ¡ª¡°cometimos tambi¨¦n grandes cagadas¡±¡ª y Guardiola ¡ª¡°en defensa ¨¦ramos una calamidad¡±¡ª, que le dan m¨¢s autenticidad al Dream Team. La naturalidad se impone durante 24 entrevistas registradas en cuatro meses con la colaboraci¨®n imprescindible del periodista Luis Mart¨ªn. Al ¨²nico que no pudieron grabar fue a N¨²?ez porque el expresidente no habla ni para un programa de 10.
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