Dumoulin juega al ajedrez entre los pinos de los Dolomitas
Ataques sin p¨®lvora entre los favoritos en una etapa dolom¨ªtica que propici¨® la victoria de Van Garderen
Sea cual sea su longitud, sea cual sea el trabajo derrochado en ella, sea cual sea la ilusi¨®n, la esperanza, el coraz¨®n, al final de una escapada siempre hay una curva que abre la puerta a la meta. No hay este Giro ciclista como Mikel Landa, que todos los d¨ªas duros ha andado en fuga, en el Stelvio el martes; en los montes p¨¢lidos de los Dolomitas, el jueves, desolador el Pordoi, tan seco; exuberante el Paso Pinei, con sus pinos tan altos como las monta?as, y sin brusquedades la subida final a Pontives, donde el viento frenaba m¨¢s que la pendiente. Todos los d¨ªas llega Landa a meta delante, lo que es extraordinario, porque ninguno de los grandes d¨ªas los corredores que quieren ganar la carrera le han dado a la fuga m¨¢s de un minuto o dos. Todos los d¨ªas ha entrado el primero en la ¨²ltima curva. Todos los d¨ªas ha quedado segundo amargo. Tal grandeza sin triunfo no le permitir¨¢ al ciclista alav¨¦s borrar la sensaci¨®n de que si no se cae antes del Blockhaus habr¨ªa sido un gran actor protagonista de una carrera liderada por un holand¨¦s grande y soberbio. La maglia azzurra de rey de la monta?a, que parece haber consolidado, es un consuelo menor.
Landa no sabe tomar las ¨²ltimas curvas y Nairo Quintana no encuentra terreno duro a su gusto para ara?arle algo al l¨ªder, el grande Tom Dumoulin, que, entre los pinos de los Dolomitas, jug¨® al ajedrez con sus rivales. Hubo ataques fofos, sin p¨®lvora, sacrificio de peones y piezas menores y respuestas de amagos y mosqueos, gambitos, por parte del l¨ªder, que se siente soberano y quiere tocar la moral de sus esforzados rivales, los escaladores Nairo y Vincenzo Nibali. Gan¨® la etapa el norteamericano Tejay van Garderen, en fuga todo el d¨ªa, como Landa como siempre, que perdi¨® la victoria en los ¨²ltimos metros como la perdi¨® ante Nibali en Bormio, permitiendo a su rival un interior demoledor. Para Van Garderen, llegado al ciclismo desde Montana con el esp¨ªritu de gran hombre de la general, la victoria es una peque?a redenci¨®n, un sentido a su carrera. La falta de car¨¢cter, o de cabeza, como se dec¨ªa antes, le impiden luchar por las grandes generales. A los 28, a?os, debe reconvertirse en cazador de etapas.
Al Giro le quedan dos etapas de monta?a. La m¨¢s temible, sobre el papel, la que puede provocar el incendio y el caos que puedan descolocar a Dumoulin es la del s¨¢bado, con el interminable Monte Grappa y el traicionero ascenso a Asiago por el Foza. Ni las etapas de un solo puerto, ni las de altura de cielo, ni las de puertos encadenados, le han da?ado nada al l¨ªder, cada d¨ªa m¨¢s fuerte en apariencia y que solo ha sucumbido a un ataque intestinal. Nairo est¨¢ a 31s y Nibali a 72s de un Dumoulin tan convencido de su victoria que hasta les invit¨® a defender sus puestos en los ¨²ltimos kil¨®metros, cuando los ataques de los secundarios Pinot y Zakarin, que buscan el podio. ¡°Me extra?a esta extraordinaria demostraci¨®n de responsabilidad de todos los corredores y los equipos, tan concentrados en defender sus posiciones¡±, razona Eusebio Unzue, el director y estratega del Movistar, que recuerda c¨®mo durante la etapa, en la que Nairo atac¨® dos veces con el apoyo de sus habituales cabeza de playa, Amador y Anacona, a Dumoulin, sin equipo despu¨¦s de que Ten Dam, su ¨²ltimo hombre, se retrasara, las babas del esfuerzo danzando en su barba crespa, le arroparon o bien amigos del Quick Step, o amigos del Katusha y del FDJ. ¡°M¨¢s que de ataques se trataba de poner el term¨®metro y ver la temperatura¡±, explica Unzue, analizando un movimiento de Nairo en Gardena, un segunda empinado, a 54 kil¨®metros de la meta. Y cuando los amigos ya no le pod¨ªan ayudar, el mismo Dumoulin se puso en pie y aceler¨® rapid¨ªsimo para frenar un ataque de Nibali en el ¨²ltimo puerto; y despu¨¦s, sobreactuando, pues as¨ª de fuerte se siente, atac¨® ¨¦l mismo, intimidatorio. Abri¨® la puerta a la desbandada final, en la que Nairo y Nibali se quedaron a su rueda.
Ni Nairo ni Nibali se humillaron en la tarea cuando el l¨ªder les pidi¨® que fueran a relevos en los ¨²ltimos kil¨®metros. Los dos se quedaron a su rueda. ¡°?Qu¨¦ quiere? ?Que le llevemos en carroza y le felicitemos?¡±, dice Nibali. ¡°M¨¢s le valdr¨ªa hablar de rosa en Mil¨¢n, no aqu¨ª. El Giro no ha terminado¡±. Dumoulin, que a¨²n no ha subido a un podio en una grande, les ped¨ªa que pelearan por un hueco a ganadores de las tres, habituales en todos los podios. Y no se conform¨® con eso. Sobreactuando, de nuevo, reflexion¨® en la meta el l¨ªder: ¡°Me encantar¨ªa que Nairo y Nibali perdieran las plazas de podio¡±. Ambos y su orgullo perdieron un minuto, pero siguen en el podio."Y yo voy a seguir atacando", promete Nairo. "O revienta ¨¦l o reviento yo"
En los dos d¨ªas que quedan de monta?a, los dos escaladores sojuzgados deber¨¢n no solo enjugar el retraso con Dumoulin sino dotarse de una renta de un par de minutos cada uno, lo que les podr¨ªa sacar el holand¨¦s volador de rosa en la contrarreloj de 30 kil¨®metros cuesta abajo del domingo entre Monza y Mil¨¢n.
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