Nadal como siempre, Nadal como nunca
No hay tenista que se haya reinventado como el espa?ol; el jugador que m¨¢s ha repetido en un grand slam es tambi¨¦n el que m¨¢s ha cambiado para aferrarse a ¨¦l
Nadal ganando por d¨¦cima vez en Roland Garros es Nadal como siempre, pero sobre todo es Nadal como nunca. No se aprecian tantos cambios en su ¨¢lbum de fotos en la Philippe Chatrier, donde se los ve envejecer a ¨¦l y al rey Juan Carlos, que estaba all¨ª la primera vez, en 2005, cuando a¨²n era el ¨²nico rey, y que estaba tambi¨¦n el domingo en la d¨¦cima. Tampoco han variado sus rituales, una colecci¨®n de tics que traza un recorrido por su cuerpo con el que parece asegurarse de que sigue ah¨ª. Y sigue. Casi todo es lo mismo, pero bien distinto. El tenista que m¨¢s se ha repetido en un grand slam es tambi¨¦n el que m¨¢s ha cambiado para aferrarse a ¨¦l. Nadie ha entregado tanto a Par¨ªs.
Toni Nadal recordaba hace dos lunes en EL PA?S lo que hizo al alcanzar su habitaci¨®n despu¨¦s de celebrar el primer Roland Garros: "Cog¨ª la libretita y el bol¨ªgrafo con el logo del hotel y me dispuse a anotar de forma esquem¨¢tica y por puntos los fallos cometidos durante el torneo, los aspectos que ten¨ªamos que mejorar a partir del pr¨®ximo entrenamiento". En contra de lo que hab¨ªa planeado, no le dio la lista a su sobrino a la ma?ana siguiente. Le dej¨® disfrutar unos d¨ªas, pero la abordaron pronto. Ya entonces sab¨ªan que para ganar como siempre no pod¨ªan hacer lo de siempre.
La asombrosa acumulaci¨®n de triunfos de Nadal no es s¨®lo fruto de esa fortaleza mental suya tan elogiada. No hay tenista que se haya reinventado como ¨¦l. Poco tiene que ver ya con aquella bestia de 19 a?os de la primera. El de ahora es un jugador m¨¢s fino, m¨¢s dominante, menos dependiente de esa defensa que persegu¨ªa bolas bajo la tribuna si era necesario. Ha pasado del ¡°no me vas a ganar¡± al ¡°te voy a pasar por encima¡±. De merodear barriendo bolas m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de fondo, a clavarse dentro de la pista y atacar la red m¨¢s a menudo. Nueva ubicaci¨®n para mantener el sitio.
Poner en perspectiva ese sitio se ha complicado a medida que amontonaba copas de los Mosqueteros, porque hace tiempo que la perspectiva, el patr¨®n oro de la grandeza sobre tierra batida, s¨®lo puede ser el propio Nadal, los varios Nadales que ha sido capaz de imaginar y evolucionar. Con ellos se han ido midiendo aspirantes durante m¨¢s de una d¨¦cada, con efectos que sufri¨® el domingo todos seguidos Wawrinka, el derrotado de la d¨¦cima final: mordi¨® una bola, se golpe¨® la cabeza con la raqueta, la destroz¨® contra el suelo y con la rodilla, trat¨® de huir a trav¨¦s del vestuario y termin¨® aplaudiendo a Nadal por un paralelo imposible.
En la comparaci¨®n, Nadal no s¨®lo ha ido triturando lo mejor de su generaci¨®n, no s¨®lo flotar¨¢ sobre quien sea que aparezca reclamando un lugar en la historia; tambi¨¦n ha reordenado de manera radical el sistema nobiliario anterior. La tarde de 2014 que mordi¨® su novena copa de los Mosqueteros, super¨® al franc¨¦s Max Decugis, que hab¨ªa ganado ocho veces el campeonato de Francia, antecedente del actual Roland Garros. Vestido con pantalones largos, Decugis hab¨ªa sumado su octavo triunfo en 1914. Da la dimensi¨®n del dominio de ¨¦poca: pas¨® un siglo hasta que apareci¨® Nadal. M¨¢s cerca estaba Bj?rn Borg, el siguiente en el escalaf¨®n: seis triunfos en Par¨ªs, el ¨²ltimo en 1981. Y m¨¢s a¨²n Gustavo Kuerten, aunque s¨®lo con tres, el ¨²ltimo en 2001.
En los 16 a?os que van de entonces a este domingo, aparte de Nadal, ning¨²n tenista ha repetido triunfo. Y eso que ha sucedido estando en activo Roger Federer, el mejor tenista de la historia, vulgarizado en Roland Garros con un ¨²nico t¨ªtulo, en 2009; frustrado como nunca por el espa?ol, que lo ha derrotado all¨ª en cuatro finales, tres de ellas consecutivas (2006, 2007, 2008). Al suizo tambi¨¦n lo ha medido Nadal. Federer ha vuelto del todo cuando de llorar por perder finales contra ¨¦l pas¨® a llorar por gan¨¢rselas.
Mientras ganaba diez veces, Nadal tambi¨¦n ha vuelto, al menos dos veces, y ninguna estaba claro que al regreso fuera a seguir ganando. En la vuelta de 2013, despu¨¦s de la lesi¨®n que lo dej¨® sin los Juegos de Londres, dud¨® en voz alta: "Si no mejoro, me veo pescando en Mallorca", dijo despu¨¦s de un mal partido contra Fognini. Aquello pod¨ªa verse como un castigo o como un alivio, pero se qued¨® y fue su octava copa. Tambi¨¦n volvi¨® el domingo, esta vez incluso de m¨¢s lejos. De nuevo a la misma foto, aunque en ella hab¨ªa mucho distinto.
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