El Valencia conquista la primera Liga de su historia tras rendir al Madrid

La Liga Endesa se qued¨® en La Fonteta. El Valencia se proclam¨® campe¨®n por primera vez en su historia derrotando a un Madrid irreconocible en la primera mitad, pero orgulloso en la segunda. Tantearon los de Laso una remontada inveros¨ªmil tras verse con 23 puntos de desventaja, pero el esfuerzo de la persecuci¨®n febril pes¨® m¨¢s que el mal de altura de los locales. Era la 15? final taronja en sus 30 a?os de vida y su segunda pelea por la Liga despu¨¦s de explorar la frontera de la leyenda hace casi tres lustros. El p¨®ster del recordado Pamesa de 2003, con Nacho Rodilla, Dejan Tomasevic, Fabricio Oberto, Bernard Hopkins, Federico Kammerichs, Alejandro Montecchia, Jos¨¦ Antonio Para¨ªso, V¨ªctor Luengo, Leo Mainoldi, Pedro Robles y Paco Olmos (que cay¨® 3-0 ante el Bar?a), encontr¨® un memorable relevo en La Fonteta con otra plantilla m¨ªtica liderada por San Emeterio, Sikma, Thomas, Sato, Diot, Oriola, Sastre, Vives y Bojan Dubljevic. Despu¨¦s de la Copa de 1998 y las Eurocup de 2003, 2010 y 2014, los valencianistas conquistaron el quinto trofeo de su enciclopedia, el tesoro liguero. Se convirtieron los de Pedro Mart¨ªnez en el s¨¦ptimo campe¨®n diferente en 60 a?os de Liga tras Madrid, Bar?a, Joventut, Baskonia, Unicaja y Manresa; y en el primero que rompe el duopolio de los grandes desde 2010.

Vencieron los naranjas por bravura, deseo y juego (1-3). Alcanzaron la cima tras exorcizar todos sus fantasmas en un desenlace que desminti¨® la distancia abismal del tramo inicial. El cuarto partido de la final viaj¨® del zarandeo a los fantasmas. Del 60-37 del minuto 23 al 75-69 a falta de cuatro minutos. Diot, Sastre, San Emeterio, Sikma y Dubljevic, fue el quinteto elegido por Pedro Mart¨ªnez para hacer historia; Llull, Rudy, Taylor, Felipe y Ay¨®n formaron en el Madrid para salvar el matchpoint. Dos ambiciones y dos miedos opuestos que se saldaron con una puesta en escena vibrante y ciclot¨ªmica. Los de Laso fallaron en sus tres primeros viajes al aro pero Taylor, con un triple y un robo de bal¨®n, comenz¨® a poner en valor la aplicaci¨®n defensiva de su equipo. El Valencia confundi¨® en varias ocasiones la intensidad con las prisas, pero nueve puntos de Sastre en siete minutos y el dominio del rebote permitieron a los taronja hacerse con los mandos tras el intercambio de golpes (17-14, m. 7). Pidi¨® tiempo muerto Laso y el cuarto concluy¨® con un parcial de 2-6 para los madridistas. Apenas un arrebato rumbo al precipicio.

Arrancaron peor los blancos que en el tercer partido pero parecieron evidenciar un mayor esp¨ªritu gremial y un inter¨¦s mancomunado por estirar la concentraci¨®n de punta a punta del partido. Puro espejismo de nuevo. El compromiso se desvaneci¨® en un santiam¨¦n. El Valencia prosigui¨®, inmutable, con su plan. Vives recogi¨® el testigo de Diot para lubricar el ataque local, mientras Oriola y Thomas sumaban bravura en la pintura. Cada jugador naranja que aparec¨ªa en el partido elevaba su techo competitivo; cada pieza madridista luchaba a la vez contra el rival y contra los dilemas personales y colectivos. El segundo cuarto comenz¨® con un 9-1 de parcial y Laso tuvo que devolver inmediatamente a los suyos a la silla de pensar. De poco vali¨® porque los triples de Rafa Mart¨ªnez, Sato y Thomas encendieron definitivamente la caldera de La Fonteta y comenzaron a derretir al Madrid (41-23, m. 16).

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La tunda alcanz¨® los 20 puntos de ventaja (43-23) hasta que Ay¨®n, con una sufrida canasta, y Llull, con un triple con rosca, cortaron la hemorragia. Para entonces, el parcial del cuarto hab¨ªa sido de 24-3 en siete minutos. De nuevo desfigurado en cuerpo y alma, el Madrid comenz¨® a tambalearse sobre el parqu¨¦. El Valencia, con un solo punto de Dubljevic en la primera mitad, ten¨ªa repertorio de sobra para retratar a un grupo atribulado. Al tiempo que los taronja se citaban con la gloria, el Madrid apel¨® en la v¨ªspera al orgullo. ¡°Si jugamos bien tendremos m¨¢s posibilidades de ganar¡±, dec¨ªa Pedro Mart¨ªnez. "La ¨²nica forma de ganar es con car¨¢cter, cojones y dureza", clamaba Felipe Reyes. El duelo entre la pizarra y la testosterona se dirimi¨® a base de baloncesto y lo gan¨® el mejor, por coraje y argumentos. Lleg¨® muy tarde el Madrid. La estad¨ªstica de rebotes, la que mejor retrata el deseo y la dureza, reflejaba un 24-10 en los primeros 20 minutos; 52-26 al final.

El Real Madrid no perd¨ªa tres partidos consecutivos en un playoff liguero desde las semifinales de 2011 ante Bilbao (1-3), en la clausura del Messinato con Molin en el banquillo. Esta temporada, el conjunto de Laso hab¨ªa encadenado tres tropiezos seguidos a finales de febrero, ante Gran Canaria, Galatasaray y Tenerife, en una de las semanas de calendario claustrof¨®bico tras el sprint por la Copa. Pero solo el Fenerbah?e, en la eliminatoria de cuartos de la Euroliga de 2016, se hab¨ªa apuntado tres asaltos cara a cara con los blancos. El Valencia devolvi¨® al l¨ªder de la temporada regular en Espa?a y en Europa a los peores momentos de su andadura reciente. El curso pasado, los madridistas vivieron ante el Bar?a la misma secuencia de resultados pero en sentido inverso y sentenciaron el 1-3 en el cuarto partido de la final. Un a?o despu¨¦s, el hambre de leyenda del equipo de Pedro Mart¨ªnez se comi¨® a un grupo al que la Liga se le hizo poco tras descabalgar en territorio continental.

Nada parecieron arreglar los de Laso tras su paso por la caseta. La reanudaci¨®n mantuvo todas las constantes de la final y el Valencia alcanz¨® una m¨¢xima de 23 puntos (60-37). Pero el miedo a la gloria estuvo a punto de propiciar un cataclismo. Una desesperada defensa en zona del Madrid propici¨® un parcial de 7-19 que barniz¨® a La Fonteta de escalofr¨ªos. Con el recuerdo en el ambiente del desenlace de la Eurocup, cuando el Valencia cay¨® ante Unicaja incapaz de imponer su condici¨®n de anfitri¨®n y desperdiciando 13 puntos de ventaja en el ¨²ltimo cuarto, los de Pedro Mart¨ªnez dieron vida a un rival que ven¨ªa del m¨¢s all¨¢. Se colocaron los de Laso a seis puntos a falta de cuatro minutos (75-69, tras un triple de Carroll), pero el esfuerzo de una persecuci¨®n febril penaliz¨® al Madrid. Solo tras el bocinazo definitivo el Valencia y su hinchada perdieron el miedo a lo desconocido y se entregaran a una celebraci¨®n in¨¦dita en la ciudad. Su primera Liga. Una de esas victorias que pueden cambiar la dimensi¨®n de un club. El premio a una temporada hist¨®rica, en la que llegaron al ¨²ltimo asalto en las tres competiciones en las que participaron. El Madrid lleg¨® muy tarde. La gloria era del Valencia.