Todas las normas y tradiciones que hacen ¨²nico a Wimbledon
Fresas, colas, acampadas, un r¨ªgido c¨®digo de vestimenta, una medida exacta del c¨¦sped: te contamos los destalles que hacen del grande brit¨¢nico un evento extraordinario
Cuando el visitante pisa por primera vez el buc¨®lico complejo de Wimbledon, localizado al suroeste de Londres, tiene la sensaci¨®n de que rebobina en el tiempo. Algunos pensar¨¢n, quiz¨¢, que se encuentran en el marco de una escena de Matchpoint, de Woody Allen. Se trata de un lugar sofisticado y on¨ªrico, rodeado de praderas verdes, flores y peque?as construcciones de madera y ladrillo. Fundado en 1877, el Grand Slam londinense es el torneo m¨¢s antiguo del mundo; tambi¨¦n, el reflejo de la singular idiosincrasia brit¨¢nica. Aqu¨ª se respira historia, tradici¨®n y esencia, pero sin renunciar a la modernidad. Ha sabido evolucionar el major brit¨¢nico, que a pesar de conservar sus se?as de distinci¨®n ofrece a p¨²blico y jugadores unas extraordinarias instalaciones.
Hay infinidad de motivos para visitarlo; para aquellos que aman el tenis y para esos otros que no. A continuaci¨®n les ofrecemos algunas pistas sobre por qu¨¦ Wimbledon es ¨²nico: ?Por qu¨¦ debes peregrinar al menos una vez en la vida el All England Tennis Club?
La hierba, a un corte de 8 mil¨ªmetros. Es el ¨²nico grande que se disputa sobre superficie verde. Un terreno para especialistas en el que no tiene cabida la especulaci¨®n. El c¨¦sped de las pistas, 100% raigr¨¢s perenne, requiere un cuidado exhaustivo y un corte preciso de 8 mil¨ªmetros. Todos los d¨ªas, al concluir los partidos, el equipo de jardiner¨ªa lo revisa y lo riega; eso s¨ª, con el paso de las jornadas se ver¨¢ como en los fondos de las pistas, desde donde pelotean los jugadores, comienzan a aparecer manchas marrones por las pisadas. El evento presume de no descansar en todo al a?o, as¨ª que nada m¨¢s concluir sustituye el c¨¦sped de cada una de las pistas, as¨ª como de las zonas de entrenamiento.
Uniformes blancos. Desde 1963 se impuso que las indumentarias deb¨ªan ser ¡°predominantemente blancas¡± y en 1995 la norma matiz¨® que ten¨ªan que ser ¡°casi enteramente blancas¡±. En ese sentido, el torneo no admite trampa alguna y el dress-code es sumamente estricto. Se proh¨ªben colores oscuros o llamativos, aunque recientemente se permiti¨® una licencia: ¡°Una l¨ªnea de color en el cuello o en las mangas que no supere el cent¨ªmetro de grosor¡±.
Cuenta Toni Nadal que ¨¦l mismo, hombre met¨®dico y atento al detalle donde los haya, sufri¨® la exigencia del guion: ¡°A m¨ª una vez me hicieron cambiarme el jersey durante un entrenamiento. Era claro, pero no absolutamente blanco, as¨ª que tuvieron que traerme uno del torneo porque de lo contrario ten¨ªa que abandonar la pista¡±.
Toni no fue el ¨²nico. Andre Agassi declin¨® participar de 1988 a 1990 por este motivo y Roger Federer tuvo que redise?ar en 2013 sus zapatillas porque ten¨ªan una llamativa suela naranja. Antes, la exjugadora rusa Anna Kournikova tuvo que cambiar sus pantalones (oscuros) durante un entrenamiento y en 2015 la canadiense Eugenie Bouchard infringi¨® el c¨®digo de vestimenta por llevar un sost¨¦n negro que le acarre¨® una amonestaci¨®n.
?Qui¨¦nes son los socios? Ingresar en el All England Lawn Tennis & Croquet Club depende, b¨¢sicamente, de una cuesti¨®n de estatus social. El club, uno de los m¨¢s selectos del mundo, cuenta con 565 socios que est¨¢n divididos en cinco categor¨ªas o estratos: Full Member, Life Member, Honorary Member, Temporary Member y Junior Temporary Member. ?Y c¨®mo se puede formar parte de Wimbledon? El criterio es muy sencillo, pero a la vez muy complejo, porque (dice la normativa) ¡°hay que ser propuesto, secundado y apoyado por cuatro Full Members, los cuales deben redactar un escrito en apoyo a la solicitud¡±.
Las fresas con crema¡ y la ¡®sangr¨ªa inglesa¡¯. Cuando uno pasea por las instalaciones ver¨¢ a un mont¨®n de personas que portan canastillos de fresas con crema, que no nata. Una tradici¨®n, dice la leyenda, que introdujo Jorge V y que responde a la llegada del est¨ªo ingl¨¦s. En concreto, la variedad que se consume en el torneo es la Elsanta, cultivada en granjas de Huge Lowe (ubicadas en el condado de Kent, al sureste de Inglaterra). A lo largo de las dos semanas se venden alrededor de 28.000 kilos de fresas (1,4 millones). El precio de la raci¨®n ¨Cservida en un peque?o bowl de pl¨¢stico¨C es de 2,5 libras (2,9 euros).
Adem¨¢s de las fresas, tambi¨¦n es tradicional el Pimm¡¯s, algo as¨ª como una versi¨®n inglesa de la sangr¨ªa espa?ola. Tambi¨¦n se consume champ¨¢n Lanson ¨Ca 73 libras (85 euros) la botella¨C, pero la bebida veraniega acapara una mayor demanda del p¨²blico. En funci¨®n del tama?o, el precio del vaso oscila entre las 6,20 y 8,30 libras (7,2 y 9,6 euros).
Colas y acampada. En Wimbledon se hace colas para pr¨¢cticamente todo, pero la m¨¢s ic¨®nica es la conocida como The Queue. Una hilera interminable de personas esperan cada ma?ana con el objetivo de poder hacerse con alguna entrada. Meses antes se ponen a la venta y en diciembre se cierra el cupo. El exceso de solicitudes obliga a un sorteo p¨²blico; si no se consigue ninguna, queda la opci¨®n de la cola para obtener alguna de las que se han rechazado finalmente.
Para hacer m¨¢s llevadero el proceso (y por pura liturgia), muchas personas deciden acampar en el asfalto y las zonas colindantes al club, como las calles de Church Road o Wimbledon Park Road. Las tiendas de campa?a dibujan un ex¨®tico colorido al distrito SW19.
El picnic de la colina. Otra de las costumbres, sobre todo para aquellos que no han podido comprar una entrada con derecho de acceso a las pistas, es ver los partidos desde la Aorangi Hill. Una loma tupida desde la que la gente observa los encuentros en una pantalla gigante instalada en una de las paredes de la pista 1. En su d¨ªa fue conocida como la Henman Hill, por el tenista Tim Henman, quien se retir¨® en 2007 sin poder alzar el t¨ªtulo. Ahora recibe el nombre de Murray Mound (Mont¨ªculo de Murray) en honor al doble campe¨®n (2013 y 2016).
El par¨®n del Middle Sunday. La competici¨®n se detiene en el primer domingo del torneo. Es conocido como el Domingo Central y salvo por las inclemencias meteorol¨®gicas, siempre se respeta. Solo en 1991, 1997, 2004 y el a?o pasado no se ha hecho, como consecuencia de las lluvias que suelen condicionar el desarrollo del torneo. Para solucionar esto ¨²ltimo, la organizaci¨®n decidi¨® construir en 2009 una cubierta retr¨¢ctil en la Central Court y el pr¨®ximo a?o la pista 1 tambi¨¦n tendr¨¢ techumbre. El primer partido a cubierto los disputaron Andy Murray y el suizo Stanislas Wawrinka.
Menor presencia de patrocinadores. A excepci¨®n de las pelotas, producidas por el mismo fabricante (Slazenger) desde 1902 y originariamente blancas ¨Chasta 1972, cuando se entendi¨® que el amarillo beneficiaba a las retransmisiones televisivas¨C, en las pistas y el entorno apenas pueden verse firmas comerciales. S¨ª que hay tiendas, pero a diferencia de otros eventos no hay grandes paneles publicitarios. Los espacios est¨¢n limpios e inmaculados de firmas y mensajes, algo inusual en un entorno tan mercantilizado como el del tenis.
La exclusividad del Royal Box. En la pista central hay una zona acotada ¨Ctras uno de los fondos, los mejores asientos¨C para la realeza y la alta sociedad brit¨¢nica. Philip Brook, miembro del club, dise?a un listado diario para distribuir a los 74 distinguidos invitados. Tradicionalmente suelen ser del mundo del deporte, pero por all¨ª desfilan tambi¨¦n pol¨ªticos, actores, diplom¨¢ticos, artistas y muy diversas personalidades. Para el resto de la humanidad es un espacio vedado, pues no existen entradas a la venta.
De entrada, solo la Familia Real brit¨¢nica, algunos gobernantes, miembros de las fuerzas armadas y la Iglesia tienen garantizada su presencia. Este a?o, sin ir m¨¢s lejos, acudir¨¢n al palco real Kate Middleton, Bradley Copper o Ana Wintour (editora de la revista Vogue), entre muchos otros; sir Alex Ferguson, el lauread¨ªsimo ext¨¦cnico del Manchester United, tambi¨¦n es un fijo.
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