David Ferrer es el ejemplo

Coment¨¦ hace unos d¨ªas que el tenis sobre hierba es, desde mi punto de vista, el m¨¢s bonito de todos si no fuera por el saque.

El martes, despu¨¦s del entrenamiento de mi sobrino vi algunos partidos, entre ellos los de los primeros del ranking, que confirmaron mi percepci¨®n de que hay demasiados puntos no jugados en Wimbledon. Segu¨ª con particular inter¨¦s dos encuentros que representan, precisamente, ese estilo veloz e interrumpido, el uno, y una versi¨®n antag¨®nica, el otro.

El primero fue el que disput¨® Jack Sock, n¨²mero 18 del mundo, contra Christian Gar¨ªn, un tenista chileno que est¨¢ en la academia de Rafael y que actualmente ocupa el n¨²mero 190 del ranking. En este caso, la velocidad del juego, impulsada por los potentes servicios, imped¨ªa poder apreciar la plasticidad y, no digamos ya, la estrategia del juego, que exist¨ªa escasamente. A m¨ª me parece complicado que el p¨²blico pueda disfrutar de unos puntos en los que ver la pelota se convierte en un aut¨¦ntico reto.

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El otro partido que pude ver y esta vez disfrutar, desde la pantalla del vestuario, fue el que disputaron David Ferrer y Richard Gasquet. Todo el equipo nos alegramos mucho de la victoria de David, en cuatro mangas, en un momento y en un a?o particularmente complicado para nuestro buen amigo. Ni David ni Richard son grandes sacadores y su tenis se debe apoyar m¨¢s en la perseverancia, la estrategia y la intensidad que en la velocidad. El espectador, en este caso, s¨ª que pod¨ªa apreciar y admirar puntos de intercambios largos, que le manten¨ªan en un suspense que, al final, es lo que le hace vibrar. Los aplausos eran m¨¢s entusiastas y el disfrute, por supuesto, mucho mayor.

David es la personificaci¨®n de unas cuantas caracter¨ªsticas que admiro en cualquier deportista. David es la exigencia en el trabajo, la tremenda regularidad solo posible en alguien muy entregado y, sobre todo, es la capacidad de mejora. Esta ¨²ltima es la cualidad que yo identifico m¨¢s con el talento, la de ser capaz de superar los propios l¨ªmites con incansable perseverancia. David ha tenido que convivir con la sombra de Rafael Nadal, un tenista que le ha ganado en partidos tan importantes como dos cuartos de final, una semifinal y una final de Roland Garros; cuatro finales en el Conde de God¨® y no s¨¦ cu¨¢ntos partidos en los Masters 1000 de Roma y Montecarlo, por mencionar solo unas cuantas de muchas ocasiones. Deseo pensar que esta circunstancia que no le ha beneficiado en absoluto no haya nublado la gran valoraci¨®n que se merece.

Cuando gana David, triunfan la constancia y el trabajo bien hecho. Yo deseo que este buen inicio en el Grand Slam londinense no sea otra cosa que la vuelta de uno de los grandes tenistas que ha dado la cantera espa?ola. Sea como fuere, David es el ejemplo en el que deber¨ªan inspirarse tantos j¨®venes que persiguen no solo triunfar en el tenis, sino en cualquier disciplina a la que se dediquen: ser la mejor versi¨®n de ellos mismos.