?Qu¨¦ es un buen culebr¨®n?
Las historias de fichajes son un modo de mantenernos atados al f¨²tbol cuando no hay competiciones

El culebr¨®n es un subg¨¦nero del f¨²tbol. Su primera norma fija que las historias encuentren dificultades para alcanzar un final. Resulta preceptivo que se enreden sin necesidad, para producir sopor. El culebr¨®n debe torturar. Cuando todo indica que puede llegar a su t¨¦rmino, el relato sorprende siempre con un cap¨ªtulo m¨¢s, por joder. He ah¨ª su secreto. Es desesperante. Te recuerda a esas personas que cuando est¨¢is a punto de despediros te agarran de un brazo, dicen ¡°por cierto¡± y te dan la lata con otro tema un rato m¨¢s. Gracias a un guion pat¨¦tico, y a que en verano descansa el personal, capta nuestra atenci¨®n inexplicablemente. Hace un par de semanas, en mitad de unas cigalas en Casa Otilio, en Campelo, varios comensales nos sorprendimos espiando el tel¨¦fono para verificar que el culebr¨®n Vitolo no hab¨ªa acabado con su renovaci¨®n por el Sevilla, sino que, a trav¨¦s de Las Palmas, ahora volv¨ªa a fichar por el Atl¨¦tico. Toma ya. Nos pusimos de tan buen humor con aquel aburrimiento que al acabar de comer, en un giro de guion magistral, pagamos.
Cuando todo a tu alrededor parece muerto no te importa que el culebr¨®n sea un subg¨¦nero desafortunado: al menos consuela. ?Y si mientras hay muerte, hay esperanza? Las sopor¨ªferas historias de verano, que nos hablan de fichajes o de fugas, son un modo de mantenernos atados al f¨²tbol cuando no hay competiciones y los aficionados de equipos peque?os a¨²n pueden disfrutar de que Madrid y Bar?a no han ganado ninguno de los t¨ªtulos de la temporada que viene. ?Y estamos casi en agosto! Con todo lo malo que debe de ser siempre un culebr¨®n, no es sencillo planificar uno que resulte tristemente c¨¦lebre. Las cosas mal hechas tambi¨¦n conviene saber hacerlas. ¡°Las buenas historias se escriben solas; las malas hay que escribirlas¡±, le dec¨ªa Scott Fitzgerald a su editor.
En un culebr¨®n la trama se repite. Un jugador quiere dejar su club. Tiene una oferta irresistible de otro equipo. La negociaci¨®n se enquista. Hay un tira y afloja. La operaci¨®n se dirige al fracaso total. En el ultim¨ªsimo instante ocurre algo inesperado, la historia acaba bien, y todos hacen el rid¨ªculo. Existen casos excepcionales en los que la historia acaba mal, pero el culebr¨®n es bueno, es decir, malo, porque igualmente todos hacen el rid¨ªculo. Me viene a la cabeza el fichaje de David de Gea por el Madrid. Tras largas negociaciones, que avanzaban y retroced¨ªan, cuando se agotaba el plazo la negociaci¨®n se desatasc¨®. Solo restaba enviar una documentaci¨®n por fax. Mera burocracia. Pero algo fall¨® ¡ªquiz¨¢ el fax, que en la era de Internet hab¨ªa dejado de estar completamente inventado¡ª y los papeles llegaron a donde deb¨ªan unos minutos despu¨¦s de la hora l¨ªmite. La realidad tiende a la irrealidad por cansancio, o quiz¨¢ por placer. En esos d¨ªas, la ficci¨®n es un refugio. Nada es ajena a ella. Menos que nada el f¨²tbol, que en sus momentos flojos imita a una mala novela, donde todo es relleno, y cuyo principal valor pasa por que aburra a su madre.
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