La familia y uno m¨¢s
Desde que se conoci¨® la noticia de la detenci¨®n de ?ngel Mar¨ªa Villar muchas han sido las voces que han expresado su ¡°sorpresa¡± por lo ocurrido. Servidor, desde su escaso juicio, cree que calificar con ese t¨¦rmino el arresto de quien ha dirigido los designios del f¨²tbol espa?ol desde antes de que existiera el f¨²tbol no parece acertado. De hecho, el sorprendido de turno no hubiera adquirido esa condici¨®n de haber seguido las informaciones que desde hace meses, y en estas mismas p¨¢ginas, ha ido desgranando Ladislao J. Mo?ino. Por ellas supimos de la investigaci¨®n abierta por el trato de favor a dos equipos, el Recreativo y el Marino de Tenerife, presuntamente ejecutado desde la Federaci¨®n. Y nos dej¨® de una pieza conocer que una partida de 1,2 millones de euros otorgada por el Estado para la construcci¨®n de una escuela de f¨²tbol en Hait¨ª, pa¨ªs que hab¨ªa sido devastado por un terremoto, se perdi¨® por el camino, cuesti¨®n nunca bien explicada y que mover¨ªa a la conmiseraci¨®n si no moviera al asco.
Nos enteramos de estos y otros aconteceres dom¨¦sticos que afectaban a Villar y a su fiel vicepresidente, Juan Padr¨®n, y de otros de corte internacional que salpicaban a Gorka, hijo de aquel, abogado y presidente que fue del f¨²tbol sudamericano, donde acumul¨® pleitos de diversa gravedad. Estos asuntos, p¨²blicos y notorios, frenaron a Villar en su intenci¨®n de darle a¨²n m¨¢s vuelo a su carrera como preboste planetario y le cerraron las puertas de la UEFA y de la FIFA. Pero tales inconvenientes no afectaban a sus ocupaciones patrias, esto es, la presidencia de nuestra Federaci¨®n, empleo que ten¨ªa asegurado por la gracia de sus votantes. Y ya se sabe que hay quien piensa que unas elecciones sirven para meter bajo la alfombra las corruptelas propias, y ah¨ª est¨¢ el partido que nos gobierna para dar fe. La democracia avalaba a Villar, se dec¨ªa. Y le aval¨®, y de qu¨¦ manera, el pasado mes de mayo, cuando gan¨® las elecciones a la presidencia federativa con el ajustado resultado de 112 votos a favor, seis nulos y 11 en blanco.
La pregunta surg¨ªa inocente. Sabiendo lo que se sab¨ªa, ?por qu¨¦ le votaban? Lo hac¨ªan, todos a una, presidentes de federaciones territoriales, clubes, jugadores, entrenadores, ¨¢rbitros¡ Algo ten¨ªa Villar que le hac¨ªa inmune no ya a las sospechas sino a tropel¨ªas de distinta envergadura, todas demostradas. La Federaci¨®n se asemejaba a un pudridero, lo que no menoscababa los apoyos de este sobreviviente. El Consejo Superior de Deportes lleg¨® a embargar las cuentas federativas. Nada afectaba, sin embargo, a Villar, que all¨¢ en la sierra madrile?a simulaba combates de boxeo en los que golpeaba con sus pu?os a rivales imaginarios, recordando, quiz¨¢, aquel d¨ªa en el que siendo futbolista golpe¨® a Cruyff, por entonces el m¨¢s grande, durante un partido.
Pero la justicia comenz¨® a actuar. Y las pesquisas de la fiscal¨ªa desembocaron en la imagen del 18 de julio, aquella en la que Villar se bajaba de un coche de la Guardia Civil. El siguiente cap¨ªtulo de la historia es conocido. Villar, su hijo Gorka, y el siempre fiel Juan Padr¨®n viven hoy en la c¨¢rcel de Soto del Real, donde les ha enviado el juez por los delitos de administraci¨®n desleal, apropiaci¨®n indebida, estafa, falsedad documental y corrupci¨®n entre particulares. El montante del lucro se cifra, cuando menos, en decenas de millones. Desde all¨ª, desde Soto, tan cerca de su casa en la sierra madrile?a, Villar podr¨¢ seguir golpeando sombras mientras da los ¨²ltimos retoques al reglamento de transparencia y buena gobernanza que estaba preparando en beneficio, qui¨¦n lo duda, del f¨²tbol espa?ol.
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