Trentin le quita el sue?o a Rojas en la d¨¦cima etapa de la Vuelta
El italiano se impone en el sprint al murciano, que no pudo ser profeta en su tierra
Si el ciclismo fuera tan ingenioso como la toponimia de la regi¨®n de Murcia, ser¨ªa un deporte maravilloso. La variedad murciana no est¨¢ solo en su huerta sino en la sonoridad de sus pueblos. Lugares como Ba?os y Mendigos, El Entredicho, El Javali Nuevo (o viejo), Torres de Cotillas, el sugerente Los Ojos o el inquietante Lo Pagan, junto a tantos otros, demuestran que los nombres no admiten protocolos sino actos de sinceridad hist¨®rica o anecd¨®tica en los que prevalece el alma por encima de los modales. Son pueblos que explican su historia en dos palabras.?
El ciclismo, tan ¨¦pico, sobre todo cuando llueve, como ayer, a veces se convierte en ritual, una especie de misal, un mantra que mira tanto hacia el pasado como al futuro y se olvida del presente. Era d¨ªa de escapada consentida en la Vuelta, m¨¢s a¨²n cuando el cielo se puso a llorar y la ruedas patinaban como torpes bailarinas. Y a¨²n s¨ª tard¨® en llegar la escapada que acababa con el recreo del pelot¨®n. 80 kil¨®metros ni m¨¢s ni menos, tras varios intentos bald¨ªos. Era d¨ªa para murcianos uno de Mula (Luis Le¨®n S¨¢nchez) otro de Cieza (Jos¨¦ Joaqu¨ªn Rojas). Un auto sentimental que les llev¨® a ambos a la fuga, olvidando la lluvia (nunca llueve en Murcia salvo cuando llueve). Ya se sabe que el ciclismo tiene un coraz¨®n domiciliario.?
Pero gan¨® Matteo Trentin, un italiano frio que se llev¨® de calle el duelo de sprinters que se propuso en la meta. Rojas y ¨¦l hab¨ªan roto la fuga de 18 que inici¨® la aventura junto a Janse van Rensburg y Ros¨®n. Los cuatro pensaron en el final, pero solo dos llegaron a disputarlo. Los dos sprinters: uno murciano, otro italiano, el coraz¨®n frente al cuerpo. Y el cuerpo se impuso. Porque en el ciclismo todo es m¨¢s mon¨®tono que en la toponimia murciana. Y gana el m¨¢s fuerte o el m¨¢s r¨¢pido o el m¨¢s listo. Trentin fue el m¨¢s r¨¢pido y quiz¨¢s el m¨¢s fuerte.
El pelot¨®n pensaba m¨¢s en el descenso del Collado Bermejo que en su ascensi¨®n. Ma?ana hay l¨ªo en Almer¨ªa y hoy el l¨ªo estaba en un descenso de los que retan al diablo. Y en el descenso, con la escapada consentida y asumido el final, Nibali quiso ense?ar su clase como bajador y se fue poco a poco, pero muy poco. Se asom¨®, se mostr¨® y el pelot¨®n lo alcanz¨®, como cuando el viandante se detiene para que alguien haga una foto. Hecha la foto todos a la fila. Todos menos Roche que entre el mosaico de pinos laricios y negrales, que contrastaban su placidez con el infernal descenso, se esfum¨® como una sombra chinesca y apareci¨® en la meta con 29 segundos de adelanto respecto a los favoritos. Ahora es tercero empatado a segundos con el colombiano Chaves. Una alerta en el pelot¨®n que enfrascado en su selfie particular, se olvid¨® de la panor¨¢mica.
Contrastes de eso que se llama etapa de transici¨®n para ocultar las pl¨¢cidas tardes de moscas y gaseosa. Y, en eso, ya se sabe que el Quick Steep es campe¨®n de billar. Gana a todas las bandas. Y gan¨® Trentin, sin compadecerse del coraz¨®n murciano de Rojas. En realidad el final fue como un homenaje a un pueblo de Murcia, de la zona de Lorca concretamente, que se llama La Torre y El Charco, con unos 300 habitantes. En la torre estuvo Trentin; en el charco, Rojas. Todo muy lorquiano...
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