Responsables sin responsabilidad en el Bar?a
Las contradicciones han sido tantas como las excusas en el consejo de la entidad azulgrana por no hablar de los desmentidos
Los rectores del Bar?a decidieron combatir un ataque de p¨¢nico con un ejercicio de responsabilidad, igual que se deja de jugar a la oca para sacar el parch¨ªs, como dir¨ªa el director de deportes profesionales Albert Soler, protagonista el s¨¢bado con el secretario t¨¦cnico Robert Fern¨¢ndez de una comparecencia tan agradecida para la prensa como contraproducente para la directiva y sus ejecutivos, capaces de defender un gol en fuera de juego o un penalti despu¨¦s de ser desmentidos por el VAR.
Apelar a la sensatez est¨¢ bien cuando el mercado enloquece por el dinero de empresarios que de ni?os no jugaban a f¨²tbol y por la aportaci¨®n de pa¨ªses que necesitan del deporte para lavar su cara, y m¨¢s si quien pide cuentas es una entidad que presume de ser m¨¢s que un club, no opera como una sociedad an¨®nima y tiene una manera de jugar y de generar futbolistas ¨²nica, expresada en una residencia tan sobada con los nuevos tiempos que un d¨ªa resucitar¨¢ Oriol Tort y borrarr¨¢ su nombre de La Masia.
La trayectoria de los mandamases del Bar?a ha sido tan err¨¢tica que su mensaje de racionalidad no cuajar¨¢ f¨¢cilmente en el Camp Nou
Y es que si hay una instituci¨®n que ha disparado habitualmente el precio de los fichajes, o por el contrario encontr¨® la manera de combatir a ricos como Florentino P¨¦rez, el mismo que edific¨® su iglesia blanca a partir de Figo, ha sido el Bar?a. As¨ª que ahora resulta sorprendente recurrir al sentido com¨²n y pedir un cambio de reglas para justificar su retirada del escenario mercantil a fin de no poner en riesgo el patrimonio ni la raz¨®n de ser en tanto que los socios son todav¨ªa propietarios del Bar?a.
Ha sido el mismo Barcelona el que ha justificado la necesidad de abrazar la modernidad con el Espai Bar?a y un presupuesto a la vista de 1.000 millones. Tambi¨¦n es la entidad azulgrana la que ha recibido 222 millones por Neymar y ha negociado la incorporaci¨®n de Di Maria con el PSG, el club investigado por la UEFA por las pr¨¢cticas denunciadas por el propio Bar?a. Y se sabe tambi¨¦n que la instituci¨®n barcelonista ha comprado a un extremo de 20 a?os por unos 145 millones.
Demb¨¦l¨¦ es el fichaje m¨¢s caro en la historia del Bar?a, como lo pod¨ªa haber sido Coutinho, y Neymar fue siempre el jugador bandera de la junta de Rosell y Bartomeu. La actual directiva, con o sin dinero, no sabe c¨®mo manejarse sin el brasile?o, sin el encarcelado Rosell y sin la financiaci¨®n de Qatar. La salida de Neymar ha desnaturalizado por tanto a los dirigentes y empeque?ecido al equipo despu¨¦s que su llegada supusiera la condena del club por burlar a Hacienda.
La salida de Neymar ha desnaturalizado por tanto a los dirigentes y empeque?ecido al equipo
Las contradicciones han sido tantas como las excusas en el consejo del Barcelona por no hablar de los desmentidos, el ¨²ltimo de los cuales es del Liverpool, que asegura no haber pedido nunca precio por Coutinho. Nadie sabe todav¨ªa quien habla en nombre del Bar?a ni por quien piden cuando llaman a Anfield, a Boston o a Par¨ªs. Tambi¨¦n se desconocen cu¨¢les son sus aliados despu¨¦s de convertir en enemigos a los amigos naturales, particulares o p¨²blicos, como ser¨ªa la Televisi¨® de Catalunya.
La trayectoria de los mandamases del Bar?a ha sido tan err¨¢tica durante el verano que su mensaje de racionalidad no cuajar¨¢ f¨¢cilmente en el Camp Nou. A falta de coherencia, se precisa autocr¨ªtica para pedir a los socios que sean comprensivos ante una inflaci¨®n ahora protagonizada por los rivales del Bar?a. Y la junta, falta de estrategia y alternativa, no solo se queja sino que pasa el muerto al entrenador y anuncia que hay equipo para ganar la Copa, la Liga y la Champions.
El mismo Bar?a que ha dejado de competir en la liga de clubes ha de aspirar a ganar el Mundial. Los rectores azulgrana, indulgentes con su gesti¨®n, piden ¡°calma¡± a la afici¨®n y presionan a sus futbolistas, despu¨¦s de ¡°validar¡± la renovaci¨®n de Messi. No parece procedente invocar a la responsabilidad desde la irresponsabilidad o cuanto menos quedar¨ªa mejor pedir perd¨®n, ni que sea con la boca peque?a, y animar al equipo desde la humildad y no con la misma grandilocuencia que el PSG.
A veces no hay diferencia entre un ataque de p¨¢nico y uno de locura; aun con limitaciones, el Bar?a debe jugar para conquistar los t¨ªtulos en litigio, y tiene equipo para cantar victoria, pero si alguien no se lo puede exigir p¨²blicamente son sus dirigentes, los mismos que aguardan el triunfo para disimular su derrota y poder presumir que son tan buenos como los futbolistas. As¨ª planteado, si al final no se gana, ya se sabe que la culpa ser¨¢ del equipo de Messi.
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