Los genios mayores son m¨¢s lentos

Los cerebros de los ajedrecistas de competici¨®n son muy apreciados por los neur¨®logos por su larga e intensa actividad. Los estudios cient¨ªficos y la estad¨ªstica indican que el declive empieza a los 40 a?os por t¨¦rmino medio. El excampe¨®n Gari Kasp¨¢rov, de 54 a?os, retirado en 2005, termin¨® en agosto el 8? de diez, (a s¨®lo medio punto del 5?) tras nueve partidas r¨¢pidas (media hora por jugador) y 18 rel¨¢mpago (cinco minutos) frente a rivales de ¨¦lite en San Luis (EE?UU). Su resultado es excepcional.

Entre los cien mejores del mundo en la lista actual, 20 tienen m¨¢s de 40 a?os; de ellos, s¨®lo tres han cumplido los 50: el brit¨¢nico Nigel Short, subcampe¨®n del mundo en 1993, es el 47? a los 52 a?os; el ruso Yevgueni Bar¨¦iev (80?, 50); y el peruano Julio Granda (99?, 50). Los porcentajes no son muy distintos si tomamos las listas espec¨ªficas de las modalidades de partidas r¨¢pidas y rel¨¢mpago, menos fiables porque se crearon hace pocos a?os.

Las estrellas del ajedrez suelen ser muy precoces: disputan Mundiales y Europeos desde la categor¨ªa sub 8, y su carrera profesional empieza entre los 15 y los 18 a?os. Podr¨ªa pensarse que la falta de motivaci¨®n tras tantos a?os de lucha mental incide en que el declive se inicie a una edad similar a la de los deportes de gran desgaste muscular. Y hasta cierto punto es as¨ª, porque est¨¢ demostrado que quienes obtienen peores resultados se retiran antes. Pero hay base cient¨ªfica s¨®lida y suficiente para afirmar que la causa principal es una disminuci¨®n de rendimiento en partes muy concretas del cerebro.

Es muy probable que un examen neurol¨®gico de Kasp¨¢rov, Short, Bar¨¦iev y Granda muestre una gran eficiencia (mayor rendimiento de sus circuitos neuronales). Y tambi¨¦n un funcionamiento sobresaliente de tres regiones cerebrales: el n¨²cleo caudado (aprendizaje y memoria), el prec¨²neo (visi¨®n espacial y memorizaci¨®n de partidas propias) y las conexiones de los l¨®bulos occipital y temporal (reconocimiento de objetos y sus relaciones). As¨ª lo indican varios estudios cient¨ªficos de cerebros de ajedrecistas veteranos, (como el de H?nggi y otros, revista Neuropsychologia, 2014). Pero tambi¨¦n hay un claro deterioro (entre el 10% y el 15%) de la productividad del l¨®bulo frontal de los ajedrecistas entre los 40 y los 60 a?os, como se ha visto en diversas investigaciones (por ejemplo, Bertoni y otros, Journal of Economic Behavior, 2014).

Sin embargo, no todo el l¨®bulo frontal funciona peor con la edad, como explica el neurocient¨ªfico Javier DeFelipe, l¨ªder del proyecto Cajal Blue Brain: ¡°Se mantienen las habilidades verbales y el conocimiento extraling¨¹¨ªstico o la capacidad de interpretar los significados de las palabras y oraciones¡±. Pero el rendimiento de un ajedrecista de ¨¦lite ¡°podr¨ªa verse afectado por una disminuci¨®n en velocidad mental y funci¨®n ejecutiva; es decir, el envejecimiento normal relacionado con la corteza del l¨®bulo frontal¡±. El neur¨®logo Jos¨¦ F¨¦lix Mart¨ª-Mass¨®, premio Euskadi de investigaci¨®n en 2014, subraya ¡°la p¨¦rdida de eficacia de la transmisi¨®n de se?ales en determinadas redes; se pierde velocidad, lo que llamamos tiempo de reacci¨®n¡±.

La informaci¨®n cient¨ªfica encaja muy bien con lo que se vio la semana pasada en el torneo de San Luis. Kasp¨¢rov perdi¨® o empat¨® varias partidas en las que hab¨ªa logrado posiciones ganadoras por pensar demasiado y apurarse de tiempo. Aunque tambi¨¦n es cierto que salv¨® un par de posiciones perdedoras por errores graves de sus rivales, puede afirmarse que s¨®lo un poco m¨¢s de precisi¨®n le hubiera situado en el 5? puesto, algo asombroso si se tiene en cuenta que todos sus rivales eran de alcurnia y que en los ¨²ltimos doce a?os s¨®lo compiti¨® otras tres veces, siempre en las modalidades r¨¢pidas: gan¨® por 9-3 a Anatoli K¨¢rpov en un duelo en Valencia (2009); por 8,5-1,5 a Short en San Luis (2015); y qued¨® el 3? de un dur¨ªsimo torneo cuadrangular, tambi¨¦n en San Luis (2016).

Short es el jugador de m¨¢s edad de los cien mejores del mundo: ¡°La incapacidad para soportar la tensi¨®n es un gran problema producido por la edad. En el caso de Kasp¨¢rov, hay que a?adir la indecisi¨®n, debida a la falta de pr¨¢ctica. Y no estoy seguro de que el ajedrez cl¨¢sico [partidas lentas] le fuera mejor porque los mayores se cansan m¨¢s tras varias horas concentrados¡±.

El serbio Ljubomir Ljub¨®jevic, de 66 a?os, residente en Linares (Ja¨¦n), lleg¨® a ser el 3? del mundo tras K¨¢rpov y Kasp¨¢rov, y sigue observando a la ¨¦lite desde muy cerca: ¡°Creo que Kasp¨¢rov rendir¨ªa m¨¢s en partidas lentas si previamente dispusiera de varios meses de entrenamiento intensivo, pero eso es poco menos que imposible con la vida tan activa que lleva fuera del ajedrez¡±. Indica un elemento llamativo: ¡°Los jugadores j¨®venes est¨¢n muy influidos por el entrenamiento con las computadoras. Al utilizar menos su cerebro, profundizan menos en las posiciones, y eso hace que envejezcan m¨¢s r¨¢pido desde el punto de vista de la potencia cerebral. Su pensamiento es m¨¢s superficial¡±. Y pone el acento en lo que ¨¦l denomina ¡°comprensi¨®n celestial¡±. Es decir: ¡°Sigues conservando la profundidad de los conceptos, la capacidad de comprender cu¨¢l es la clave de una posici¨®n, pero tardas m¨¢s en verla, ya no lo haces tan instant¨¢neamente como antes¡±.

Granda es uno de los casos m¨¢s excepcionales de los 15 siglos de historia del ajedrez. Nunca se ha entrenado con disciplina profesional. En la edad m¨¢s productiva cerebralmente prefiri¨® cultivar ¨¢rboles frutales y cuidar animales en Caman¨¢ (Per¨²) que jugar torneos de ¨¦lite en Europa, a pesar de sus buenos resultados. Superados los 40 a?os se hizo jugador profesional y se mud¨® a Salamanca con su familia, a la que mantiene con los premios que gana en torneos. Ahora, a los 50, aguanta entre los cien mejores del mundo. Est¨¢ de acuerdo con Ljub¨®jevic, y aporta otra idea: ¡°Con la edad pierdes control de los nervios, lo que influye en la calidad del sue?o¡±. Y explica as¨ª su asombroso rendimiento: ¡°Soy fuerte psicol¨®gicamente. No he perdido la emoci¨®n por jugar, ni la ambici¨®n por luchar y ganar. Nunca ofrezco tablas¡±. En todo eso se parece mucho a Kasp¨¢rov.