La potencia de Remy desarbola al Athletic

A Las Palmas le bastaron un par de piernas, un tornado y un disparo para acabar con la monoton¨ªa. Remy, un jugador que lleg¨® a la isla siguiendo el camino que inaugur¨® Boateng la temporada pasada, resolvi¨® por las bravas un partido que naci¨® efervescente y muri¨® sin gas. O al menos mientras no estuvo el franc¨¦s sobre el campo. Una jugada desde la banda izquierda de Remy descoyunt¨® a la defensa del Athletic y bast¨® para decidir un duelo que parec¨ªa destinado al reparto de puntos por ausencia de golpes directos.

Al partido le sobraban velocistas y le faltaban corredores de fondo. No es que convenga jugar al f¨²tbol con el freno de mano puesto, pero hay veces en las que la pausa aclara las ideas y evita el alboroto. Porque el partido tuvo fases tan alocadas que llevaron al bal¨®n a un mareo continuo, como un mal viaje en autob¨²s. Lo mismo Las Palmas se agarraba a las piernas de Vitolo y de Viera, como el Athletic pon¨ªa en funcionamiento las de Williams. La pelota llegaba a las dos ¨¢reas con una intenci¨®n clara: asomarse en el menor n¨²mero de toques posible. Estuvieron habilidosos Halilovic y Vesga, cada uno remando en una direcci¨®n, e imprecisos Calleri y Williams en la recepci¨®n.

Todo nac¨ªa deprisa, tambi¨¦n los errores y los aciertos. Tal traj¨ªn empeque?eci¨® a Ra¨²l Garc¨ªa en el Athletic, incapaz de cuerpear por falta de tiempo, y desnutri¨® a Aquilani, especialista en el pase corto, la transici¨®n pausada, pero carente de ese f¨ªsico de contragolpe que hace tiempo dej¨® atr¨¢s. El resultado de semejante pulso deparaba ocasiones varias, momentos de superioridad que cambiaban de bando, un cruce de intenciones en el que no hab¨ªa quien levantase la voz.

Del ritmo a la pausa

Pero las carreras en el f¨²tbol se pagan pues devoran oxigeno y agotan las piernas. Y tras el descanso, y con la casa sin barrer, el partido cay¨® en el lado opuesto. Las galopadas dieron paso a las transiciones saturadas, a los pases de un extremo al otro en l¨ªnea horizontal, a la contemplaci¨®n, lo que sac¨® al partido de su foco. Trat¨® de virar el juego Ziganda dando entrada a Muniain y Aduriz, y zarande¨® el ataque M¨¢rquez con Remy. A ambos les funcion¨® el cambio, en distinta manera pues el Atheltic elev¨® la altura de los balones en largo mientras que Las Palmas buscaba la potencia del franc¨¦s a ras de hierba.

Con la l¨ªnea de ataque oficial sobre el campo al Athletic se le espes¨® el bal¨®n, empez¨® a perderlo de vista y a correr de nuevo, en otra direcci¨®n. Viera agigant¨® su estampa, Aquilani mantuvo su elegancia en el pase y Remy se convirti¨® en un tormento. B¨®veda no sab¨ªa c¨®mo parar al franc¨¦s, que parec¨ªa subido a un cohete. Un artefacto que a falta de tres minutos para el final le permiti¨® deshacerse de su marca, lanzar un quiebro a N¨²?ez y clavar la pelota lejos de los brazos de Kepa. Un gol que rompi¨® con los planes de contingencia de un Athletic que no hab¨ªa recibido ning¨²n gol en los tres partidos anteriores.

Remy demostr¨® que correr r¨¢pido y con criterio no es incompatible.