Cabezas cortadas
Nos apasiona El Mundo Today porque somete a la realidad, y no al rev¨¦s. Sus mentiras poseen tanto estilo, agudeza y, vamos decirlo, a menudo verdad literaria, que al acabar de leer firmar¨ªamos debajo. En un relato perfecto de la vida de entrenador, hace cuatro a?os public¨® que Gerardo TataMartino acababa de saber, a las dos horas de ser presentado como nuevo entrenador del Bar?a, que la junta directiva lo hab¨ªa despedido. No hab¨ªa accedido a las instalaciones por falta de tiempo, as¨ª que a muchos jugadores no pudo ni conocerlos. Despu¨¦s de cinco horas de estancia en Barcelona, Sandro Rossell comunic¨® que los resultados del nuevo t¨¦cnico al frente del equipo eran demasiado pobres, recordando que a sus ¨®rdenes el Bar?a no hab¨ªa logrado ni un solo t¨ªtulo. ¡°Lo bueno es que no deshice la maleta¡±, coment¨® el entrenador argentino, a quien el mismo d¨ªa que lleg¨® a la ciudad condal se le vio de nuevo en El Prat tratando de comprar un vuelo barato de regreso a su pa¨ªs.
La vida de entrenador admite todas las exageraciones, como la de Martino, con el que la realidad fue a¨²n m¨¢s cruel que El Mundo Today, pues permaneci¨® una temporada entera y ag¨®nica en el Bar?a, donde se vio apartado de todos los t¨ªtulos por Real Madrid y Atl¨¦tico, y al final tambi¨¦n lo echaron. Los t¨¦cnicos est¨¢n condenados a marcharse antes de poder decir adi¨®s con la mano o lanzar besitos en la punta de los dedos. En agosto, el UD Ibiza, de Tercera Divisi¨®n, prescindi¨® de David Porras tras perder en la primera jornada; en Divisi¨®n de honor el Alav¨¦s despidi¨® a Luis Zubeld¨ªa al cuarto partido. Habr¨¢ m¨¢s casos.
El cargo de entrenador exige vencer secretos inaccesibles. No basta entrenar. En un vestuario plagado de estrellas o en un palco lleno de exc¨¦ntricos, a veces saber de f¨²tbol no es tan prioritario como entender de egos o psiquiatr¨ªa. Carlo Ancelotti sum¨® resultados nefastos a su mala relaci¨®n con los jugadores, y el Bayern de M¨²nich lo despidi¨® la semana pasada. Ya ven. Todas las historias de entrenadores se parecen. En el fondo, nadie sabe qu¨¦ es ser entrenador exactamente, por eso cuando te nombran de alguna manera ya te est¨¢n indicando el camino de salida. El proceso se parece al pre¨¢mbulo de aquellas instrucciones para dar cuerda a un reloj de Julio Cort¨¢zar, que sosten¨ªa que cuando te regalaban un reloj te entregaban tambi¨¦n un ¡°peque?o infierno florido¡±. La cesi¨®n del reloj lleva impl¨ªcita la entrega del ¡°miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa¡±. Al final, no te regalaban un reloj, sino que t¨² eras el regalado.
En un vestuario plagado de estrellas, a veces saber de f¨²tbol no es tan prioritario como entender de egos
El entrenador ser¨¢ siempre el elemento sacrificado porque se encuentra solo. En cuanto algo se tuerce, su cabeza sale rodando, casi futbol¨ªsticamente. La vida demanda continuamente sacrificios sangrientos, cabelleras, como aquel d¨ªa que El Mundo Today public¨® que la infanta Leonor exig¨ªa, al estilo de las antiguas monarqu¨ªas, que le cortasen la cabeza a un ni?o de su clase porque no dejaba de fastidiarla.
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