Joan Mir, el campe¨®n que cambi¨® la tabla por las motos
Su padre tiene una tienda de ¡®skaters¡¯, pero el mallorqu¨ªn, r¨¦cord de victorias en Moto3 para hacerse con este t¨ªtulo mundial, se decant¨® por las dos ruedas
Es todo frescura. Inocent¨®n. Humilde y detallista. Risue?o. Y piloto casi de rebote. Joan Mir (Palma de Mallorca, 20 a?os) podr¨ªa haber sido skater, en cualquiera de sus modalidades, o surfero. Ten¨ªa todo el material a su disposici¨®n, en la tienda que su padre, Juan, posee en el centro de Palma: Roll and Roll, donde nunca oli¨® a gasolina. Por eso sus inicios no fueron los del t¨ªpico campe¨®n espa?ol del nuevo milenio, que se subi¨® a una moto casi antes de aprender a ir en bici o que aprendi¨® a correr sobre asfalto en las llamadas minimotos con apenas ?seis a?os? ?l, sin embargo, no se mont¨® en una hasta que cumpli¨® los 10. Y pas¨® por la escuela de Chicho Lorenzo, el padre de Jorge, por una casualidad familiar, ya que la prima de su padre, Eva, fue la novia de la adolescencia del campe¨®n mallorqu¨ªn.
¡°Haber empezado tarde es una ventaja. Empiezas m¨¢s maduro y las experiencias que tienes son m¨¢s reales. Cuando empiezas m¨¢s peque?o luego tienes un bache. Te crees que lo sabes todo y no sabes nada, no conf¨ªas, y es justo el momento en el que tienes que hacer cosas. Cuando Joan empez¨® a correr con nosotros ya ten¨ªa 18 a?os pr¨¢cticamente. Era m¨¢s mayor para entender las cosas. Ha tenido su bache igual, porque el a?o pasado era m¨¢s cabez¨®n, pero luego le demuestras que las cosas funcionan y se va adaptando: este a?o conf¨ªa m¨¢s¡±, explica Christian Lundberg, director t¨¦cnico y deportivo del equipo Leopard Racing, con el que se ha proclamado campe¨®n de la categor¨ªa peque?a del mundial de motociclismo en Australia.
Mir, capaz de comparar una carrera de Moto3 con una funci¨®n de ballet, por los movimientos coordinados de estas menudas m¨¢quinas, tiene en la pista la sensibilidad justa para salir y hacer buenos tiempos con facilidad. ¡°No es nada tiquismiquis, la moto ha sido muchas veces la misma, hemos tenido que tocar muy pocas cosas. ?l ha hecho el resto¡±, concede Jordi Cunill, uno de sus mec¨¢nicos. El resto lo hace con la buena mano que tiene. Lo certifica Lundberg: ¡°Tiene un gran control de la Moto3 porque se entrena con todo tipo de motos y eso le ayuda porque puede hacer maniobras que a los dem¨¢s les resultan m¨¢s dif¨ªciles. No tiene la vuelta r¨¢pida perfecta, pero en carrera puede rodar m¨¢s r¨¢pido que nadie. No tiene ninguna particularidad de conducci¨®n destacable, pero tiene intuici¨®n y don¡±.
¡°Mi respuesta en la pista tiene mucho de improvisaci¨®n¡±, aseguraba Mir en una entrevista reciente en El Peri¨®dico. Se lo permite el trabajo previo. Hace trial, motocross, dirt track, se entrena hasta con motos de agua. Y en sus programas de entrenamiento hay motos de 600cc y hasta de 1000cc. ¡°Le encanta entrenarse; casi cada d¨ªa se sube a la moto. Y combina las dos ruedas con el ejercicio puramente f¨ªsico¡±, cuenta su representante, Paco S¨¢nchez. ¡°Todo eso este a?o le permite pensar. Eso es lo m¨¢s dif¨ªcil en una carrera de Moto3, cuando hay un grupo de 10 pilotos que quiere subirse al podio: planificar una estrategia para las ¨²ltimas tres vueltas y que salga bien. Pilotos r¨¢pidos hay muchos, los hay incluso m¨¢s r¨¢pidos que ¨¦l, pero Joan lo gestiona mejor y gana¡±, a?ade Lundberg. Para lograr este campeonato Mir ha sumado nueve victorias, un r¨¦cord en la categor¨ªa ¨C¡°Ya no nos quedan sombreros, porque casi cada carrera ha sido de quitarse el sombrero¡±, dice Cunill-. Ha acabado todas las carreras. Y solo qued¨® fuera de los puntos en Jap¨®n, el primer gran premio en que tuvo opciones de t¨ªtulo, la primera vez en que le vencieron los nervios, el fin de semana en que confes¨® detestar esa sensaci¨®n de sentirse campe¨®n antes de tiempo.
Sus padres se han esforzado mucho por inculcarle unos valores y para ello se han servido del ejemplo de Nadal Paco S¨¢nchez, representante de Mir
Mir tiene la cabeza tan bien amueblada que asegura que las comparaciones con sus ¨ªdolos, esos con los que ahora, a veces, comparte mesa y conferencia de prensa, solo significan que va ¡°por el buen camino¡±. En esos momentos recuerda a Rafa Nadal, otro campe¨®n al que ha evocado alguna vez. Y no es casualidad. No solo porque ambos son de Mallorca. ¡°Sino porque sus padres, separados, se han esforzado mucho por inculcarle unos valores, por que no despegue los pies del suelo, y para ello, se han servido del ejemplo de Nadal¡±, a?ade S¨¢nchez. Cuando gan¨® su primera carrera, en Austria, el a?o pasado, el de su debut en el Mundial, no le esperaban con un saco cargado de halagos en casa: ¡°Todav¨ªa no has ganado nada¡±, le dijo su padre para bajarle los humos. Algo parecido a lo que hizo Toni Nadal con su sobrino cuando volvi¨® de Sud¨¢frica de ganar un torneo internacional junior y desbarat¨® la fiesta que le ten¨ªa preparada la familia.
Ellos, Juan y su madre Ana ¨Cen cuyos domicilios vive de forma alterna-, son el mejor ejemplo de la naturalidad con la que quieren que lleve esta vida de piloto. Asisten a las carreras, pero se les ve poco. Aunque tienen pases para poder ver a su hijo cada tarde, se compran una entrada para verle correr desde la grada y no inmiscuirse en su trabajo diario y el del equipo. Tampoco lo hace su chica, que a menudo viaja con ellos, y que solo pasa tiempo con su novio el domingo despu¨¦s de las carreras. Todos esos detalles le hacen ser como se le ve, sencillo, feliz. Y no cambiar.
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