El Barcelona viste de humilde en Legan¨¦s
Luis Su¨¢rez recupera el olfato goleador y los azulgrana resuelven una salida complicada ante un combativo rival
Hay dos maneras de mirar al calendario cuando se afronta la Liga. Algunos, especialmente los mejores clubes y sus aficionados, tienden a programar el a?o despu¨¦s de constatar en qu¨¦ fechas caen los puentes y los partidos m¨¢s exigentes, especialmente los derbis, los cl¨¢sicos y las jornadas de Champions, mientras la mayor¨ªa repara en las jornadas laborables y en los encuentros de entretiempo, d¨ªas en que los grandes equipos ganan y pierden los campeonatos de forma furtiva, como si fuera una sorpresa para mayor gloria de sus rivales an¨®nimos, m¨¢s o menos lo que le pas¨® la pasada temporada al Bar?a.
A Valverde le ha condicionado seguramente el ¨²ltimo a?o de Luis Enrique y la derrota en la Supercopa con el Madrid. As¨ª que el t¨¦cnico ha convertido lo cotidiano en prioritario, la visita a Butarque en m¨¢s importante que la de Mestalla y al partido de Legan¨¦s le daba mayor trascendencia que al derbi del Wanda. El Bar?a de Valverde se ha vestido de humilde para cantar victoria en Getafe o Butarque despu¨¦s de la descapitalizaci¨®n futbol¨ªstica vivida por la falta de fichajes rimbomantes y la salida de Neymar.
Un planteamiento que abona la seriedad, la sensatez, la fiabilidad, y si se quiere, la correcci¨®n, la formalidad y hasta la convencionalidad, frente a la grandilocuencia, el espect¨¢culo, la brillantez y el boato del que tanto ha presumido el Bar?a. No es f¨¢cil reconocer hoy al equipo futbolero que conquist¨® Europa, y menos si Messi descansa en la cancha, como ocurri¨® en Legan¨¦s. El encuentro no tuvo ninguna grandeza ni magia, incluso se puede considerar vulgar, y sin embargo, el Barcelona cont¨® tres goles como tres soles, dos de Luis Su¨¢rez y uno de Paulinho. El uruguayo reapareci¨® despu¨¦s de 480 minutos desaparecido y resolvi¨® con dos tiros la complicada salida barcelonista a Legan¨¦s. La puntilla la puso como ya es costumbre Paulinho.
Los azulgrana zanjaron la contienda en las ¨¢reas, la ajena y la propia, muy bien resguardada por Ter Stegen, como acostumbran los l¨ªderes sorprendentes, pocos como el Bar?a de Valverde en una liga que pintaba a favor del Madrid de Zidane.
El partido empez¨® en el campo del Legan¨¦s. Tocaba el Bar?a en la medular con Rakitic, sal¨ªa limpio y aseado de su cancha con el pase medido de Busquets y buscaba en punta a Su¨¢rez. Hubo un gol anulado y una jugada de penalti en el ¨¢rea de Cu¨¦llar mucho antes de que Amrabat rematara por encima del larguero de Ter Stegen. Los muchachos de Garitano, muy concentrados y mejor ordenados, dejaban hacer al Barcelona porque no entraban en juego ni Iniesta ni Messi y la actividad era escasa por el costado de Semedo.
El Legan¨¦s defend¨ªa bien y sal¨ªa r¨¢pido a la contra, siempre dispuesto a acabar la jugada para impedir la transici¨®n azulgrana, mientras la hinchada pitaba a Piqu¨¦. El central carg¨® con una tarjeta que le impedir¨¢ jugar en Mestalla y se reclam¨® un penalti de Iniesta antes de que funcionara la jugada dibujada desde el inicio. Busquets, el eje del juego, a menudo situado como tercer central, elimin¨® las l¨ªneas de presi¨®n con una apertura para la derecha, apareci¨® Alc¨¢cer y su centro-chut fue mal resuelto por Cu¨¦llar, que dej¨® el bal¨®n franco para Luis Su¨¢rez.
Al Legan¨¦s, capaz de mantener a cero su porter¨ªa en siete partidos, le cost¨® aceptar que hab¨ªa tomado un gol despu¨¦s de haber acabado de desfigurar al Bar?a, especialmente afortunado con el 0-1, cada vez m¨¢s pendiente de Ter Stegen. Garitano aprovech¨® la inercia con la que su equipo alcanz¨® el descanso para poner m¨¢s picante en su ataque con la entrada de Beavue por Eraso. Y Beavue tuvo el empate en sus botas al poco de salir en un mano a mano excelentemente resuelto por el guardameta del Barcelona.
Los azulgrana perdieron su sitio en la cancha de manera descarada y Valverde intervino sin mayor demora: Paulinho y Aleix Vidal, dos jugadores f¨ªsicos, sustituyeron al delicado Iniesta y al inocuo Semedo. Y ya se sabe que el entrenador azulgrana tiene mano de santo, porque acto seguido a los cambios, Luis Su¨¢rez volvi¨® a embocar un rechazo de Cu¨¦llar a tiro de Alc¨¢cer. No era una tarde para virtuosos, sino que demandaba jornaleros, y hay pocos como Paulinho, Alc¨¢cer y, por fin, Luis Su¨¢rez. Valverde recupera jugadores mientras gana partidos y aumenta el margen de mejora de un equipo al que no le preocupa hacer historia, sino que quiere ganar la Liga sin que nadie se d¨¦ cuenta, ni siquiera el propio Camp Nou.
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