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El Valencia se reivindica como alternativa en Cornell¨¤ ante el Espanyol
El dominio del Espanyol se estrella en los palos y Kondogbia y Santi Mina traducen la efectividad del equipo de Marcelino, que acaba expulsado y no podr¨¢ estar en el banquillo ante el Bar?a
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Hay equipos que con poco hacen mucho. Virtud, generalmente, de los grandes conjuntos. Esos que pasean por la Liga con su DNI. Y, en Cornell¨¤, el Valencia le mostr¨® su carnet al Espanyol. Un genial bombazo de Kondogbia, un gran pase de Carlos Soler. No necesit¨® m¨¢s el conjunto de Marcelino para despachar al cuadro blanquiazul y consolidarse como el perseguidor del Barcelona. El Espanyol domin¨® el juego, el Valencia las ¨¢reas. Ya es oficial, Mestalla vuelve a asustar en Espa?a, un estadio con historia que se prepara para recibir al cuadro azulgrana.
El Valencia anda como nunca; el Espanyol, como siempre. Todo, por supuesto, si se atiende a las ¨²ltimas temporadas. Mientras que Marcelino ejerce como una especie de brujo, capaz de revitalizar la memoria del conjunto che y devolverlo a los puestos de ¨¦lite, esos que justifican el pedigr¨ª del Valencia, S¨¢nchez Flores no encuentra la receta para hacer despegar al Espanyol, condenado a navegar en la tierra de nadie de la tabla.
La ambici¨®n de Marcelino, sin embargo, le llev¨® a pensar m¨¢s en el Bar?a que en el Espanyol. Y mand¨® al banquillo a sus perlas: Zaza, Guedes y Carlos Soler. La suplencia del italiano ten¨ªa sentido si se tiene en cuenta la maltrecha rodilla del delantero y su car¨¢cter rebelde: acumula cuatro amarillas. En cambio, sin Guedes ni Soler, el Valencia pierde pausa. Un mal negocio ante el rocoso Espanyol, un equipo que muerde como pocos en la medular. A la ausencia del tr¨ªo se le sum¨® la displicencia de Parejo, m¨¢s la poca tiza de Kondogbia. Un plus inesperado para el combativo cuadro blanquiazul.
S¨¢nchez Flores hizo o¨ªdos sordos al momento Valencia. En cambio, s¨ª escuch¨® al n¨²cleo duro del vestuario: Sergio Garc¨ªa arranc¨®, por primera vez en la temporada, desde el inicio. El 9, junto a Baptistao y Gerard Moreno, todo p¨®lvora para contrarrestar su falta de gol. La hinchada todav¨ªa estaba agitando las banderas blanquiazules, entregadas a los seguidores en las puertas del estadio, iniciativa para amurallar de pol¨ªtica a la casa del Espanyol, cuando el plan de S¨¢nchez Flores parec¨ªa que se iba al garete. Baptistao, ese futbolista tan sugestivo como fr¨¢gil, cay¨® lesionado. Un dej¨¢-v¨´ para el hispano-brasile?o que se pas¨® la mitad de la temporada pasada en la enfermer¨ªa. El problema fue soluci¨®n para S¨¢nchez Flores. Jurado reemplaz¨® a Baptistao, m¨¢s control para el Espanyol, m¨¢s descontrol para la medular de Marcelino.
Jurado no tard¨® ni un pesta?eo en tomar las riendas del partido ni Sergio Garc¨ªa en demostrarle a S¨¢nchez Flores que su lugar estaba en el once. ¡°?Falete, Falete!¡±, grit¨® la hinchada, reconocimiento al sentimentalismo del 9, que volvi¨® al club, pero, sobre todo, un mimo a su f¨²tbol. Con Jurado encendido, Sergio Garc¨ªa en llamas y Gerard Moreno en combusti¨®n, el Valencia no pod¨ªa decir ni p¨ªo en el ¨¢rea de Pau. Ocurre, sin embargo, que el Espanyol est¨¢ peleado con el gol. Cuando no fueron las piernas de los centrales, fueron las manos de Neto las que le negaron el grito a los blanquiazules. Y, sino, los postes. La madera silenci¨® a Gerard Moreno y a Darder y enrabi¨® a S¨¢nchez Flores, que no ten¨ªa m¨¢s soluciones que las que puso en el campo.
Marcelino, en cambio, ten¨ªa dinamita a su lado. Primero intent¨® con Guedes. No cambi¨® nada, la pelota segu¨ªa en las botas de los blanquiazules. La c¨®lera se apoder¨® del entrenador asturiano, agudizada cuando el ¨¢rbitro demor¨® el cambio de Garay por Murillo. Termin¨® en las gradas. Hern¨¢ndez Hern¨¢ndez expuls¨® a Marcelino, que no podr¨¢ estar en el banquillo ante el Bar?a. Pero el Valencia se encuentra en estado de gracia.
Y, cuando la angustia se apoderaba de las botas de los valencianistas, apareci¨® un tranquilizante insospechado. Kondogbia sac¨® un zapatazo fort¨ªsimo desde la luna, imposible de detener para Pau. Y si gol del franc¨¦s min¨® la endeble moral del Espanyol, Carlos Soler revent¨® cualquier ilusi¨®n de remontada. El volante le puso una asistencia genial a Santi Mina para que liquidara la contienda. No necesit¨® mucho m¨¢s el Valencia para acumular su octavo triunfo consecutivo y estirar el mejor arranque de su historia: nueve victorias, tres empates. Al Espanyol le toca el purgatorio; al Valencia, el cielo, donde por ahora manda el Bar?a, su hu¨¦sped el pr¨®ximo domingo.
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