Con o sin Messi, el mejor es Ter Stegen en el Barcelona
El conjunto azulgrana alcanza la primera plaza del grupo de Champions con un empate contra la Juventus presidido por la suplencia del 10
A la espera de Coutinho, o de ?zil, o quien decida Robert o Pep Segura, asustado como est¨¢ el barcelonismo desde que perdi¨® a Neymar y se lesion¨® Demb¨¦l¨¦, necesitado de refuerzos en Europa y puede que tambi¨¦n en la Liga, Valverde se atrevi¨® a salir sin Messi en Tur¨ªn. Nadie conf¨ªa m¨¢s en su plantilla que el entrenador, capaz de resguardar al 10 en el banquillo durante una hora en un escenario especialmente exigente, ante un rival rimbombante y necesitado como la?Juventus?y en un torneo de la altura de la Champions.
El argentino descansaba hasta ahora en el campo, especialmente reservado en los ¨²ltimos partidos, espectador de los goles de Alc¨¢cer, de Paulinho o de Luis Su¨¢rez en canchas como la de Butarque, territorios que abonaban precisamente las rotaciones y hasta un respiro para el 10. Nadie imaginaba al rosarino en un banquillo tan grandilocuente como el del Juventus Stadium. Y, sin embargo, el jugador se sent¨® para presenciar c¨®mo se bat¨ªa el Barcelona?de Valverde. El 0-0 le daba la raz¨®n al t¨¦cnico cuando en el minuto 56 apareci¨® en escena el 10. La cita quedaba a pedir de boca para Messi. Y ocurri¨® que el argentino no pudo marcar las diferencias, sino que fue Ter Stegen quien salv¨® el plan y la clasificaci¨®n como l¨ªder del grupo para el Barcelona. As¨ª que el Bar?a de Valverde y el Bar?a de Messi empataron a cero finalmente en Tur¨ªn.
No es f¨¢cil mirar un partido del Bar?a sin Messi. No se acostumbran a jugar sus compa?eros sin su referencia; no sabe muy bien c¨®mo desplegarse el contrario; y ni siquiera el hincha local y el forastero saben qu¨¦ le puede pedir a su equipo, porque la suplencia del delantero condicion¨® el f¨²tbol del Barcelona y de la Juve. A la Vecchia Signora, que sali¨® con una defensa de tres centrales, le sobraban zagueros y los azulgrana no sab¨ªan c¨®mo enfocar hasta Buffon. No hab¨ªa nadie entre l¨ªneas por m¨¢s que en el puesto de Messi aparec¨ªa Paulinho.
Un rival negado
Iba y ven¨ªa el brasile?o, sin hilo para coser al equipo, imposible que tuviera la pelota, descolgado en ataque y defensa, desfondado ante la pintoresca Juve. A los italianos no les cost¨® pisar la cancha rival, porque hab¨ªa muchos barcelonistas fuera de su posici¨®n, exigidos los laterales, aislado Luis Su¨¢rez. Las transiciones de los muchachos de Allegri fueron m¨¢s vertiginosas que las llegadas del Bar?a, falto de profundidad y de juego interior, de ingenio y de velocidad, siempre bien resguardado en cualquier caso por Ter Stegen. La vulgaridad azulgrana oblig¨® a reparar progresivamente en la ofensiva de la Juve, invicta en los ¨²ltimos 26 partidos en Tur¨ªn.
Y entonces se advirtieron tambi¨¦n las limitaciones del campe¨®n italiano, hoy rezagado en la clasificaci¨®n y en el juego respecto al N¨¢poles. No hab¨ªa manera de reconocer a ninguno de los dos equipos, desfigurados y empobrecidos, vestido el Bar?a como si fuera la Roma, de manera que m¨¢s parec¨ªa un partido del calcio que de la Champions. No hubo m¨¢s ocasi¨®n en media hora que un tiro al palo a bal¨®n parado de Rakitic. Ni siquiera Dybala, igualmente extra?ado por no poder competir con Messi, pod¨ªa superar la organizada defensa del Barcelona.
El argentino despert¨® al poco de llegar al descanso con un tiro que lami¨® el larguero despu¨¦s de una jugada que enoj¨® a Valverde porque Deulofeu se olvid¨® de la marca a Alex Sandro. La ira del t¨¦cnico expres¨® cu¨¢les eran sus instrucciones desde que cant¨® el once sin Messi. El encuentro result¨® insoportable hasta que calent¨® el 10. No hubo picos de juego y se impuso la lentitud y la soser¨ªa para desespero de la hinchada, que solo rompi¨® a aplaudir cuando apareci¨® en la banda Messi.
La excitaci¨®n, sin embargo, dur¨® poco, acaso un cuarto de hora, tiempo en que el azulgrana bot¨® una falta por encima del travesa?o de Buffon. La versi¨®n administrativa del 10 reapareci¨® poco a poco, s¨ªntoma de que no pasa precisamente por su mejor momento, raz¨®n de m¨¢s para entender a Valverde. Alrededor de Messi, en cualquier caso, siempre hay emoci¨®n, la posibilidad de un gol, la seguridad de un momento para un regate ¨²nico, un cambio de ritmo singular, un disparo imposible para Buffon. Aunque no pas¨®, se intuy¨®, se adivin¨®, se presagi¨®, como se supone a un equipo como el Bar?a. La Juve siempre jug¨® con el retrovisor puesto hasta el final, cuando asom¨® con un cierto vigor, envalentonada por la condici¨®n de local, momento en que Ter Stegen sac¨® una mano prodigiosa a tiro de Dybala.
Vive el Bar?a de su portero y de su defensa ¡ªhan dejado el marcador a cero en sus salidas¡ª, a la espera de Messi ¡ªin¨¦dito desde hace un a?o como goleador visitante¡ª, y expectante tambi¨¦n con los posibles refuerzos ¡ªya sea Coutinho u ?zil¡ª, mientras atronan las goleadas del PSG y las exhibiciones del City. Valverde, sin embargo, ni se inmuta, tan valiente que deja a Messi en el baquillo del Juventus Stadium.
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