La Copa da alas al Bar?a

Nadie se fij¨® en ¨¦l. Iba de verde, llevaba guantes y de vez en cuando beb¨ªa de un botell¨ªn de agua que coloc¨® al lado del poste izquierdo de la porter¨ªa que defend¨ªa. Tambi¨¦n se pegaba caminatas de adelante para atr¨¢s y vuelta a empezar. Pero para que los jugadores del Murcia vieran algo m¨¢s que la silueta de Cillessen, deb¨ªan otear el horizonte y aguardar a un milagro porque por un lado el Bar?a no fallaba y por el otro, su t¨¦cnico, demasiado timorato, prefiri¨® perder con dignidad antes que con la ambici¨®n de marcar un gol en el Camp Nou.

Necesitaba el Murcia una gesta hom¨¦rica porque deb¨ªa endosarle al Bar?a tres goles m¨ªnimo, por lo que se presupon¨ªa que no ser¨ªa un equipo r¨¢cano sino que tratar¨ªa de jugar al abordaje, con una presi¨®n avanzada que incomodara la salida rival. No fue as¨ª, quiz¨¢ porque el equipo pimentonero carece de pie y f¨²tbol para someter a los azulgrana, que anoche fueron ese chico de la pandilla que se trae la pelota de casa y escoge qui¨¦n puede o no jugar con ella en el patio. De hecho, se contaron con los dedos de la mano las veces que los futbolistas del Murcia cruzaron la divisoria con el bal¨®n controlado. Resulta que Salmer¨®n orden¨® a los suyos que se abrigaran en su ¨¢rea y saltaran como un resorte para lanzar las contras; anhelo que no se cumpli¨® porque el Barcelona se tom¨® el duelo como tocaba, con profesionalidad y entrega. Valverde, siempre de pie, dio ejemplo.

Con la eliminatoria vista para sentencia, el t¨¦cnico pudo atender a las cargas y sobrecargas de su plantilla y as¨ª oxigenar las piernas de los que juegan casi todo, como Messi o Ter Stegen. As¨ª que revolvi¨® cada l¨ªnea para dar cabida a jugadores con falta de ritmo ¡ªVermaelen y Digne en defensa; Denis en el medio; y Alc¨¢cer y Deulofeu arriba¡ª, adem¨¢s de savia nueva del filial como Oriol Busquets, que comparte apellido y posici¨®n con Sergio, y Ale?¨¢, que sigue repiqueteando a la puerta del primer equipo pero est¨¢ a la cola porque se mantiene el overbooking de centrocampistas (nueve para tres posiciones) a la espera de que Arda Turan haga mutis por el foro en la ventana invernal.

Ninguno de los ni?os dio el cante, todo lo contrario. Oriol Busquets jug¨® con personalidad y criterio, pendiente de evitar las posibles contras adversarias; Ale?¨¢ reclam¨® m¨¢s protagonismo y bal¨®n, c¨®modo en la repartici¨®n del esf¨¦rico, aunque poco presente en el ¨¢rea opuesta; y David Costas cumpli¨® con acierto el escaso trabajo que tuvo. El jolgorio estaba en la otra parte del campo.

Sin Messi de enganche, Valverde recuper¨® la vieja f¨®rmula, esa que pasa por las bandas y en la que los extremos juegan bien abiertos para absorber la pelota y tirar diagonales hacia dentro o pisar la l¨ªnea de fondo. Aleix Vidal actu¨® por la derecha, infatigable trabajador tanto en la presi¨®n como en los desmarques, inspirado en el quiebro en corto aunque con los pies torcidos para el remate. Hasta que Semedo dobl¨® por su lado y puso un centro a la cabeza que Vidal festej¨® con alegr¨ªa comedida, quiz¨¢ porque era el tercero del Bar?a. El segundo no fue suyo, pero casi, porque se deshizo de un rival por el carril y sac¨® un centro que Piqu¨¦, atrevido porque sab¨ªa que le tocaba relevo, remat¨® a la red. Aunque tambi¨¦n hubo agitaci¨®n y alegr¨ªa por la izquierda, donde Deulofeu hizo buenas las palabras de Valverde. ¡°Se lo juega a todo o nada¡±, se?al¨® el t¨¦cnico. Y anoche, no escuch¨® el rien ne va plus sino que de buenas a primeras exhibi¨® su velocidad y dribling, con un zigzag que redonde¨® con un pase a un Vidal que perdi¨® la pelota en el control. En el despeje, sin embargo, la zaga pimentonera lo chut¨® hacia el medio, hacia donde estaba atornillado un Alc¨¢cer que est¨¢ de dulce porque como si fuera el Rey Midas, todo lo que toca se convierte en oro. As¨ª, puso la cabeza y el gol.

No cambi¨® de t¨¢ctica el Murcia y el Bar?a se divirti¨® de lo lindo, con m¨¢s goles que festejar. Uno de Denis Su¨¢rez, que de nuevo puso el play y la pausa al duelo; y otro de Arnaiz, que sali¨® del banquillo para volver a explicar que su relaci¨®n con el gol no es casual. El encuentro dio para todo, desde un mar de luces de m¨®viles que embellecieron las gradas esquel¨¦ticas del Camp Nou, una ola que anim¨® el cotarro y hasta un pelotazo a un c¨¢mara que le tir¨® de la silla pero que tras levantar el pulgar se llev¨® la ovaci¨®n de la noche. Era la Copa, un duelo sin chicha ni limon¨¢ por la diferencia abismal entre los dos equipos. Pero mientras el Murcia esper¨® a verlas venir, el Barcelona jug¨® con intensidad y vigor, con f¨²tbol y, por una vez, con alas.