Juventus e Inter de Mil¨¢n proponen, pero no disponen

Mauro Icardi y Gonzalo Higua¨ªn pelean por ser el nueve de Argentina en el pr¨®ximo Mundial de Rusia. Ambos demuestran una necesidad voraz de tener la pelota, trasladarla hasta el ¨¢rea y all¨ª dirigirla hacia la porter¨ªa. Y a ambos les hierve la sangre cuando no pueden hacerlo. Y se les nota. En el fondo, la frustraci¨®n del delantero centro es la misma independientemente de para qu¨¦ equipo juegue, pero en el caso de los arietes argentinos de la Juventus y el Inter de Mil¨¢n, dos aspirantes al scudetto, es algo m¨¢s exagerada de lo normal.

Entre ambos no llegaron a generar ni media docena de ocasiones de peligro. Mucho menos a poner a prueba a los dos porteros. Handanovic tuvo trabajo con Mandzukic, y Szcz?sny vivi¨® una noche sorprendentemente pl¨¢cida ante el actual l¨ªder de la Serie A. Porque en el Juventus Stadium se jugaba uno de los partidos que pod¨ªa decantar una competici¨®n otrora repetitiva, y que este a?o parece escurr¨ªrsele a cualquiera que trata de atraparla.

No fue un dispendio de juego precisamente el que ambos equipos pusieron en pr¨¢ctica sobre el c¨¦sped. Al Inter de Mil¨¢n, ordenado y secuencial en defensa, solo la pausa de Borja Valero le dotaba de algo complicado de adivinar. Arriba Icardi se peleaba una y otra vez con Chiellini y Benatia, para no acabar sacando nada. Poco o nada pudo hacer el m¨¢ximo goleador de Italia (16 goles), al que se le escaparon tantos gestos de rabia como remates inacabados. Candreva no le buscaba y Perisic llevaba a cabo una batalla con poca estrategia.

Sorprendentemente a la Juve, sin Dybala por decisi¨®n t¨¦cnica -una de esas que cuesta comprender-, no le costaba llegar hasta Handanovic. Especialmente insistentes estuvieron Cuadrado y Mandzukic. El colombiano corri¨® la banda derecha tantas veces que cualquier radar de tr¨¢fico se hubiera puesto las botas. El croata, en el otro costado, remat¨® de cabeza al larguero, dispar¨® a bocajarro desde fuera del ¨¢rea, y hasta se resbal¨® en el peor momento despu¨¦s de controlar un bal¨®n con el pecho. Pero ni rastro de Higua¨ªn. Aguant¨® m¨¢s que su n¨¦mesis argentina sobre el campo -Spalleti tambi¨¦n quiso marcarse su farol quitando a Icardi en el tramo final del partido- , pero ni siquiera con Dybala sobre el campo -un cuarto de hora le dio Allegri-, encontr¨® la senda hasta la porter¨ªa rival. Uno de sus disparos m¨¢s claros a punto estuvo de escaparse por los confines del estadio.

Que el f¨²tbol en Italia comienza desde la defensa -hay belleza en observar c¨®mo Chiellini o Miranda dignificaron el puesto de central con un recital de anticipaciones y movimientos tan pl¨¢sticos como cualquier remate-, es una constante. Que si el partido adquiere una importancia mayor por tratarse de un punto crucial en el calendario raro ser¨¢ ver a alg¨²n equipo atreverse a hacer algo distinto, otra. Por eso lo normal es que todo acabe en tablas. Un empate que cabre¨® tanto a Icardi e Higua¨ªn -la lucha por el puesto en La Albiceleste sigue en liza-, como satisfizo a sus t¨¦cnicos. Puede que incluso hasta algunos aficionados regresasen contentos a sus casas. Quien seguro celebr¨® el resultado fue el N¨¢poles, que si gana ma?ana a la Fiorentina recuperar¨¢ la primera plaza de la Serie A.