El Madrid muere de nostalgia
El Bar?a con las peores expectativas que se recuerdan gana la Liga en la primera vuelta humillando a los blancos en casa
Iniesta est¨¢ en ese estado en que no sabe cu¨¢ndo ser¨¢ su ¨²ltimo gran partido. Eso lo convierte en una rareza de museo: hay un lado legendario sin efectividad, como un jugador objeto de visitas, y otro en que de repente se desempolva como una Gioconda. Es un cuadro, y el cuadro se puso este s¨¢bado a quebrar y correr, y con ¨¦l se puso a bailar el Barcelona como espejo de su tiempo m¨¢s feliz. Acabar¨¢n Iniesta y Messi con Mar¨ªa Teresa Campos recordando sus partidos en el Bernab¨¦u con las botas abrochadas. As¨ª iba la vida y as¨ª nos iba a todos hasta que la pisote¨® Busquets y se la entreg¨® a Rakitic, y Rakitic corri¨® hasta llegar al ¨¢rea del Madrid, un equipo para entonces empeque?ecido por asombros livianos, entre ellos el de ver c¨®mo su gran primera parte no tuvo ning¨²n efecto.
Hab¨ªan sido minutos contundentes, con ratos de electricidad. El Madrid tuvo el bal¨®n y la jerarqu¨ªa, y solt¨® a los perros callejeros en una presi¨®n alta que por momentos maniat¨® al Bar?a. Era el Madrid superior que hab¨ªa conocido el verano: un Madrid consciente de s¨ª mismo, presumido hasta que se encontr¨® con Ter Stegen y los palos. El descanso lo sumi¨® en una depresi¨®n tranquila, propia de dioses a los que les empieza a extinguir su culto. Fue entonces cuando se march¨® la Liga. Lo decidi¨® el inesperado Barcelona. Cogi¨® el abrigo y el sombrero, y la Liga, y tir¨® para el aeropuerto dejando atr¨¢s una afici¨®n con el est¨®mago hinchado de t¨ªtulos y asombros. Fue la carrera de Rakitic, que record¨® a la de Sergi Roberto hace unos meses, cuando el Madrid lo gan¨® todo. De hecho, Sergi Roberto iba a su lado record¨¢ndoselo: ¨¦l fue el que entreg¨® el bal¨®n a Su¨¢rez para que fusilase. El Madrid empez¨® a morir de nostalgia.
LaLiga puso el partido cuando los argentinos estaban durmiendo. Un cl¨¢sico a la una de la tarde sacrifica la audiencia argentina por la china: se gana el consumismo oriental y se pierde el insulto canchero, nuestros hermanos, la vida al otro lado. No influy¨® en Messi, que tiene horario propio. No influy¨® en nada decisivo, la verdad. En la segunda parte el Barcelona abri¨® un boquete en mitad del cuerpo trasplantado del Madrid, ahogado en centros de reposiciones televisivas navide?as, y por all¨ª se fueron escapando los recuerdos de un mundo mejor, cuando hac¨ªa calor. A pocos equipos le sientan peor los guantes que al Madrid. El Bar?a jug¨® un f¨²tbol sin respuesta. Fue una hemorragia que evoc¨® tiempos pasados, s¨®lo seis meses despu¨¦s de que Piqu¨¦ confesase tras la Supercopa que nunca hasta entonces se hab¨ªa sentido inferior.
El f¨²tbol ense?a unas cartas y echa otras. El Madrid ha cerrado en el Bernab¨¦u el mejor a?o de su historia perdiendo 0-3 con el Bar?a y de paso la Liga. El Bar?a con las peores expectativas que se recuerdan gana la Liga en la primera vuelta humillando al Madrid en casa. Nunca se sabe lo que hay debajo del abeto hasta que se abre.
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