El Barcelona sobrevive a sus ausentes ante el Celta
El vigente campe¨®n de Copa logra una m¨ªnima ventaja tras empatar en Bala¨ªdos ante un rival que le ocasion¨® numerosos quebraderos
Puede quedar la sensaci¨®n de que el Celta ha desaprovechado una oportunidad ante las ausencias en el Barcelona. Valverde guard¨® a Iniesta en casa, Messi y Luis Su¨¢rez no se sumaron a la expedici¨®n que lleg¨® a Vigo porque apenas comenzaron a entrenar hace dos d¨ªas tras gozar de un prolongado receso navide?o. Umtiti est¨¢ lesionado y Jordi Alba y Ter Stegen se quedaron en el banquillo, del que apenas salieron unos minutos Sergi Roberto y Rakitic, tambi¨¦n Dembel¨¦, que reapareci¨® despu¨¦s de superar una lesi¨®n que le tuvo tres meses y medio fuera del equipo. Con ese plan sobrevivi¨® el Barcelona en Bala¨ªdos, un terreno complicado ante un rival que sabe ponerle en problemas, en una tarde que adem¨¢s se aderez¨® con viento y lluvia en el escenario m¨¢s galaico que se puede imaginar. Ah¨ª dio un paso adelante el Barcelona para llegar a los cuartos de final de la Copa del Rey porque extrajo un empate a uno que le deja la eliminatoria de cara para definirla el pr¨®ximo jueves d¨ªa 11, en el Camp Nou y con sus delanteros de lustre sobre el c¨¦sped. Mal har¨ªan, con todo, en darla por resuelta ante un equipo, el Celta, que siempre les ha mirado a la cara.
El partido fue un ajedrez que se jug¨® en todo el tablero, pero no en una reticulado sino sobre un tepe de 105 metros de largo por 69 de ancho. Ocupar ese espacio con once peones no es sencillo, pero los dos contendientes lo intentaron y ese esfuerzo fue el inicio de un grato espect¨¢culo. Ante la idea de partir con la pelota jugada desde la zaga se opuso la presi¨®n adelantada del rival. Fue el Barcelona quien m¨¢s sufri¨® en esa puesta en escena porque el Celta mostr¨® su amplio repertorio de recursos para mover la pelota con el aliento encima. Le falt¨® manejo al equipo de Valverde porque quienes pueden jugar a uno o dos toques no estaban sobre el campo. No estaban Messi ni Iniesta, tampoco Rakitic, ni Sergi Roberto. Ale?¨¢ vio el partido desde el banquillo. Pero el equipo tuvo llegada, tr¨¢nsito y brega. Por ah¨ª golpe¨® primero con un gol nacido en sendas conducciones de Denis Su¨¢rez y Andr¨¦ Gomes, que acab¨® por sacar un codicioso centro raso que encontr¨® a la zaga celeste a contrapi¨¦ y a Jos¨¦ Arn¨¢iz, un delantero del filial que hasta ahora ha marcado en cada uno de los tres partidos que ha disputado con el primer equipo, donde se sit¨²an los rematadores.
La desventaja en el marcador al cuarto de hora de partido le hizo da?o al Celta porque pareci¨® inmerecida. Hab¨ªa empezado entre mand¨®n e intimidador, con lucidez para deshacerse del nudo que le planteaba el Barcelona y encontrar la precisi¨®n para abrir espacios. Esa lecci¨®n se la sabe el Celta, que jug¨® en ese inicio sin portes, como mucho a dos toques, con un siete pulmones en la medular como el eslovaco Lobotka, una de las joyas captadas por la direcci¨®n deportiva del equipo vigu¨¦s. Otra es Wass, un futbolista que a¨²na sudor y delicia. A trav¨¦s de ellos le quit¨® la pelota el Celta al Barcelona. Tambi¨¦n con Pione Sisto, que pone el contrapunto: donde otros buscan la resoluci¨®n sencilla y aseada ¨¦l busca los caminos m¨¢s intrincados. Bastantes veces los encuentra.
Sisto mantuvo una vibrante pugna con el veloz Semedo de la que no siempre sali¨® victorioso, pero empat¨® con un gol que entr¨® por una rendija tras una acci¨®n en la que el Celta lleg¨® al ¨¢rea en superioridad y teji¨® una combinaci¨®n que Aspas remat¨® al larguero. La pelota sali¨® despedida sobre la l¨ªnea de fondo y todos se quedaron parados menos el extremo de origen sudan¨¦s, que la estamp¨® entre el poste, el larguero y el cuerpo de Cillesen.
La retomada igualdad aviv¨® a¨²n m¨¢s al Celta, que ya hab¨ªa saltado al campo dispuesto a beberse cada sorbo del partido. El club, jugadores, t¨¦cnicos y afici¨®n han interiorizado hace tiempo que la Copa del Rey es su competici¨®n, la oportunidad m¨¢s clara para opositar a ese t¨ªtulo que tanto necesita la entidad para poblar sus flacas vitrinas. La previa del partido anim¨® al celtismo, que entendi¨® que si Messi, Su¨¢rez o Iniesta se quedaban en Barcelona hab¨ªa una buena oportunidad para opositar a entrar en los cuartos de final. Pero los hombres que aline¨® Valverde, con apenas Busquets y Piqu¨¦ como integrantes de un once titular tipo, mostraron car¨¢cter. Y categor¨ªa. Que a veces cuando un futbolista es prisionero de la exigencia de un grande se acaba por dudar sobre ¨¦l. Cuando peor pintaba para el Barcelona, vecina la hora de partido, todo vir¨®. El Celta boque¨® y los blaugranas encontraron ese segundo de m¨¢s para afianzarse. Debieron marcar entonces por mediaci¨®n de Arn¨¢iz, que lleg¨® forzado a un remate en plancha en boca de gol, de Denis Su¨¢rez, que a¨²n tuvo el gol m¨¢s cerca tras un centro de Semedo al segundo palo, o a trav¨¦s de Busquets, que estrell¨® en el larguero un remate desde la frontal.
El Celta se difumin¨®. Empez¨® a sentir que el tablero que antes hab¨ªa dominado como si fuera una ¨ªnsula era ahora un continente. Unzu¨¦ busc¨® piernas frescas con un doble cambio. Se fueron Wass y Sisto y entraron Brais M¨¦ndez y Emre Mor, dos estilistas que se asociaron nada m¨¢s salir al campo para llegar con claridad ante Cillesen. Valverde calc¨® el ¨®rdago. Paulinho y Arn¨¢iz dejaron su sitio a Rakitic y Dembel¨¦, que apenas pudo dejar un t¨ªmido remate que sac¨® el meta Sergio ?lvarez. El paso por boxes abri¨® otro partido. Creci¨® el Celta y se rebaj¨® el Barcelona mientras su t¨¦cnico llamaba a Sergi Roberto para recuperar el dictado en la medular. Pudieron desequilibrar los refrescos. No hubiera sido justo. El resultado final premi¨® el despliegue de todos.
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