El m¨¦todo Zidane frente al m¨¦todo Guardiola
El entrenador del Madrid gestiona el ¨¦xito, mientras Pep lo entrena d¨ªa a d¨ªa
"Ganar puede ser peligroso", sosten¨ªa Johan Cruyff. Bien que lo sab¨ªa quien como jugador barcelonista vivi¨® cinco temporadas a rebufo de una sola Liga triunfal y una Copa telonera. Ya como t¨¦cnico, El Profeta era consciente como pocos de la dificultad de gestionar el ¨¦xito para que se perpet¨²e, de rebajar las inflamaciones de ombligo y mantener la mordida y la cara del tigre. Al Cruyff entrenador le tocaron unos tiempos en los que, limitado a tres el cupo de extranjeros, alguna vaca sagradadeb¨ªa ser sacrificada. Por ejemplo, Laudrup en la desastrosa final cul¨¦ de la Copa de Europa de 1994 (0-4 con el Milan).
Tan intervencionista y radical era Johan como lo ha sido siempre su principal disc¨ªpulo: Pep Guardiola. Para el de Santpedor, los ciclos en un banquillo a duras penas sobrepasan las tres temporadas. Si acaso, como en su periplo azulgrana, cuatro. Pero para ello requiri¨® una cirug¨ªa permanente, m¨¢xime en los momentos c¨¦lebres. Hasta que lleg¨® a un punto sin retorno: ¡°Si sigo nos haremos da?o¡±, sentenci¨® Guardiola al t¨¦rmino de su etapa en el Camp Nou, la m¨¢s luminaria en la historia barcelonista (14 t¨ªtulos). Aquel Bar?a fue el ¨²ltimo en marcar ¨¦poca hasta que floreci¨® el Real de Zidane, tambi¨¦n destinado a dejar sello. Por ello el reparar en el cruce de caminos de aquel Bar?a y este Madrid.
A la cima futbol¨ªstica se puede llegar por varias rutas. Otra cosa es mantenerse, sobremanera en estos tiempos en los que el hoy se come de un bocado al ayer. Tiempos en los que resulta muy f¨¢cil morir de notoriedad cuando llegan los aires de pavo real. Al rev¨¦s que Guardiola, Zidane ha preferido no anticipar riesgos y sortear cualquier diagn¨®stico inc¨®modo por evidente que fuera. Lo mismo dieron los traspi¨¦s con el Valencia, el Levante, el Betis, el Girona¡ Tampoco advirti¨® alarmas tras los sobresaltos con el Tottenham, el Al Jazira o el Fuenlabrada. Zidane se aferra a sus titular¨ªsimos, ya sean Benzema bajo el yugo de su hinchada, Keylor en el disparadero de unos rectores que apuntan a Kepa, Marcelo y sus intr¨¦pidas aventuras, Kroos y sus bajonazos... ¡°No echar¨¦ la mierda a nadie¡±, enfatiz¨® ayer.
La reciente temporada del doblete revaloriz¨® a una segunda unidad amplificada con jugadores del mismo perfil, j¨®venes al asalto de la gloria como Theo, Llorente, Ceballos y Mayoral. Con tal cesto, todo indicaba que el entrenador franc¨¦s ten¨ªa a tiro agitar al once pretoriano con la pujanza del segundo pelot¨®n liderado por Isco y Asensio. No ha sido as¨ª y el primer equipo se ha desplomado tanto como el segundo. Zidane se ha decantado por una mirada complaciente a los que tiene por principales mientras el equipo descarrila por la Liga. Est¨¢ decidido a cerrar filas con lo suyo y los suyos hasta el final. Y ello por m¨¢s que los titulares cada vez tengan menos cara de titulares y los suplentes m¨¢s cara de suplentes.
Hay t¨¦cnicos conservadores que llegado el equipo al trono se agarran a una misma ola. Y los hay transgresores cr¨®nicos que creen que hay que revolver el cotarro para coger de nuevo la misma ola. Zidane se afilia con los primeros. Lo mismo que hizo Luis Enrique, pertinaz con el tridente hasta que ya no le dio para m¨¢s. Guardiola lidera como nadie la segunda corriente, en el Bar?a, el Bayern o el City. En su casa, tras fulminar a Deco y Ronaldinho, pas¨® de ganar su primera Liga con Eto¡¯o a despedir al camerun¨¦s y anclar a Ibrahimovic, un a?o despu¨¦s desterrado en favor de Villa. Por el medio, Pedro le quit¨® el puesto a Henry, se empecin¨® con Chigrynsky y rescat¨® a Cesc para competir con Xavi, Iniesta y Busquets, la gran veta del equipo. Se la jug¨® con el 4-3-3 y si percib¨ªa detalles placenteros daba un volantazo al 3-4-3. Modul¨® a Messi del costado derecho al eje del ataque, cambi¨® la nutrici¨®n y discuti¨® y discuti¨® con Begiristain y Zubizarreta (directores deportivos). Hasta se llev¨® reprimendas populares por viajar en el d¨ªa a las finales de Copa. Torneo para el que dise?¨® un equipo tipo, con Pinto o con Bojan, al que puso una misi¨®n: ganar el campeonato que le correspond¨ªa, estar en estado de revista en una Copa puesta en valor por el propio t¨¦cnico.
En un Bar?a en el que hasta la llegada de Cruyff los t¨ªtulos eran m¨¢s bien contados, Guardiola se opuso a rajatabla a descontar ninguno. Fue consciente de que deb¨ªa mantener la llama d¨ªa a d¨ªa. Y siempre supo que su car¨¢cter obsesivo acabar¨ªa por devorarle, como ocurri¨® con Messi al frente de un plantel hasta el gorro.
Zidane ha decidido mucho antes que Guardiola no hacerse da?o con los que tiene por pilares de su entronizaci¨®n como preparador. Quiere llegar a la orilla, sea la que sea, con su convoy principal. Acept¨® de tal manera la confecci¨®n actual de la plantilla que no quiere fichajes invernales. No ha procurado otra variaci¨®n t¨¢ctica que la err¨¢tica apuesta por Kovacic como carcelario liguero de Messi y no ha corregido la pizarra para crear un nuevo ecosistema para CR, seco como nunca.
A Zidane, firme en blindar a los suyos, no le han importado las malas se?ales del d¨ªa a d¨ªa. Quiz¨¢ porque hist¨®ricamente el Madrid no ha sido club de dobletes. Y mucho menos de tripletes. Le basta con el columpio de la Copa de Europa, cuya vuelta a sus vitrinas en los ¨²ltimos a?os parece haberle condicionado su cultura de trabajo. Como si le bastara tirar los dados solo a su torneo fetiche, lo que explica que solo haya levantado seis de las ¨²ltimas 20 Ligas, calderilla para la entidad blanca. Pero le ser¨¢ dif¨ªcil competir en febrero en Europa sin colmillo en el tr¨¢nsito dom¨¦stico. Por supuesto, Zidane no tiene por qu¨¦ ser Cruyff o Guardiola. Nadie es infalible y ocho t¨ªtulos avalan sobradamente al galo. Veremos si prevalece el m¨¦todo Zidane como en su d¨ªa se encumbr¨® el m¨¦todo Guardiola. Interesante contraposici¨®n. Hasta ver d¨®nde llega la era Zizou, lo que s¨ª se sabe es que con Cruyff y Guardiola el ¨¦xito no se gestionaba, se entrenaba d¨ªa a d¨ªa cayera quien cayera.
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