Cagarse en el f¨²tbol
Contra el discurso sensato de Paco Seirul¡¤lo, el hazmerre¨ªr del Deportivo Riestra, que aline¨® al ¡®streemer¡¯ Spreen por un pu?ado de ¡®likes¡¯
Antiguos
Si las estad¨ªsticas se siguen apropiando del f¨²tbol, llegar¨¢ un momento, no muy lejano, en que los entrenadores ser¨¢n empleados de la IA. Por otra parte, veo que se est¨¢n publicando cada d¨ªa m¨¢s libros que intentan reducir el f¨²tbol a un problema t¨¢ctico. Es un esfuerzo intelectual que valoro mucho, pero sigo creyendo que intentar controlar este juego es una esperanza contraria a la raz¨®n. No se me escapa que hay gente que le est¨¢ encontrando la medida a los datos, poni¨¦ndolos en contexto y vi¨¦ndolos a la luz de un conocimiento profundo del juego. Al menos, logran que los n¨²meros no hagan el rid¨ªculo. Pero ser¨¦ sincero: dice m¨¢s Paco Seirul¡¤lo con una frase, que todos los tratados que pretenden hacernos creer que el misterio del juego es descifrable. ¡°No es una cuesti¨®n de datos ni de n¨²meros ni de kil¨®metros¡±, le dice a Ramon Besa en una entrevista reciente en este peri¨®dico, ¡°sino de toques, de pases, de jugar de cara y al primer toque, de aunar espacio y tiempo¡±. La tecnolog¨ªa busca patrones y homogeniza, el talento diferencia. No se puede hablar de formaci¨®n sin respetar la singularidad de cada jugador y no se puede hablar de f¨²tbol sin entender que es un juego y no una industria que fabrica jugadores en serie. Del art¨ªculo se desprende que a Paco Seirul¡¤lo le preocupa que, por hablar de la esencia del f¨²tbol, se le considere antiguo. Por mi parte, pagar¨ªa con gusto el precio de que me consideren antiguo si lograra tener su claridad conceptual.
Modernos
Si quieren modernidad, aqu¨ª les traigo una cuota. Miren qu¨¦ historia m¨¢s curiosa ha protagonizado el f¨²tbol esta misma semana. El Ogro Fabbiani es el entrenador del Deportivo Riestra, uno de los ?28! equipos que conforman la liga argentina, pa¨ªs que, como saben, tiene una relaci¨®n exagerada con el f¨²tbol. Fabbiani ser¨¢ muy Ogro, pero para atender a las imposiciones del f¨²tbol comercial, es m¨¢s bien obediente. Con la plata no se juega y no lo digo en broma. Pero con el f¨²tbol tampoco se juega y aqu¨ª me pongo m¨¢s serio a¨²n. El asunto que escandaliz¨® a los puristas y tambi¨¦n a los normales, que no abundan, es que puso de titular al streamer o influencer conocido como Spreen (bebida energizante que ignoro si soporta un control antidoping). El intruso solo jug¨® un minuto con el n¨²mero 47 a la espalda y sin tocar la pelota, pero de titular. Un compa?ero peg¨® una patada nada comercial para detener el partido y hacer el cambio. Una pena que la patada no la haya recibido el streamer, que se fue aplaudido una vez cumplimentada esa falta de respeto al f¨²tbol. El director de Marketing habr¨¢ quedado satisfecho por el ruido considerable que se provoc¨®. No es para menos. El Gordo Soriano dijo hace treinta a?os: ¡°Lo ¨²nico que nos queda es el f¨²tbol¡±. Mi amigo Carlos Salgado, escandalizado por este episodio, me pregunt¨® v¨ªa wasap: ¡°?Nos queda?¡±.
La m¨¦trica del fugaz debut del pibe en el Riestra ha mostrado estas cifras:
Twitter: 159 millones de impresiones.
Instagram: 42 millones.
TikTok: 55 millones.
YouTube: un mill¨®n.
Lo que viene a significar que cagarse en el f¨²tbol puede llegar a ser un ¨¦xito sin precedentes porque hay, al menos, unos 250 millones de idiotas interesados en acompa?ar el acontecimiento; esto es, contribuyendo al suceso. Eso s¨ª, 24 horas m¨¢s tarde y dando muestras de su dignidad deportiva, el Club Deportivo Riestra pidi¨® perd¨®n p¨²blicamente. Gente seria.
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