La dura realidad del Atl¨¦tico

Hay quien dice en el Atl¨¦tico que salir de Madrid para alejarse de la pompa y la parafernalia que rodeaba al Real Madrid-Par¨ªs Saint Germain pod¨ªa ser un alivio que ayudara a terminar de digerir que el equipo se ha salido de la primera l¨ªnea del escaparate europeo. Entrada la g¨¦lida noche de Copenhague, los jugadores de Diego Pablo Simeone se ejercitaban sobre el c¨¦sped del Parken Stadion con los rostros cubiertos por bragas. ¡°Esta es la realidad que tenemos por delante, este partido. No vivimos de las ilusiones¡±, asever¨® Simeone. ¡°La situaci¨®n es la que nos toc¨®, cuando el Chelsea le gan¨® al Qarabag, se ve¨ªa venir, m¨¢s all¨¢ de la ilusi¨®n que tuvimos hasta el final, fue todo muy natural. No fue una buena Champions . Despu¨¦s de dos finales, una semifinal y unos cuartos nos toc¨® ver la mala cara de esa competici¨®n. Esperemos que nos sirva para aprender y afrontarla mejor la temporada que viene¡±, advierte Simeone,

Fuera del foco de la Champions, por no ser capaz de superar en dos partidos al Qarabag, el Atl¨¦tico se ha visto abocado al segundo vag¨®n del f¨²tbol europeo. Pelear¨¢ por un t¨ªtulo que no le llenar¨¢ tanto ni al club ni a la hinchada como los alcanzados en 2010 en Hamburgo, bajo la direcci¨®n de Quique Flores, y en 2012 en Bucarest, ya con Simeone al frente. Para este equipo que se ba?¨® de gloria alcanzado dos finales de la Copa de Europa, esta competici¨®n se antoja que se le ha quedado peque?a. Un toreo que econ¨®micamente deja poco, algo m¨¢s de 10 millones de euros, y que obliga al desgaste de jugar jueves-domingo. Solo ganarla es v¨¢lido para un club que ha ca¨ªdo en esta competici¨®n desde lo m¨¢s alto.

El crecimiento del equipo en los ¨²ltimos a?os inspir¨® la estruendosa frase de Gabi cuando ¨¦l y el vestuario empezaron a ser conscientes de que los dos batacazos con el Qarabag les relegaba a la Liga Europa. ¡°Ahora mismo es una mierda¡±, espet¨® entonces el capit¨¢n rojiblanco. El contexto, comparado con aquella primer t¨ªtulo alcanzado en Hamburgo en 2010, gener¨® esa andanada contra la competici¨®n que volvi¨® a situar en el mapa europeo a la entidad. ¡°Todo el mundo nos agradec¨ªa que gan¨¢ramos aquel t¨ªtulo. Hab¨ªan pasado muchos a?os desde el doblete del 96, incluido un descenso a Segunda Divisi¨®n¡±, rememora ?lvaro Dom¨ªnguez, ahora retirado prematuramente por sus problemas en la espalda. Dom¨ªnguez analiza aquel t¨ªtulo bajo la perspectiva de la tranquilidad que le dio al club en todos sus estamentos: ¡°Hab¨ªa un ambiente negativo, el descenso a¨²n se recordaba, hab¨ªa temporadas ma?as, fracasos de fichajes. Enseguida hab¨ªa pitos en el Calder¨®n, ¨ªbamos mal en la Liga, pero la afici¨®n se enganch¨® al equipo en esos partidos europeos. Para el club fue un b¨¢lsamo, relaj¨® el ambiente y la afici¨®n empez¨® a creer en el equipo. Hab¨ªa que activarla, pero con algo, y se lo dimos con esa Liga Europa¡±. Dom¨ªnguez apunta un matiz sobre la forma en la que afront¨® el equipo la competici¨®n. ¡°No empezamos con la idea de ganarla, pensamos en disfrutarla. A medida que fuimos pasando eliminatorias nos fuimos concienciando. Es una competici¨®n que gana inter¨¦s en la medida en la que vas pasando rondas. Es normal que para los aficionados ahora pueda saber a poco, pero si pasan hay grandes equipos como el Arsenal o el Dortmund¡±.

Desde los despachos del tambi¨¦n club apelan a la necesidad de defender el prestigio, de salvaguardar en Europa la marca Atl¨¦tico, muy revalorizada por los recientes ¨¦xitos y el cartel de equipo competidor que se ha labrado. La venta en su totalidad de las 38.000 localidades de que dispone el Parken Stadion de Copenhague es la prueba de esa expansi¨®n y de ese territorio conquistado en el escaparate del f¨²tbol europeo. Sin Diego Costa, que se qued¨® en Madrid, por unos problemas musculares, pero con God¨ªn, el t¨¦cnico argentino espera un partido pasional. ¡°Yo jugu¨¦ aqu¨ª con el Lazio, y hay mucha pasi¨®n. Es un equipo fuerte, juega muy vertical, intentando aprovechar las bandas para poder que aflore su fuerte el juego a¨¦reo¡±, concluye Simeone.