Messi rompe la maldici¨®n
Pese a la negaci¨®n de espacios en Stamford Bridge, La Pulga logra acabar con su sequ¨ªa ante los ¡®blues¡¯
Aunque su historia no es demasiado extensa, al menos en cuanto a laureles, en el estadio del Chelsea se conserva todo tipo de recuerdos, como los cuadros de los jugadores que marcaron ¨¦poca que decoran los muros de ladrillo de las calles aleda?as, fotos en blanco y negro de momentos hist¨®ricos por los pasillos de Stamford Bridge e, incluso, pancartas que colgaban los aficionados de ¡°Zola el peque?o mago¡±, ¡°Super Frankie Lampard, la leyenda Drogba¡± y, claro, el ¡°Imperio de Roman¡± (Abramovich). No hab¨ªa en las gradas, sin embargo, una referencia a Eden Hazard, el inventor blue, el compositor y director de orquesta, el mediapunta (anoche de falso nueve) que determina el pulso del Chelsea. O, lo que es lo mismo, el Messi del Bar?a.
Un vac¨ªo que el tiempo seguro arregla, porque, como se vio sobre el c¨¦sped, si el conjunto londinense tiene extra de guindilla es por ¨¦l. As¨ª, en un duelo con m¨¢s ritmo que f¨²tbol, con m¨¢s imprecisiones que festejos, Hazard pidi¨® la pelota y el protagonismo como hizo Leo, que de una vez por todas demostr¨® que no hay kriptonita para su f¨²tbol, tampoco rival ni estadio que se le resista. En su noveno encuentro ante el Chelsea, Messi hizo su primera diana a los ingleses.
Las dos primeras ocasiones de gol explicaron la trascendencia de ambos dieces. Primero fue el Bar?a, que rob¨® el bal¨®n tras el saque inicial y toc¨® el esf¨¦rico durante dos minutos hasta que le lleg¨® a Leo y se marc¨® un eslalon para centrar al ¨¢rea chica, donde no apareci¨® el receptor exigido. Para el Chelsea fue similar, pues Hazard sis¨® el bal¨®n y lo reparti¨® de lado a lado hasta que lo volvi¨® a domar en el balc¨®n del ¨¢rea y solt¨® un disparo que result¨® en un sombrero para el larguero. Advertencia que se repiti¨® para incomodo de Ter Stegen y que evidenci¨® que por m¨¢s que fallara la punter¨ªa ¡ªbien lo sabe Willian, que hizo dos postes con dos derechazos de arrea¡ª el plan de Conte funcionaba y Stamford Bridge volv¨ªa a ser un paraje ¨¢rido para Messi, quiz¨¢ el ¨²nico estadio y rival que se le resist¨ªan.
El peligro de las contras
Tampoco result¨® un escenario sencillo para Valverde, que reprobaba con la mirada y el gesto con demasiada frecuencia. No le preocupaba el ataque, asunto de inspiraci¨®n, sino la transici¨®n ataque-defensa porque le revolv¨ªa el est¨®mago que los jugadores de banda no cerraran cuando el esf¨¦rico estaba en la banda contraria, lo que facilitaba la contra del Chelsea y las apariciones de Hazard porque disfrutaba de m¨¢s espacios.
Pero para negar espacios y l¨ªneas de pase, para jugar como un bloque, estaba el Chelsea de Conte. Y Messi, que rezongaba y hac¨ªa el molinillo con los brazos, que extra?amente en ¨¦l transmit¨ªa sus sentimientos, se chocaba irremediablemente contra el tabique azul. S¨ª que puso un centro que Paulinho no complet¨® por poco, s¨ª que traz¨® un par de jugadas hom¨¦ricas en las que descont¨® a cuantos rivales le sal¨ªan al paso (menos al ¨²ltimo) y s¨ª que acumul¨® bal¨®n en zonas poco determinantes. Pero no parec¨ªa que fuera a salir triunfante hasta que Iniesta, al m¨¢s puro estilo Alba, le asisti¨® para que lograra un empate que vale oro. Tablas, en cualquier caso, porque Hazard tambi¨¦n dijo la suya al asistir a Willian, que en su tercer disparo hizo diana.
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