Respeto a los s¨ªmbolos en la victoria del Atl¨¦tico ante el Copenhague
La hinchada rojilanca, que no desea una divisi¨®n fatalista, muestra por igual su apoyo a Simeone y a Fernando Torres en el triunfo de los suyos ante los daneses
El silencio puede ser una forma de expresar neutralidad. La escasez de manifestaciones durante el calentamiento de su equipo anticip¨® el sentir generalizado de la hinchada del Atl¨¦tico de Madrid en el conflicto que protagonizan Simeone y Fernando Torres, los dos grandes estandartes de la entidad. Como entre la dirigencia, entre la afici¨®n existe el temor a una divisi¨®n fatal. Con la eliminatoria resuelta en Copenhague, por los vomitorios, los antepalcos y los aleda?os del Metropolitano las opiniones sobre el conflicto se entrecruzaban y se opon¨ªan. Hab¨ªa quien censuraba la falta de tacto del entrenador para con un jugador de piel rojiblanca y tambi¨¦n quien defend¨ªa la perspectiva de un t¨¦cnico en el que en su cabeza ya no cabe Torres para conformar el plantel del pr¨®ximo curso. Cuando la megafon¨ªa pronunci¨® el nombre del delantero, tron¨® una ovaci¨®n. La misma que cuando fue nombrado el t¨¦cnico. La equidad y ese deseo del armisticio se concret¨® cuando en el minuto 14, se rindi¨® el tradicional tributo al Cholo. A continuaci¨®n, los c¨¢nticos rindieron homenaje al nueve. La escenograf¨ªa se repiti¨®
La confrontaci¨®n es delicada, desgarradora para la estabilidad interna y emocional del club. Tambi¨¦n ataca a las fibras m¨¢s sensibles de la masa social. El cisma entremezcla el sentimiento y el puro profesionalismo, elementos complejos de conjugar en el f¨²tbol moderno y sus agobiantes necesidades econ¨®micas, cada vez m¨¢s potenciadas desde el mero resultadismo del ¨¦xito deportivo.
A un lado de la discordia, el futbolista s¨ªmbolo que digiere en silencio y sin un mal gesto no haber contado con una mayor dosis de confianza en determinados momentos. Al otro, el entrenador, tambi¨¦n un icono, que ha adelantado en p¨²blico y a cuatro meses de que se eche el tel¨®n al ejercicio que el jugador es muy prescindible en su plan de futuro. El contexto en el que ambos entraron en el santoral rojiblanco es antag¨®nico, pero la reverencia y la entrega para con ambos de los hinchas es incuestionable. Simeone se hizo ¨ªdolo en el ¨¦xito. Primero fue el l¨ªder guerrillero del centro del campo del equipo del doblete. Despu¨¦s, desde el banquillo, ha llevado al Atl¨¦tico de Madrid?a los momentos m¨¢s grandes de su historia. Le ha reposicionado en la ¨¦lite, desde una inferioridad econ¨®mica manifiesta respecto a los grandes transatl¨¢nticos del f¨²tbol europeo. Torres se inocul¨® en la idolatr¨ªa rojiblanca en a?os de miseria. Fue el chico de la cantera del que enorgullecerse cuando no hab¨ªa casi nada para ello. Un pilar de 17 a?os sobre el que sostener las ruinas del descenso a Segunda Divisi¨®n y una intervenci¨®n judicial. No gan¨® t¨ªtulos, pero incluso estando ya en Liverpool a¨²n abanderaba el orgullo del hincha. Su regreso, con 50.000 espectadores en el Vicente Calder¨®n fue una exposici¨®n de sentimientos y fidelidad mutua.
En la gesti¨®n del regreso y encaje de Torres, Simeone ha puesto por delante en p¨²blico el plano deportivo por encima de la simbolog¨ªa. Espoleado y molesto por las cr¨ªticas al juego del equipo, en la previa del partido anticip¨® la frialdad del crudo profesionalismo contra el tacto hacia los sentimientos, que conforman tanto la grandeza de un club como la victoria o los t¨ªtulos.
No marc¨® Torres. S¨ª lo hizo Gameiro, con buen zurdazo desde la frontal para ganar el partido, lo que le da fuerza a Simeone en su decisi¨®n de situarle como el tercer delantero del equipo. Pero eso es solo la parte profesional. En la sentimental, los s¨ªmbolos se respetan.
"Fernando y yo queremos mucho al club"
Simeone entr¨® oteando el horizonte en el reci¨¦n inaugurado auditori del Metropolitano. All¨ª, desde su nuevo atril, se enfernt¨® a las cuestiones sobre su conflicto con Torres. El t¨¦cnico jug¨® el papel de rebajar la tensi¨®n cuando fue preguntado por la neutralidad de la hinchada: ¡°La verdad, como siempre la afici¨®n, un diez y hoy m¨¢s que nunca¡±. ¡°Lo que se busca es polemizar y ni a m¨ª ni a ¨¦l nos interesa, tanto Fernando como yo queremos mucho al club¡±. La consigna de rebajar la tensi¨®n ha sido generalizada. Vitolo, que tras aludir al g¨¦nero femenino para explicar que el vestuario no mete ciza?a en el asunto entre Torres y Simeone, tuvo que rectificar y matizar su declaraci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.