La Real Sociedad se despide de Europa
El cuadro donostiarra acaba en inferioridad num¨¦rica y cae tras una mala segunda parte en la que no pudo imponerse a un Salzburgo joven y correoso
El f¨²tbol es un juego de errores, dec¨ªa Johan Cruyff. Cuantos m¨¢s hay mayor divertimento para el espectador, asi que es m¨¢s que probable que el partido perfecto acabase con empate a cero. Real Sociedad y Salzburgo son buenos equipos, pero no est¨¢n del todo bien acabados. Les duele atr¨¢s, cuando tienen que defender cerca de su porter¨ªa. Por ah¨ª vino la salsa de una eliminatoria entretenida que se llev¨® el Salzburgo fall¨® menos y tuvo el acierto de golpear en instantes clave. Lo hizo en Anoeta para empatar en la ultima jugada del partido y llevarse la manija para emplearla en su casa. Lo repiti¨® en esta segunda cita en un inicio de partido a cara o cruz o en el momento de la resoluci¨®n, cuando la Real trataba de lanzarse a por el triunfo y se encontr¨® con una expulsi¨®n, un penalti, un gol y una lesi¨®n de su portero. Y fuera e Europa.
La Real Sociedad lleg¨® a Salzburgo con la obligaci¨®n de marcar gol tras el empate a dos de la ida, detalle que le invitaba a abrirse y gestionar el partido con una cierta alegr¨ªa. Lo hizo desde que dibuj¨® la alineaci¨®n, con siete variaciones respecto al duelo de la semana anterior, con Canales, Zurutuza, Januzaj, Oyarzabal y Agirretxe en el mismo once. Se encontr¨® a un rival que de nuevo fue a buscarle bien arriba, pero recibi¨® el envite y respondi¨®. Nunca volvi¨® la cara el equipo donostiarra, generoso en el esfuerzo, sin gasolina en un doloroso ep¨ªlogo en inferioridad num¨¦rica al que a¨²n as¨ª llegaron vivos y a un gol de forzar una pr¨®rroga. No lleg¨® ese alargue que casi fuerza Januzaj en una postrera acci¨®n en la que se disfraz¨® de nueve para manejarse de espaldas a la porter¨ªa y sacar un zurdazo que estrell¨® en el cuerpo del porterio austriaco.
A la Real Sociedad le doli¨® el primer giro del partido. A los siete minutos una recuperaci¨®n en campo del rival finaliz¨® con un buen centro de Zurutuza que Oyarzabal cabece¨® al larguero. Fue tan franca la oportunidad que pareci¨® sencillo imaginar que pronto iban a llegar m¨¢s, que la Real iba a tener argumentos para someter al Salzburgo. Pero mientras los donostiarras rumiaban el remate de Oyarzabal, dos pases del equipo centroeuropeo encontraron un latifundio en la banda izquierda para que el lateral Lainer habilitase al israel¨ª Dabbur, que marc¨® con una sutil finalizaci¨®n. Son¨® como una sinfon¨ªa que hubiese firmado el propio Mozart.
El cuadro austriaco tiene un punto indomable, el de la juventud, el que se deriva de atesorar una prole de futbolistas sobre los que es f¨¢cil intuir que en pocos a?os tendr¨¢n detr¨¢s interesantes carreras. Esta suerte de equipo nodriza plurinacional de Red Bull es un fil¨®n para los cazatalentos y a d¨ªa de hoy un rival estimable. El mal¨ª Samassekou tiene 22 a?os, su compatriota Haidara dos menos, los mismos que el motorcito austriaco Schlager. Conforman un centro del campo que define al Salzburgo, din¨¢mico, activo, novel, pero no por ello de pierna d¨¦bil. Pero la Real encontr¨® tambi¨¦n un oponente irregular, con las tachas propias de muchos futbolistas que inician camino y que adem¨¢s est¨¢n acostumbrados a manejarse en una liga en la que dominan con sencillez muchos partidos.
Por eso cuando apret¨® la Real sinti¨® que tuvo el gol cerca. Le cost¨®, con todo, coger el hilo al partido porque el Salzburgo lo vir¨® primero hacia el frenes¨ª que le conven¨ªa y luego lo trab¨®. En la pausa crecieron los chicos de Eusebio, impusieron su categor¨ªa. Cuando el partido caminaba hacia la media hora sent¨ªan que el partido era suyo. Justo entonces lleg¨® el empate, en el momento del mayor acoso, tras un c¨®rner botado por Canales que cabece¨® Ra¨²l Navas a la red en una posici¨®n nada sencilla.
La inmediata respuesta del Salzburgo pudo acabar en penalti tras un error defensivo de la Real, pero el ¨¢rbitro aplic¨® bien el reglamento en un bal¨®n que se estrell¨® en el brazo de Illarra cuando el mediocentro vasco trataba de recogerlo. Quedaba una hora de partido, pero a partir de ah¨ª el reloj comenz¨® a pesarle a la Real, m¨¢s que nada porque sinti¨® la incomodidad de que todo su trabajo no le acercaba a la meta. Alg¨²n detalle de Januzaj, alguna subida de Odriozola, detalles de Canales y algunos menos de Oyarzabal. Se incomod¨® el equipo de Eusebio y el partido se trab¨® hasta que ya enfilando la recta final el coreano Hwang, un vivales, forz¨® la segunda tarjeta amarilla de Ra¨²l Navas y en la jugada siguiente provoc¨® un penalti que transform¨® Berisha.
Fue entonces cuando Rulli se fue lesionado y Eusebio tuvo que emplear su tercer cambio en un portero. Ya hab¨ªa gastado otro en el descanso en suplir a un lateral, De la Bella. Semejaba agotada la Real Sociedad, pero encontr¨® un ¨²ltimo aliento en la debilidad defensiva del Salzburgo y en su propio coraje. Con una pizca de f¨²tbol directo y de balones al ¨¢rea hizo temblar a los sus inexpertos rivales. Demasiado tarde.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.