La estampa antigua de De Gendt ti?e la Volta de nostalgia
Etapa y liderato para el belga amante de las fugas en solitario en una carrera que se decidir¨¢ en las bonificaciones
El viento rob¨® a la Volta la ascensi¨®n a Vallter 2000, su cumbre reina, y priv¨® a los aficionados de esas peleas de escaladores entre s¨ª y contra la gravedad que tanto apasionan, pero a cambio les hizo el regalo de una estampa de ciclismo antiguo, ay, la nostalgia, la de un ciclista belga con un maillot m¨¢s blanco que rojo, a lo Faema, solo en una carretera desierta, falso llano eterno, ¨¢rboles desnudos de ramas agitadas, pueblos sin almas, dos jubilados sentados junto al asfalto helado calentados por un rayo de sol t¨ªmido en el norte de Catalu?a.
El ciclista, que no era, claro, Eddy Merckx revivido, sino Thomas de Gendt, un amante de la soledad, conquistador de Stelvio y Ventoux en Giro y Tour, resisti¨® al pelot¨®n desencadenado. Gan¨® la etapa con los segundos justos para salir de l¨ªder en la etapa del jueves, la ascensi¨®n a La Molina, que seguramente decidir¨¢ el ganador de una Volta que se decidir¨¢ por segundos y bonificaciones. Por detr¨¢s de ¨¦l, pelea, desconcierto y un t¨²nel. El peque?o drama de los hermanos Yates (Simon, atacante vivaz y peligroso; Adam, ca¨ªdo y doliente en los ¨²ltimos kil¨®metros) Y Alejandro Valverde, a¨²n por delante de los dem¨¢s favoritos.
La fuga contra el viento helado de De Gendt, del equipo Lotto que busca el aire vintage en sus colores, marc¨® el ritmo al pelot¨®n, cuyas acciones siempre buscaban responder a su melod¨ªa en contrapunto. Cuando el solitario belga ten¨ªa una ventaja de m¨¢s dos minutos, el Mitchelton de los Yates dej¨® de aguantar el pulso de indiferencia con el Movistar de Valverde y empez¨® a tirar del pelot¨®n para reducir su ventaja. Antes justo del t¨²nel decisivo, el que en la Nacional 260 tan ancha allana el camino tras el puerto de Collab¨®s, a 13 kil¨®metros de Camprodon, y cuando la ventaja hab¨ªa bajado a 1m 30s, atac¨® Dan Martin, el irland¨¦s pele¨®n. Sali¨® a marcarle Marc Soler, un galgo de Valverde. Despu¨¦s se entr¨® en el t¨²nel. Cuando salieron, la situaci¨®n era irreconocible: por delante, siempre, De Gendt; por detr¨¢s, a 40 segundos, un cuarteto de tipos duros, Simon Yates, Thibaut Pinot, Mathias Frank y Nairo, cancerbero de Valverde, que frenaba su impulso; y a medio minuto el grupo del murciano, tirado por el Sky, que ve¨ªa que perd¨ªa la partida. Los importantes se juntaron todos en la ¨²ltima recta. De Gendt ya hab¨ªa pasado, feliz y antiguo, unos segundos antes.
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