And¨²jar sale del t¨²nel en Marrakech
A los 32 a?os y despu¨¦s de tres intervenciones en el codo derecho, el espa?ol logra su cuarto t¨ªtulo en Marruecos (doble 6-2 a Edmund en la final) y asciende m¨¢s de 1.600 puestos en los ¨²ltimos dos meses
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Deporte de idas y venidas, de subidas y ca¨ªdas, el tenis recuper¨® este domingo una de esas hermosas historias que a¨²na todo buen renacimiento.
Un jugador herido, en este caso Pablo And¨²jar, al que las lesiones le han martirizado durante los tres ¨²ltimos a?os; un trofeo, localizado en Marrakech, de categor¨ªa 250 y dilucidado sobre tierra batida; y un r¨¦cord, porque el ¨¦xito en la arena magreb¨ª convirti¨® autom¨¢ticamente al espa?ol en el tenista de menor ranking (355) que conquista un torneo de la ATP. De ah¨ª, l¨®gicamente, la euforia, el frenes¨ª, la felicidad inmensa de saberse de nuevo campe¨®n, pero por encima de todo tenista, porque a pesar de las lesiones y el largo periodo en el t¨²nel And¨²jar insiste e insiste, y su deporte le reconoce de nuevo y le devuelve al escenario.
¡°Siento mucha felicidad¡±, expresaba el conquense a la agencia EFE poco despu¨¦s de vencer el brit¨¢nico Kyle Edmund en Marrakech (doble 6-2, en 1h 22m) y elevar as¨ª el cuarto t¨ªtulo de su carrera, el tercero en Marruecos despu¨¦s de haber levantado dos veces el de Casablanca, en 2011 y 2012. Entonces, sin embargo, eran otros d¨ªas, los esperanzadores d¨ªas, porque despu¨¦s vinieron las tinieblas. And¨²jar, ahora 32 a?os, iba pidiendo sitio como jugador de buenas maneras y se le auguraba un recorrido pr¨®spero, hasta que las lesiones se metieron de por medio y lo oscurecieron todo.
¡°Es la recompensa al trabajo en la sombra. Ya nadie se acordaba de m¨ª, pero yo segu¨ªa creyendo a pesar de tener momentos peores y mejores. Al final la constancia ha hecho que pueda jugar sin dolor y que pueda olvidar lo peor¡±, celebraba And¨²jar, pasando p¨¢gina ya y con el prop¨®sito de prolongar el dulce presente. Si hace dos meses festej¨® su primer triunfo oficial tras m¨¢s de dos a?os, en R¨ªo de Janeiro, este domingo dio otro importante paso hacia el bienestar y el sentirse otra vez profesional de los pies a la cabeza.
El precedente: Hewitt, en 1998, con 16 a?os y 550 en el?¡®ranking¡¯
Argumentos no le faltan. El codo derecho, que le oblig¨® a pasar tres veces por el quir¨®fano de 2014 a 2017, ya no le da guerra; vuelve disfrutar de continuidad en las pistas, encadenando esta temporada siete torneos consecutivos; y, en t¨¦rminos num¨¦ricos, su ascensi¨®n en el listado ha sido descomunal: hace menos de dos meses figuraba en el puesto 1.824 y este lunes ocupar¨¢ el 154 (a¨²n lejos, eso s¨ª, del 32 que defendi¨® en 2015). ¡°No me puedo marcar metas, ni de ranking ni torneos. Eso es b¨¢sico. Si no hay dolor, la consecuencia ser¨¢ subir puestos¡±, prolongaba en atenci¨®n a EFE; ¡°creo que la ahora se juega m¨¢s r¨¢pido que antes, pero al mismo tiempo se ve que hay jugadores mayores de 30 que han ido adapt¨¢ndose y yo soy uno de ellos. Siempre he confiado en m¨ª, si no lo hubiera hecho no hubiera vuelto a jugar al tenis¡±.
Aunque nunca se fue, Pablo And¨²jar hab¨ªa desaparecido del radar ten¨ªstico. Despu¨¦s de muchas horas de trabajo, de muchos m¨¦dicos, hospitales y demasiados sinsabores, el de Cuenca reaparece con un trofeo que complementa a los dos anteriores en Casablanca y el de Gstaad (2014), todos sobre arcilla. La semana pasada ya se hab¨ªa adjudicado el challenger de la JC Ferrero Equelite y ahora enlaza 10 victorias consecutivas. Viene su renacer, adem¨¢s, acompa?ado de una marca para el registro, porque desde 1998 (Lleyton Hewitt, en Adelaida, con 16 a?os y 550 de ranking) no se ve¨ªa a ning¨²n campe¨®n que ascendiera desde tan abajo.
¡°El tenis era mi vida y ahora forma parte de mi vida. Ahora tengo otras cosas: un hijo, una mujer, familia, amigos¡ y antes quiz¨¢s pensaba m¨¢s en el circuito. Cuando uno est¨¢ tan metido no se da cuenta de esas peque?as cosas que son las m¨¢s grandes¡±, puntualiza And¨²jar, al que su deporte le ten¨ªa reservado un espacio para el regreso. A los 32 a?os y detr¨¢s de mucha lucha, reclama de nuevo un hueco y este 2018 supone todo alegr¨ªas. Ninguna, no obstante, como la de volver a disfrutar de la raqueta y sentirse nuevamente tenista.
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