Horas contadas para el Hamburgo

El tiempo vuela en Hamburgo hacia una jornada sabatina que puede dibujar uno de los episodios m¨¢s tristes de la segunda ciudad m¨¢s poblada de Alemania porque puede perder la categor¨ªa uno de sus emblemas, su club de f¨²tbol, el ¨²nico que ha jugado todas las temporadas de la Bundesliga desde que se fund¨® en 1963 y que anteriormente siempre disput¨® el primer nivel de las diversas ligas regionales en las que se aline¨®. Fue seis veces campe¨®n nacional, una vez de la Recopa y gan¨® la Copa de Europa en 1983 con un gol a la Juventus de uno de sus mitos, F¨¦lix Magath, que conforma una hist¨®rica trinidad con Uwe Seeler y Manfred Kaltz en un equipo que sorprendi¨® en su d¨ªa al mundo con el fichaje de Kevin Keegan y en el que colg¨® las botas Franz Beckenbauer. El club con m¨¢s pedigr¨ª de Alemania puede firmar su primer descenso de categor¨ªa este s¨¢bado si no gana ante sus aficionados al Borussia M?nchengladbach y a¨²n as¨ª si el Wolfsburgo no cae en su feudo ante el descendido Colonia. Entonces el tiempo se detendr¨¢. Parar¨¢ el reloj digital que en el Volksparkstadion detalla con orgullo y precisi¨®n el transcurrir del equipo entre los grandes. Cuando el bal¨®n eche a rodar en el partido contra el Borussia lucir¨¢, con puntualidad germ¨¢nica 54 a?os, 261 d¨ªas, 22 horas, 30 minutos y un segundo. Una hora y tres cuartos despu¨¦s puede estar ofreciendo su ¨²ltimos destellos.

El Hamburgo se ha acostumbrado a estar en el alambre. Hace un a?o se libr¨® en la ¨²ltima jornada del mal menor que le aguardar¨ªa ahora, disputar la promoci¨®n contra el tercer clasificado de la segunda categor¨ªa. Entonces, casualidad, venci¨® al Wolfsburgo en la ¨²ltima jornada y enmend¨® un campeonato en el que no gan¨® su primer partido hasta la jornada trece. Ese mal inicio le hab¨ªa costado el puesto a Bruno Labbadia, el t¨¦cnico que le hab¨ªa rescatado en la primavera de 2015 en un final de campeonato ag¨®nico, con una promoci¨®n en Karlsruhe que se dirig¨ªa hacia la debacle hasta que el chileno Marcelo D¨ªaz emboc¨® un libre directo pasado el minuto noventa y forz¨® una pr¨®rroga a la postre victoriosa. Ya un a?o antes hab¨ªa sufrido el equipo en otra eliminatoria a cara o cruz ante Greuther F¨¹rth tras perder los cinco ¨²ltimos partidos de liga. Apenas quedaba ya rastro del equipo que en 2010 lleg¨® a las semifinales de la Europa League vertebrado en torno a Boateng, Ze Roberto, Trochowski y la aportaci¨®n final de Van Nistelrooy. Desde entonces el club ha invertido 170 millones de euros en 68 adquisiciones y recaud¨® en traspasos menos de la mitad de ese gasto.

Aquel verano empez¨® a hacer negocios con la entidad Klaus-Michael K¨¹hne, un empresario local del sector log¨ªstico que decidi¨® invertir en los derechos de varios futbolistas del equipo y que con el tiempo se hizo con varios paquetes accionariales, siempre bajo la regla germana del 50+1 que mantiene la propiedad del club en manos de sus socios. El octogenario K¨¹hne est¨¢ entre los cien hombres m¨¢s ricos del mundo y posee poco m¨¢s del 20% de las acciones del Hamburgo, al que ha inyectado unos 100 millones de euros. Pero hace unas semanas dej¨® una amarga confesi¨®n: ¡°El Hamburgo es la peor inversi¨®n de mi vida¡±.

No se trata de una plaza f¨¢cil. El club tiene detr¨¢s una masa ultra poderosa y violenta. El pasado mes de febrero esgrimieron antes de un partido una pancarta con una amenaza nada velada hacia los jugadores del equipo: ¡°Antes de que el reloj se apague os buscaremos en la ciudad¡±. Semanas despu¨¦s cuando los futbolistas llegaron a un entrenamiento tras caer por seis a cero ante el Bayern se encontraron once cruces clavadas sobre el c¨¦sped y otro aviso: ¡°Ha llegado vuestra hora, no podr¨¦is escapar¡±. Para entonces el equipo estaba siete puntos por detr¨¢s de la salvaci¨®n y se recurri¨® al t¨¦cnico del filial, Christian Titz, que lo revitaliz¨® con una idea futbol¨ªstica que privilegia la posesi¨®n de la pelota. As¨ª hab¨ªa ganado tres de sus cuatro anteriores partidos hasta que cay¨® la pasada jornada en casa del Eintracht. Ahora est¨¢ dos puntos por detr¨¢s del Wolfsburgo, que est¨¢ entrenado, gui?os del destino, por Bruno Labbadia.

El Hamburgo no alza un t¨ªtulo desde que gan¨® la Copa alemana en 1987 y, en vista de su lento pero imparable declinar, fue en 2001 cuando decidi¨® mostrar su orgullo por ser el ¨²nico club en jugar todas las ediciones de la Bundesliga. Instal¨® en el estadio ese reloj (del que situ¨® una r¨¦plica hace cuatro a?os en el frontal del autob¨²s del equipo) hacia el que ahora todos miran y que puede convertirse en el s¨ªmbolo de su desplome, quiz¨¢s tambi¨¦n el inicio de nuevos capitulos de una historia que no pese m¨¢s que el presente.