Bilbao celebra la hegemon¨ªa del rugby irland¨¦s
Leinster logra su cuarta Champions en los ¨²ltimos minutos (15-12) de una final agotadora que el Racing sobrellev¨® sin Machenaud y Carter, lesionados
El rugby espa?ol necesitaba una sonrisa para borrar aquella funesta tarde en Bruselas. Y Bilbao estuvo a la altura: lleno total, 53.289 entradas vendidas, 120.000 litros de cerveza que inundaron la ciudad en un ambiente sano y 100.000 aficionados que el alcalde Juan Mari Aburto defini¨® como "embajadores". La primera final de Champions que organiza un pa¨ªs fuera del Seis Naciones encumbr¨® al a?o perfecto del rugby irland¨¦s con el sufrido triunfo de su gran f¨¢brica, la dublinesa de Leinster, en un pa¨ªs con mimbres para tutear a los All Blacks tras su flamante Grand Slam.
Leinster iguala con su cuarta corona (2009,2011, 2012 y 2018) a Toulouse en la cima del rugby europeo de clubes. Un t¨ªtulo que confirma la resurrecci¨®n de Stuart Lancaster, el vilipendiado seleccionador con el que Inglaterra fracas¨® en su Mundial en 2015. Su labor como una suerte de entrenador adjunto ha sido crucial para fortificar la defensa en un equipo que suele brillar en ataque pero que ha necesitado hasta el ¨²ltimo placaje en una final sin ensayos. Y con ello refuerza la principal m¨¢quina de talentos del XV del Tr¨¦bol, que ha arrebatado la hegemon¨ªa del norte a Inglaterra. Cay¨® derrotado Racing, con la cabeza alta, y se quita la etiqueta de capricho de millonario con fichajes oce¨¢nicos. Nadie tiene m¨¢s jugadores de la casa en el Top 14 y han alineado a 12 franceses, el doble que en la final que perdieron en 2016.
Por momentos, a Racing le crecieron los enanos. La baja de su director de orquesta, el medio-mel¨¦ Maxime Machenaud, era quebradero suficiente. Hasta que Dan Carter se cay¨® de la convocatoria por una lesi¨®n de ¨²ltima hora; el legendario All Black se qued¨® sin su despedida so?ada antes de poner rumbo a Jap¨®n. Con el choque apenas iniciado, el 10 titular, el sudafricano Pat Lambie, agrandaba el parte de bajas. Antes de esto, los franceses ya eran la v¨ªctima propiciatoria en las apuestas.
La demostraci¨®n de car¨¢cter fue encomiable, liderada por un brillante Teddy Iribaren, que se meti¨® al p¨²blico en el bolsillo. Sin Lambie, el pateo era cosa suya. No tuvo problemas para encontrar los palos y le gan¨® la batalla territorial del kicking game a un maestro como Jonathan Sexton con patadas que desnudaron con frecuencia a la zaga irlandesa. Su gesti¨®n de los delanteros fue suficiente, evitando riesgos para que aguerridos obreros como Camille Chat causaran estragos en defensa. Su planteamiento es paradigma del futuro de Francia: f¨ªsico portentoso y talento en ciernes para defender a la selecci¨®n frente a la estelar competici¨®n local.
No hubo grandes r¨¦ditos ofensivos para Racing, pero hab¨ªan impuesto su lenguaje. Leinster sufr¨ªa para liberar el bal¨®n ante una defensa muy f¨ªsica que se adelantaba en cuanto hab¨ªa ocasi¨®n. Apenas sumaron puntos con un par de escaramuzas que terminaron en fuera de juego, pero la frustraci¨®n era palpable. El blue sea que tan feliz recibi¨® a los irlandeses perd¨ªa decibelios.
Las tablas al descanso (6-6) no calmaron a Leinster. Quisieron aceptar el envite de trincheras y renunciar a la cadencia a cambio de anotar desde donde se pudiera, pero las dos patadas de Sexton desde la medular no encontraron blanco. Y la primera fue un fiasco. Por m¨¢s que su
f¨¦rrea defensa estuvo a la altura, su fuerte era competir en talento y no en esfuerzo. Y ah¨ª radica el m¨¦rito de su victoria, en sobreponerse a su peor escenario y mantener el choque a tiro con una versi¨®n muy mejorable.
El di¨¢logo era un t¨ªmido intercambio de golpes de castigo a la espera de un ¨²ltimo susurro que evitase la pr¨®rroga. Y Leinster se march¨® a campo rival cuando el minutero se agotaba. Sin alardes, pero su delantera movi¨® suficiente a un rival agotado que por momentos se vio forzado a hacer el doble de placajes. Lleg¨® el golpe por fuera de juego y el capit¨¢n Isa Nacewa, el ala neozeland¨¦s que vale para todo, encontr¨® los palos en una patada que deb¨ªa ser un tr¨¢mite. Racing tuvo la ¨²ltima opci¨®n con el tiempo cumplido. Intimidados por la defensa rival, prefirieron jugarse rapidamente un drop lejano en busca del empate que arriesgarse percutiendo. La patada que debieron ejecutar Carter o Lambie le cay¨® a R¨¦mi Tal¨¨s, que se ech¨® los brazos a la cabeza mientras las banderas azules ondeaban con fuerza. Hubo cima irlandesa en San Mam¨¦s.
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