El llanto del diablo
El Toluca pierde la final de la Liga MX frente a Santos Laguna en su propio campo, el del Nemesio D¨ªez
Los de Toluca han tocado el olimpo dos veces y han ca¨ªdo con bruto estr¨¦pito. En dos meses disputaron el mismo n¨²mero de finales y las perdieron. Los diablos, como apodan al equipo, perdieron la Copa MX y este domingo la Liga MX. Entre los hinchas no logran entender c¨®mo su a equipo, orientado por el seis veces campe¨®n Hern¨¢n Cristante, se les esfum¨® la gloria.
El estadio Nemesio D¨ªez, cueva del Toluca, daba por un hecho que sus futbolistas vestidos de un impoluto rojo escarlata pod¨ªan revertir un 2-1 frente a Santos Laguna. Por las calles de la ciudad las familias se acercaban a comprar peluches de diablos caricaturizados e incluso hab¨ªa tiras carmes¨ª que se esforzaban en parecer chorizo, el embutido insigne. Los camiones, las bardas, todo estaba sonrojado. Cualquier camiseta del Bayern M¨²nich pod¨ªa ser adaptada. No hab¨ªa espacio para la crom¨¢tica verdiblanca del visitante.
Cada que juega el Toluca significa que del Mictl¨¢n-el infierno en la cosmovisi¨®n de los mexicas - los diablos pueden salir a pasearse, a comer un choripan, a cantar "?queremos una copa!". Cualquier forma que remita a Lucifer era bien recibida en las tribunas del Nemesio D¨ªez. Por all¨ª deambulaban las m¨¢scaras m¨¢s grotescas para apoyar a los locales.
El hincha de Toluca le ped¨ªa a su plantel que dejara atr¨¢s la Copa MX que perdieron de forma inaudita frente al Necaxa: un gol en propia a minutos ag¨®nicos. Eso se lo pod¨ªan perdonar y pod¨ªa estar compensado con esa Liga MX frente a Santos Laguna, equipo al que ya le hab¨ªa ganado dos veces una final (2000 y 2010). Necesitaban hacer dos goles para gozar de lo lindo, pero les anotaron un gol antes de los 10 minutos. Cualquier tipo de estrategia de Cristante se colaps¨®.
La gente se mantuvo estoica. Del estadio se consumi¨® toda un arsenal de p¨®lvora y fuegos artificiales. Si no era eso, eran los tambores o las bufandas ondeantes. La perra brava, su grupo de animaci¨®n principal,hizo lo que parece rutina en cada partido: quitarse la camiseta para, de alguna forma, gritar m¨¢s c¨®modos. Cualquier pr¨¢ctica esot¨¦rica era v¨¢lida, incluso rezar.
Los locales se aferraban a un partido de ¨¦pica en la que su diablos necesitaban hacer dos goles para irse a la pr¨®rroga. Consiguieron uno y nada m¨¢s. El impulso se ahog¨® en el silbatazo final. Los hinchas escarlatas se mantuvieron en las gradas, sus jugadores tomaron rumbo a los vestuarios, sin ver la celebraci¨®n del rival. Dejaron ir la oportunidad para hacer v¨¢lido su primer lugar en el torneo regular, para hacer efectiva la grandeza de Cristante. Fue la ¡®vendetta¡¯ de Santos Laguna con Robert Siboldi, un entrenador con apenas 32 partidos en Primera Divisi¨®n. Fue su redenci¨®n; para los de Toluca, la peor penitencia.
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