Iniesta deja la selecci¨®n: ¡°No ha sido la despedida que yo so?aba¡±
Hierro dej¨® en el banquillo al l¨ªder espiritual de Espa?a, como hizo Del Bosque con Xavi en el Mundial de 2014 y con Casillas en la Eurocopa de 2016
El destino de los tres pr¨®ceres m¨¢ximos de la selecci¨®n espa?ola conduce al banquillo. Con lo que eso supone en el c¨®digo del f¨²tbol, donde la suplencia repentina en un torneo lanzado equivale al castigo p¨²blico, m¨¢s aun cuando se trata de un jugador de jerarqu¨ªa. Puskas, Pel¨¦, Cruyff, Maradona, Ronaldo Nazario y Zidane, los gigantes que precedieron a la gran generaci¨®n espa?ola en la historia del f¨²tbol, gozaron de todos los minutos con sus selecciones en el campo de juego. Compitiendo. En su ley. Como merec¨ªa su contribuci¨®n. Pero Espa?a fue y sigue siendo diferente. Primero descabezaron a Xavi, el estratega, el ide¨®logo, en el Mundial de 2014; despu¨¦s sentenciaron a Casillas, el capit¨¢n, en plena Eurocopa de 2016; y finalmente apuntaron a Iniesta. La imagen cabizbaja del h¨¦roe de Johannesburgo caminando por los pasillos del estadio Luzhniki, p¨¢lido y triste como un reo, al salir a calentar, se inscribir¨¢ en los anales de los d¨ªas m¨¢s penosos de La Roja.
"No hemos estado a la altura. No ha sido la mejor despedida, la que yo esperaba. El f¨²tbol y la vida son as¨ª", concedi¨® el manchego tras caer en los penaltis. "El entrenador toma las decisones y mira lo mejor para el equipo. Espero que en el futuro aprendamos de esta experiencia. Para m¨ª, la selecci¨®n se termin¨®".
Fernando Hierro, seleccionador accidental de Espa?a en Rusia tras la destituci¨®n de Julen Lopetegui a tres d¨ªas del comienzo de la competici¨®n, arranc¨® su mandato estableciendo tres principios. Primero, que se hac¨ªa cargo de un proyecto cuyos ¡°derechos de autor¡± correspond¨ªan al destituido Lopetegui, cuesti¨®n que le convert¨ªa a ¨¦l en un mero gestor del detalle. Segundo, que la selecci¨®n era ¡°una familia¡± que jam¨¢s dejar¨ªa ¡°tirados¡± a sus miembros, argumento que emple¨® de forma concluyente para defender al portero, David de Gea, despu¨¦s del asombroso error que concedi¨® un gol ante Portugal. Tercero, que conservar¨ªa el estilo que permiti¨® a la selecci¨®n lograr dos Eurocopas y un Mundial entre 2008 y 2012, porque, se?al¨®, ¡°el estilo no se negocia¡±.
Hierro tard¨® tres partidos en rebatir sus tres principios. A la primera ocasi¨®n de cruce eliminatorio. No solo cambi¨® por completo la estructura del equipo de Lopetegui sino que lo hizo se?alando como culpable principal del mal juego de la selecci¨®n en la fase de grupos a Andr¨¦s Iniesta, s¨ªmbolo del estilo que permiti¨® a Espa?a conquistar la Copa en 2010. Hierro record¨® en eso a Vicente del Bosque, que sent¨® a Xavi y a Casillas en pleno torneo. En Brasil, tras la derrota contra Holanda (5-1) en la primera jornada, Del Bosque mand¨® al banquillo a Xavi Hern¨¢ndez no para enfrentar a Rusia (actual n¨²mero 70 del r¨¢nking FIFA) sino a Chile, la futura campeona de Am¨¦rica. Lo recordaron los veteranos en la concentraci¨®n de Krasnodar, que observan desde hace d¨ªas c¨®mo en los entrenamientois se orgainza todo para acomodar a Diego Costa en el esquema t¨¢ctico. Sus sospechas no fallaron.
Resultaron extra?as las palabras de Juli¨¢n Calero, t¨¦cnico de f¨²tbol ayudante de Hierro y polic¨ªa municipal de Madrid en la excedencia, cuando apareci¨® ante las c¨¢maras de Cuatro antes del partido para justificar las decisiones de su jefe. ¡°Con esta alineaci¨®n se conserva la identidad de Espa?a¡±, dijo Calero, como si la identidad del toque pudiera mantenerse con un ejercicio de voluntarismo, sustituyendo a los maestros por otros con un sentido menos fino para jugar a eso.
Sobre el papel de la ficha, los cambios fueron Iniesta por Asensio; Thiago por Koke; y Carvajal, el mejor lateral derecho que existe para este modelo de f¨²tbol, por Nacho, un central reconvertido. En el campo las transformaciones resultaron m¨¢s profundas todav¨ªa: Isco hizo el trabajo de Iniesta como organizador, Asensio ejerci¨® de Silva; y Silva actu¨® como lo hab¨ªa hecho Iniesta. Una improvisaci¨®n descomunal. El ¨²nico que pareci¨® seguro de su labor inamovible fue Costa, que, como contra Marruecos, estuvo desaparecido. Remat¨® una sola vez a puerta en medio de un mont¨®n de defensas rusos.
En la noche triste de Maracan¨¢ el seleccionador Del Bosque prefiri¨® eximirse del acto pol¨ªticamente correcto de la rectificaci¨®n sacando a jugar a un jugador dolido. En la segunda mitad dej¨® a Xavi sentado y dio entrada, curiosamente, a Koke por Alonso. M¨¢s le?a al fuego. En Mosc¨², Hierro s¨ª meti¨® a Iniesta mediada la segunda parte. Cuando el agua llegaba al cuello de los espa?oles. Lo cambi¨® por Silva, otro veterano que desde hace tiempo siente que tambi¨¦n dejan de creer en ¨¦l. Result¨® ir¨®nico que el primer remate limpio de Espa?a en todo el partido fuera de Iniesta. Tir¨® desde fuera del ¨¢rea junto a la base del palo derecho de Akinfeev, a los pocos minutos de entrar. Par¨® el portero.
Cumplido el tiempo reglamentario, Hierro se acerc¨® a Iniesta para hacerle indicaciones t¨¢cticas. El manchego lo mir¨® mientras beb¨ªa agua. Parec¨ªa estar bebiendo agua no de un botell¨ªn de pl¨¢stico, sino de las mismas fuentes del Tajo en alg¨²n lugar remoto de la Sierra de Albarrac¨ªn. Cuando concluy¨® el primer cuarto del tiempo adicional los ¨¢nimos estaban por el suelo. Hierro se uni¨® a la montonera a pegar voces y hacer gestos como pidiendo a los jugadores que movieran r¨¢pido la pelota. La vehemencia del t¨¦cnico choc¨® con la desbandada a su alrededor. Se fueron todos a buscar botellines. Solo Isco permaneci¨® mir¨¢ndole.
La tanda de penaltis, sentenci¨® lo que ya estaba sentenciado en el coraz¨®n del equipo. Iniesta meti¨® el primer penalti y abandon¨® el campo llorando de rabia bajo un repentino chaparr¨®n. Rehuyendo a Hierro, todo lo discretamente que pudo, mientras el entrenador iba tras los futbolistas para abrazarlos.
Fue un d¨ªa hist¨®rico, por negro, para el f¨²tbol espa?ol. Fue el ¨²ltimo partido de Andr¨¦s Iniesta con la camiseta nacional. Tambi¨¦n fue el primer partido oficial de un gran torneo al que asisti¨® su majestad Felipe VI en condici¨®n de rey de Espa?a.
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