Peter Sagan atrapa a Gaviria el amarillo fugaz del Tour de Francia
Ca¨ªda del colombiano en los ¨²ltimos kil¨®metros que le impide disputarle la victoria al campe¨®n del mundo. Luis Le¨®n se rompe el codo y abandona
Hay d¨ªas en los que los ciclistas son bolos arrollados por una bola lanzada desde una mala curva que, por mucho que lo intente, nunca derriba a todos. Siempre queda un grupito de pie. De entre ellos sale el ganador de la etapa, que en los ¨²ltimos a?os suele llamarse Peter Sagan y goza de una particularidad: es siempre el bolo m¨¢s colorido.
Se sabe que corre en un equipo porque, entre par¨¦ntesis, despu¨¦s de su nombre siempre se a?ade Bora-hansgr?he. Pero pocas veces se le ha visto con el mismo maillot oscuro que sus compa?eros. Cuando no viste de arco¨ªris, y lleva ya tres a?os seguidos haci¨¦ndolo, como campe¨®n del mundo imbatible, suele hacerlo de verde, como l¨ªder de las clasificaciones de la regularidad, y tambi¨¦n de amarillo, como hizo el domingo, nada m¨¢s terminar la segunda etapa, que gan¨®. Su primera victoria en el 105? Tour; la novena en los siete Tours en los que ha corrido desde que empez¨® en esto, a los 22 a?os. Y en cinco de ellos termin¨® de verde.
Antes de salir, cuando ya todos, ya sudorosos antes de empezar a pedalear, se quejaban del calor pesado y h¨²medo de la regi¨®n, Patxi Vila, el director de Sagan explicaba que su chico nunca hab¨ªa sido un sprinter de llegadas masivas, que era como Tom Boonen, que ganaba cuando alguno de los especialistas fallaba y, sobre todo, cuando se llegaba en grupos reducidos a la meta. El sprint de La Roche-sur-Yon lo disputaron media docena de especialistas, y Valverde estaba con ellos, porque los dem¨¢s estaban en el suelo, oyendo crujir sus huesos y sus maldiciones, proferidas desde el quemante asfalto en el que se hab¨ªan visto sin darse cuenta a poco menos de dos kil¨®metros de la llegada. Uno de ellos era el fenomenal Fernando Gaviria, el ¨²nico al que Sagan teme de verdad, el futuro que le borrar¨¢. De amarillo en el suelo no dur¨® ni dos d¨¦cimas de segundo. Cay¨® y como si rebotara se levant¨® y busc¨® r¨¢pido su bici para volver a la pelea, ya tarde.
Los equipos invierten en ordenadores y en modelos matem¨¢ticos y en tratamiento de datos y calculan las posibilidades, cercanas a cero, de que un fugado llegue a meta. Los ciclistas no se fijan en ellas. Piensan en su madre enferma, en su chica o en su chico, y todas las ma?anas, con la persistencia de S¨ªsifo, empiezan de nuevo su camino de dolor. Los aficionados se ponen en los ojos la mirada de ni?o con la que empezaron a adorar a los ciclistas y llenan las cunetas de suspiros cuando ven pasar a Sylvain Chavanel, un hombre en fuga, solo, al que saben condenado sin necesidad de ecuaciones. Chavanel, de 39 a?os, el franc¨¦s que personific¨® el concepto tan complicado del ciclismo de dos velocidades hace m¨¢s de una d¨¦cada, se ha cortado el pelo y se lo ha te?ido de gris para parecer m¨¢s viejo y para disputar su 18? Tour de Francia, m¨¢s que ning¨²n otro corredor en la historia, y se emocion¨® en su especie de despedida. Los aficionados le aplaudieron, y lloraron por los ca¨ªdos.
No todos los ciclistas son bolos de goma que rebotan contra el suelo y se ponen en pie. Luis Le¨®n S¨¢nchez se puso de pie largos minutos despu¨¦s de caerse y cuando lo hizo se dio cuenta de que no pod¨ªa seguir. Contra el asfalto se rompi¨® el codo izquierdo y cuatro costillas. Tuvo que retirarse.
Luis Le¨®n, el mulo de Mula como se le llamaba a principios de siglo, cuando, en la misma generaci¨®n que Alberto Contador, comenz¨® con el profesionalismo, es un cl¨¢sico del ciclismo espa?ol en el Tour cuya ausencia va a perjudicar a un dan¨¦s. Hombre clave del Astana de Jakob Fuglsang, el favorito en el que solo creen en Copenhague y alrededores, fue a retirarse justamente la v¨ªspera de la contrarreloj por equipos. Su Astana, as¨ª castigado, partir¨¢ con siete corredores solo. La p¨¦rdida les doler¨¢.
Despu¨¦s de la contrarreloj, 35 kil¨®metros alrededor de Cholet, es probable que Gaviria, con mejor equipo que Sagan, vuelva al amarillo. El resto ser¨¢n cuentas y ecuaciones.
¡°No tengo miedo de nada¡±, dijo Sagan, el que siempre queda en pie. ¡°Bueno, s¨ª, a veces¡ Pero una cosa os digo, no es m¨¢s seguro el Tour con equipos de ocho corredores que con equipos de nueve. El problema no es el n¨²mero, sino el ciclista¡±.
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