Molinari conquista el Open Brit¨¢nico y Tiger Woods es sexto: gana el golf

Hay ocasiones en las que la historia la engrandece el perdedor. El Open Brit¨¢nico de 2009 en Turnberry no ser¨¢ nunca recordado por que lo ganara Stewart Cink, sino por que lo perdiera Tom Watson con 59 a?os, dejando escapar la posibilidad de destrozar el r¨¦cord de ganador m¨¢s veterano de un grande. El Open Brit¨¢nico de 2018 en Carnoustie no ser¨¢ recordado tanto por la primera victoria de un italiano en un grande, la de Francesco Molinari, como por el regreso de Tiger Woods a la ¨¦lite despu¨¦s de 10 a?os envuelto en una pesadilla de lesiones y autodestrucci¨®n.

Las palabras de Tiger al final de la batalla descargaron toda esa carga emocional con la que se vivi¨® la ¨²ltima jornada. ¡°Les dije a mis hijos que lo intent¨¦, que esperaba que estuvieran orgullosos de su pap¨¢ por intentarlo tanto como lo hice. Ellos me abrazaron. Saben lo mucho que significa para m¨ª. He ganado muchos torneos en mi carrera, pero ellos no se acuerdan de ninguno. Lo ¨²nico que han visto es mi esfuerzo y mi dolor. Ahora quieren que juegue al f¨²tbol con ellos. Y es un sentimiento fant¨¢stico¡±.

El ganador de 14 grandes deseaba esa Jarra de Plata que bes¨® Molinari m¨¢s que nadie. Por volver a ganar un grande a los 42 a?os, 10 despu¨¦s del ¨²ltimo, por retomar la carrera por la historia que hab¨ªa dejado a mitad con Jack Nicklaus (18 laureles), por demostrarse a s¨ª mismo y al mundo que hab¨ªa vuelto cuando nadie, ni siquiera ¨¦l, estaba seguro de ello. Y por sus hijos, claro, que han visto al padre enfermo pero no al inmenso campe¨®n que fue.

Ese deseo vital de Tiger es lo que revaloriza m¨¢s el triunfo de Molinari ¡ªocho golpes bajo par, dos de ventaja sobre Justin Rose, McIlroy, Kisner y Schauffele, tres sobre Tiger, cuatro sobre Spieth¡ª. Y la salud del golf en general. Con Woods entre los aspirantes, cualquier copa vale el doble. La que celebr¨® el italiano, que a los 35 a?os junta su primer grande a cinco triunfos en el circuito europeo y otro en el estadounidense, tiene un m¨¦rito may¨²sculo. Molinari fue un pedazo de hielo, capaz de no cometer ning¨²n bogey en las dos ¨²ltimas jornadas: seis birdies el s¨¢bado y dos el domingo en un campo azotado por el viento que sol¨® dej¨® bajar del par a 14 golfistas. Compartiendo adem¨¢s partido con Tiger Woods y con un pelot¨®n detr¨¢s de ¨¦l, con dos capitanes como Jordan Spieth y Rory McIlroy a la cabeza, m¨¢s Justin Rose, Kuchar, Schauffele, Pepperell... Hab¨ªa que tener el pulso muy firme para no verse atrapado en esa locura. Todo parec¨ªa escrito para un duelo de s¨ªmbolos. Tiger contra Jordan, Woods contra Spieth, el boina verde de 42 a?os contra el nuevo ¨ªdolo de 24. Y por momentos as¨ª fue.

¡®Caddie¡¯ espa?ol

Tiger se hab¨ªa vestido de rojo, como cualquier domingo de caza. Se concedi¨® ya una opci¨®n de birdie en el primer hoyo, lo abroch¨® en el cuarto, como el d¨ªa anterior, y cuando en el seis hizo otra vez bingo Spieth cargaba con el bogey en el cinco. Segu¨ªa Woods agresivo, seguro, fiable, sin pasar muchos apuros. Y cuando aparec¨ªa una trampa, como los b¨²nkers del ocho y el 10, sacaba un poco de arte. La tabla se hab¨ªa dado la vuelta y Tiger ya era l¨ªder en solitario a mitad de la jornada. Nervios y m¨¢s nervios. ¡°Me sent¨ª como en los viejos tiempos¡±, dijo luego, ¡°exactamente igual¡±.

En los viejos tiempos, Tiger no hubiera dejado escapar la presa. El resto se hubiera rendido. Pero los tiempos ya no son los mismos. Woods lo descubri¨® en el hoyo 11 cuando su bola vol¨® hasta el p¨²blico, fall¨® luego un globo y un putt. En los 30 hoyos anteriores solo hab¨ªa cargado un bogey. En el 11 sum¨® un doble, y otro bogey en el 12. Se hab¨ªa acabado su sue?o. ¡°Hay que ponerlo en perspectiva¡±, se conform¨® Tiger, que dijo que compartir¨ªa la frustraci¨®n en una charla telef¨®nica con su amiga Serena Williams, que perdi¨® la final de Wimbledon.

La batalla se jugaba ya en otro lado ante la expectaci¨®n de 172.000 espectadores, r¨¦cord de un Open en Carnoustie. Cuando Tiger y Molinari entraron en el green del 18, la ovaci¨®n fue de gala. Al campe¨®n eterno y al que iba a estrenarse. Tiger cerr¨® el torneo con mal sabor de boca y un putt fallado que le hizo quedarse en el sexto lugar, a tres golpes del l¨ªder. Es su mejor clasificaci¨®n en un grande desde el tambi¨¦n sexto puesto en el Open de 2013, y su pasaporte entre los 50 mejores del mundo por primera vez en tres a?os y medio.

Molinari acab¨® como hab¨ªa jugado los dos ¨²ltimos d¨ªas (65 golpes y 69). A lo maestro, con un birdie y un abrazo a su caddie, el guipuzcoano Pello Iguar¨¢n. Ambos a¨²n ten¨ªan que esperar a que acabara la jornada para celebrar el ¨¦xito. El de Molinari, la primera cumbre de un italiano en un grande y su ingreso en el top ten mundial (sexto). El de Iguar¨¢n, el primer triunfo de un caddie espa?ol en un major ¡ªSeve y Olaz¨¢bal ten¨ªan ayuda extranjera¡ª. Entonces, al final, Tiger les contaba a sus hijos que no pudo ser, pero que lo seguir¨¢ intentando.

Clasificaci¨®n completa del Open Brit¨¢nico.