El agujero de Cristiano
Nada produce m¨¢s desasosiego que un hueco. No digamos si es del tama?o del delantero portugu¨¦s, que se fue a la Juventus y dej¨® detr¨¢s un cr¨¢ter fe¨ªsimo
Fichar es uno de los placeres que el f¨²tbol se concede peri¨®dicamente, quiz¨¢ para recordarse a s¨ª mismo por qu¨¦ es el deporte con m¨¢s seguidores del mundo. Si quitamos la escasez de t¨ªtulos, o su p¨¦rdida cuando estaban al alcance, no gastar dinero en sonados fichajes es una de las frustraciones m¨¢s t¨ªpicas de las aficiones de los grandes equipos. Jugar de pena queda ya a mucha distancia, salvo en casos muy particulares de futboleros a los que el juego poco elaborado, demasiado directo, crudo, los hace llorar por las noches. Su actitud sugiere que prefieren perder, tras una clase de est¨¦tica, que obtener un buen resultado a cualquier precio.
Conozco a gente a la que, despu¨¦s de una dura temporada, el verano la reconcilia con el f¨²tbol, pues comienza el per¨ªodo de fichajes y se entretiene con las altas y las bajas, y la idea de que, con la pintaza de la nueva plantilla, los t¨ªtulos caer¨¢n del lado correcto. Llegar a la primera jornada, rebosantes de confianza, simboliza otro de los placeres que nos concede este deporte, dependiente much¨ªsimas veces de confiar en el futuro. Ir de compras, en busca de estrellas, o de jugadores que lo ser¨¢n dentro de un par de a?o, y que casi nadie lo sabe, deja paso a uno de los momentos m¨¢s divertidos de la temporada. Cuando hay suerte, las compras se convierten en una aventura con final feliz, y casi inesperado. Hab¨ªa una sastrer¨ªa en un pueblo gallego en la que entrabas y te pon¨ªas a mirar el g¨¦nero, como si te interesase hacerte unos pantalones o una chaqueta, y cuando el sastre te preguntaba qu¨¦ quer¨ªas comprar, le susurrabas que un paquete de Winston americano, porque que debajo tanta parafernalia tambi¨¦n vend¨ªa tabaco de contrabando.
Fichar como se quiere exige no solo dinero, sino tambi¨¦n oportunidad. Mucho se habla estos d¨ªas de la situaci¨®n tan particular del Madrid, en otros veranos siempre pendiente de contratar al mejor jugador. Y car¨ªsimo. Hoy el club permanece en una aparente espera, haciendo como si no necesitase fichar. Imagino el desasosiego de algunos aficionados. ?Qu¨¦ te pasa, Florentino?, se dicen. Enfrentan el reto de vivir sin Cristiano. ?C¨®mo se pal¨ªa su agujero? Nada produce m¨¢s desasosiego que un hueco. No digamos si es del tama?o del delantero portugu¨¦s, que se fue a la Juve y dej¨® detr¨¢s un cr¨¢ter fe¨ªsimo. Nuestra naturaleza soporta dif¨ªcilmente los agujeros. En Cr¨ªmenes ejemplares, de Max Aub, donde decenas de asesinos relatan sus homicidios, a menudo sobre un m¨®vil rid¨ªculo, hay un se?or que admite haber matado a un amigo porque no le devolvi¨® un libro. "?Me neg¨® que le hubiera prestado aquel cuarto tomo¡! Y el hueco en la hilera, como un nicho", dec¨ªa. No hay que dejar un orificio a la vista. Es lo primero que encuentran los ojos, aunque no lo busquen. Por eso el Madrid va a tener que hacer algo, no s¨¦ el qu¨¦, para que sus seguidores no se est¨¦n fijando todo el tiempo en que Cristiano no est¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.