Para Messi no hay fronteras
El azulgrana, idolatrado con febrilidad en T¨¢nger, supera a la zaga del Sevilla mediante el pase


Camino al estadio, con una humedad y un calor achicharrante, los tangerinos dedicaban un grito a modo de pregunta a cualquier aficionado que supon¨ªan que no era marroqu¨ª, seguido de una exclamaci¨®n. ¡°?Bar?a?¡±, inquir¨ªan primero con una sonrisa. Y, si la respuesta era asertiva, completaban: ¡°?Messi!¡±. Dos palabras que transmit¨ªan una pasi¨®n exacerbada como se demostr¨® en el campo.
Hab¨ªa una frontera, l¨®gica, que era la geogr¨¢fica porque el duelo se disput¨® en T¨¢nger. La otra la dispuso el Sevilla, que jugaba con un atrevido 3-5-2 en ataque pero que en muchos los momentos pas¨® a ser 5-3-2 por la posesi¨®n en campo ajeno del Bar?a. As¨ª, el equipo de Valverde ten¨ªa dos aduanas que cruzar para conquistar la Supercopa. Nada que incordiara a Messi, que no entiende de muros porque todo T¨¢nger le anim¨® del mismo modo que tampoco tuvo demasiados apuros para resquebrajar al rival con el pase. Entre otras cosas porque no hac¨ªa sprints largos ni jugadas hom¨¦ricas con repetici¨®n de quiebros porque a¨²n est¨¢ cogiendo color y forma. No estaba para muchos trotes pero, inteligente como es, decidi¨® hacer f¨¢cil lo dif¨ªcil. Algo posible porque el 10 no solo tiene pies sino que juega con la cabeza, capaz de escudri?ar los agujeros que ofrece el rival. Y, sin correr demasiado, le bast¨® con la entrega en profundidad para hacer tiritar al Sevilla, despu¨¦s rematado por Demb¨¦l¨¦ y Ter Stegen, que par¨® un penalti a Ben Yedder.
Messi se explic¨® en la primera ocasi¨®n que recibi¨® el esf¨¦rico porque, tras el control orientado, puso la pelota al hueco, a la carrera de Alba. Poco despu¨¦s, repiti¨® maniobra pero al costado derecho, donde Semedo devoraba metros. Pero ambos centros se perdieron en el ¨¢rea, sin un rematador oportuno. Por lo que a la siguiente jugada, en un saque de esquina en corto, le gan¨® la espalda al rival, recibi¨®, gir¨® y pis¨® ¨¢rea para chutar. No pudo con Vaclik, una fatalidad que copi¨® Luis Su¨¢rez en varias ocasiones con disparos tibios y a las manos del portero, tambi¨¦n lejos de los tres palos. Pero nada desalentaba a los aficionados, todos ataviados con su camiseta del Bar?a, inclinados de forma abrumadora por lo azulgrana. Bastaba una imagen del 10 en el videomarcador, un toque sencillo o un saludo con la mano para que desatara la locura en el Stade Ibn Battouta. Por lo que la falta que le hicieron en la frontal, antes del entreacto, pareci¨® un aviso s¨ªsmico. Leo plant¨® la bola, se sec¨® la frente con la camiseta, dio cinco pasos para atr¨¢s y solt¨® un latigazo seco y raso que se estamp¨® en el poste y despu¨¦s en la espalda de Vaclik para caer a las botas de Piqu¨¦. Y de ah¨ª, a gol.
Agotado porque no llevaba minuto alguno en los partidos de pretemporada ¡ªse sum¨® tarde al grupo como el resto de mundialistas¡ª, Messi redujo su participaci¨®n en la segunda mitad, encimado casi siempre por Roque Mesa. La tuvo, sin embargo, con otro lanzamiento de falta, esta vez bien despejado por Vaclik, y un par de remates que se estrellaron en la defensa rival. Sin ¨¦xito en esta suerte, regres¨® a su plan inicial, el del pase al hueco. Como ese que le regal¨® a Demb¨¦l¨¦, que chut¨® demasiado centrado. O como esa otra por encima de la defensa que Alba no alcanz¨®. Incluso esa otra que se la dio a Su¨¢rez, que no pudo con el portero y que el rechazo fue a parar a sus botas, pero, por una vez, a Leo se le hizo chica la porter¨ªa o grande el guardameta.
El t¨ªtulo 33 de Leo
Todo lo contrario le ocurri¨® a Demb¨¦l¨¦. Fue cuando Messi recibi¨® como trescuartista, prosigui¨® con un control orientado y le dio el pase al franc¨¦s ¡ªcoreado por la grada con un pegadizo ¡°?Allez, Demb¨¦l¨¦!¡±¡ª, que se perfil¨® para el disparo y sac¨® un trallazo que bes¨® la escuadra antes de alojarse en la red. Tembl¨® el estadio y casi T¨¢nger, explosiva felicidad que con los minutos, de nuevo, se resumi¨® en un grito: ¡°?Messi!¡±. Y m¨¢s cuando el 10, ya capit¨¢n tras el adi¨®s de Iniesta, subi¨® los escalones para recibir la Copa. Dio tantas manos como gracias y, ya con el trofeo, lo levant¨® y ofreci¨® su mejor sonrisa que repiti¨® con el equipo a pie de c¨¦sped y con la serpentinas doradas de campeones. No hubo pues, una frontera que pudiera con Leo. ¡°?Su t¨ªtulo n¨²mero 33? No s¨¦ me parecen muchos¡±, brome¨® Valverde. ¡°Si alguien pod¨ªa llegar a una marca de este tipo, es ¨¦l. Todo el mundo disfruta con ¨¦l y esperamos que ese n¨²mero siga aumentando. Poder ver a Messi y lo que hace es un privilegio¡±. ¡°Es un lujo jugar al lado del mejor del mundo¡±, a?adi¨® Arthur. ¡°Tenerle cerca te da m¨¢s ganas de jugar, ilusiona¡±.
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